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Industrias contra las cuerdas entre el ajuste y la recesión en Argentina

«Sin consumo, empezamos a morir de a poco», resume Gustavo Ávalos, dueño de una fábrica de tintas industriales en Avellaneda, con las máquinas paradas por el desplome de ventas en Argentina mientras los costos no paran de aumentar.

La situación de este empresario de la periferia sureste de Buenos Aires se repite a lo largo del vasto cordón fabril bonaerense, donde a la caída de ventas se suma un alza de hasta 500% de las tarifas de luz y gas cuando la inflación anual roza el 290%.

La actividad económica lleva cuatro meses consecutivos de caída hasta febrero, último dato oficial disponible. 

Como Tintas Opalo, otras pequeñas y medianas empresas (pymes) están en zozobra en el marco de la desregulación económica y apertura de importaciones que impulsó el gobierno del ultraliberal Javier Milei.

«Algunas no pueden pagar sueldos, otras tampoco alquileres. El panorama es desalentador. Yo puedo aguantar un año, después veremos», dijo este empresario que piensa que aún no se vio «lo peor, porque la gente tiene ahorros».

En su caso las ventas cayeron un 70% en diciembre, merma que se recortó a 40% en marzo.

Los pocos pedidos hacen innecesario utilizar las flamantes envasadoras automáticas que compró en diciembre y siguen enfundadas como una joya en el medio del taller. 

«Envasan unos 8.000 frascos diarios», cuenta orgulloso Ávalos. «Pero volvimos a envasar a mano para no suspender a nadie», agregó.

– De remate –

Las tasaciones de maquinarias para remate se incrementaron a un ritmo frenético, dijo a la AFP Adrián Mercado, de la empresa homónima líder en subastas.

«Hacemos una decena diaria para pymes que se desprenden de maquinaria para capear el temporal. No hay compradores, terminan liquidadas como chatarra», señaló.

El Indec reportó que la caída de la actividad fue de 3,2% en febrero contra igual mes de 2023. La baja golpeó especialmente a los rubros industriales, sobre todo manufacturas y construcción. 

La cámara que reúne a medianos empresarios, CAME, estimó que en marzo el derrumbe de la producción manufacturera llegó al 11,9% interanual. En el primer trimestre los principales rubros fabriles cayeron 20% respecto al trimestre anterior.

«Las pymes no ven un piso en el corto plazo», expresó CAME. Las grandes industrias tampoco.

La siderúrgica Acindar, del grupo ArcelorMittal, detuvo por un mes la producción de sus cuatro plantas en marzo para asimilar una caída del 40% en la venta de acero.

El Fondo Monetario Internacional vaticinó que la economía argentina se contraerá 2,8% este año y se recuperará 5% en 2025.

– A media máquina –

En Caseros, periferia oeste de Buenos Aires, Dulcypas fabrica galletitas a media máquina.

En sus oficinas semivacías sobran los escritorios y en la planta dos líneas de producción están paradas.

Sin embargo, Fernando Martínez, nieto del fundador y propietario, es optimista. Los números se sostienen a fuerza de bocas de venta directa y exportaciones a Uruguay.

«Tenemos una capacidad ociosa de 50%», detalló. «Estamos viviendo un ajuste importante. Hay poca plata, los precios suben mucho y entonces hay consumos que se cortan. Pero los bizcochitos se venden muy bien porque son baratos; las magdalenas, más caras, no tanto», detalló.

«Para mantener rentabilidad tuvimos que sacar personal, bajar sueldos y volúmenes de producción», relató. También relegaron tecnología.

En Industrias Baigorria, que produce tornillos y elementos de sujeción para el rubro automotor y agrícola, las ventas cayeron 30% desde enero pasado. «Se siente que en el mercado está habiendo una baja fuerte. Muchos clientes nos dicen que no están vendiendo nada», explicó Belén Lo Russo, gerenta de comercio exterior de la firma.

– Más producción, menos ajuste –

Daniel Rosato, dueño de la papelera que lleva su nombre y presidente de la Unión Industrial de Berazategui, periferia sur de Buenos Aires, es pesimista porque a su criterio «no hay una política industrial».

«Los insumos aumentaron en dólares. Respecto a 2023 se perdieron 600 pymes industriales manufactureras que exportaban», dijo.

«La contracara es un aumento de la informalidad (…) lo que representa menos recaudación para el Estado», señaló.

Para Alejandro Bartolini, propietario de Metalcrom, que produce bombas petroleras, la salida es mejorar la competitividad para exportar.

«La única manera es compitiendo. No creemos en los mercados cerrados, pero tampoco que una apertura indiscriminada pueda llevarnos al éxito porque la mano de obra y el capital se perderán si no se regula el (ingreso de productos desde el) mercado externo, como lo hacen hasta los países más liberales», sostuvo.

«En ninguna de las medidas Milei se refirió a pymes, producción, trabajo; lo único que le escuchamos decir es ajuste, déficit cero, no hay plata», se quejó.

sa/lm/mr

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