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Iglesias en venta – entre lo sagrado y lo profano

La iglesia neoapostólica de Le Locle encontró enseguida un comprador. (bollinger-immobiler.ch) bollinger-immobilier.ch

Vender la casa de Dios a otras comunidades religiosas o a personas privadas ha dejado de ser un tabú en muchos países europeos. El fenómeno comienza a difundirse también en Suiza, aunque todavía es poco frecuente.

Las reacciones de protestantes y católicos frente a esta tendencia son muy diferentes.

“Bienvenidos a mi nueva casa”. Philippe Saltarski nos recibe con una amplia sonrisa en su domicilio de Le Locle, en las montañas de Neuchâtel. Nos encontramos en la que hasta hace pocos meses era una iglesia de la comunidad neoapostólica de la región y que el joven ejecutivo compró en diciembre por el precio de 280.000 francos suizos. Para la confraternidad, confrontada con vertiginoso descenso del número de feligreses (de 100 a 20 en pocos años), el mantenimiento del edificio se había hecho demasiado costoso.

La misma suerte vivió en 2005 el templo evangélico San Leonardo de San Gall, vendido a un arquitecto por ‘sólo’ 400.000 francos. La renovación del edificio requería varios millones de francos. Demasiados, a decir de la comunidad religiosa, para una iglesia que desde hace tiempo ya no se utilizaba con fines litúrgicos.

Alejamiento de la Iglesia

El alejamiento de los lugares de culto es una tendencia que desde hace varios años se está difundiendo en toda Europa. Sobre todo en Inglaterra, Alemania y Holanda las iglesias y capillas se han puesto a disposición con múltiples fines: se han convertido en museos, bibliotecas, salas de cine, discotecas y hasta en mezquitas.

Es un fenómeno que también se observa en Suiza, aunque por el momento solamente de forma marginal. “Preferimos mantener el templo y utilizarlo también para otras actividades, como conciertos o exposiciones”, explica a swissinfo Simon Weber, portavoz de la Federación de Iglesias Protestantes de Suiza (FEPS). “La venta es una excepción”, añade el Walter Müller, agregado de prensa de la Conferencia Episcopal Suiza (CES).

La realidad es que en el transcurso de treinta años las dos grandes confesiones del país han perdido cada vez más terreno: si en 1970 el 95% de los suizos se declaraba católico o protestante, en el año 2000 su número se redujo en un 20%. Y con ello también los recursos económicos a disposición.

“Más que la disminución de fieles en las iglesias, lo que deja despobladas a las parroquias es la falta de párrocos”, subraya Müller. “Entonces tenemos que pensar en nuevas finalidades para los lugares de culto y en un futuro la venta puede ser efectivamente una alternativa”. Pero no a cualquier precio. Esto es lo que opina al menos la comunidad católica en Suiza.

Los católicos adoptan medidas

El pasado mes de julio la CES emitió una serie de recomendaciones destinadas a los centros eclesiásticos que cambien de finalidad. El objetivo es evitar que se banalice los lugares de culto: “Incluso desconsagradas, las iglesias y capillas conservan su significado simbólico y litúrgico para los feligreses”, afirma Walter Müller. “Por consiguiente, queda descartado venderlas si no hay garantías de que su nueva utilización es compatible con la Iglesia cristiana y sus principios éticos”.

Se da prioridad a la misión pastoral de los edificios vendiéndolos a comunidades hermanas (como en el caso del convento de capuchinos de Arth, en el cantón de Schwyz, cedido a la iglesia ortodoxa cristiana).

De no ser factible, las recomendaciones contemplan la posibilidad de una enajenación ‘profana’, pero únicamente con fines culturales y sociales determinados que respeten la ética cristiana. “No queremos iglesias transformadas en discotecas”, puntualiza el portavoz de la CES. Ni tampoco en mezquitas, ya que las recomendaciones, en principio, excluyen la venta a miembros de otras religiones.

Es más, “si no existiera otra solución conforme a la sacralidad de nuestro credo, es preferible destruir los lugares de culto antes que cederlos”, precisa Müller.

Un problema inexistente

El problema no se plantea para la iglesia protestante: “Como no se nos pide vender nuestros templos ni tampoco existe una real necesidad de hacerlo, no veo razón para emitir directrices en ese sentido. Si se presenta una situación concreta, la afrontaremos llegado el momento”, afirma el portavoz de la FEPS.

La comunidad neoapostólica no impuso condición alguna a Saltarski respecto a la utilización de la iglesia que le ha vendido. El joven ya ha pensado en cómo transformarla en una vivienda espaciosa, en la que quizá reservará un espacio para un pequeño bar.

El único que no parece haber digerido su idea ha sido el banco que se niega a concederle un crédito para las obras. El argumento: la renovación de una iglesia con fines privados es un “proyecto demasiado atípico”.

swissinfo, Anna Passera

Según el dictamen de la comunidad católica, antes de vender o cambiar la finalidad de un lugar de culto hay que desacralizar el lugar.

La desacralización se realiza durante una celebración litúrgica.

Los protestantes, en cambio, no prevén ninguna ceremonia de esta índole porque no conciben los templos como lugares sagrados.

Religiones en Suiza en el año 2000, según la Oficina Federal de Estadística:

42% católicos (-7% respecto a 1970)
35% protestantes (-12%)
11% sin confesión (+10%)
4,3% musulmanes (+4%)
0,2% hebreos (-0,1%)

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