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Integración, ¿una responsabilidad del Estado?

Varios cantones ofrecen cursos de integración destinados a los jóvenes extranjeros. Keystone

Los ciudadanos de Zúrich decidirán el próximo 27 de noviembre si el cantón debe seguir financiando o no los cursos de lengua destinados a los jóvenes extranjeros.

Para unos la integración es una cuestión individual, para otros es deber del Estado asegurar que los extranjeros puedan integrarse en la sociedad suiza.

La suma en cuestión que se vota el próximo 27 de noviembre es bastante relevante: 6,15 millones de francos – para un periodo de tres años – dentro de un presupuesto anual que asciende a 11.000 millones de francos.

Más importante, en cambio, es la señal política que se dará con esta votación: ¿La integración es un asunto personal o es responsabilidad del Estado fomentarla?

En febrero, el Parlamento cantonal aceptó por amplia mayoría (111 votos contra 55) el crédito concedido por las autoridades cantonales para financiar durante los próximos tres años parte del presupuesto de los cursos de integración destinados a los jóvenes extranjeros.

Como ocurrió en el 2002, la Unión Democrática del Centro (UDC), partido de la derecha nacional-conservadora, y la Liga de los contribuyentes, una organización cercana a la UDC, se opusieron a la decisión del Parlamento lanzando el referéndum y colectando las firmas necesarias para someter el tema a votación popular.

Hace tres años, los ciudadanos de Zúrich aceptaron el crédito, pero el ‘sí’ venció por un estrecho margen: una diferencia de sólo 600 votos.

Existen desde hace más de 20 años

En Zúrich, los cursos de integración existen desde comienzos de los años 80. A las iniciativas lanzadas por las ciudades de Zúrich y Winterthur, se sumó en 1995 el cantón.

La enseñanza, de carácter facultativo y un año de duración, está destinada a los jóvenes en edades comprendidas entre los 15 y 20 años recién llegados a Suiza, que ya no están en edad de escolarización obligatoria.

Los alumnos son, en su mayoría, extranjeros. Pero los cursos están abiertos a los suizos de habla francesa y también a los expatriados helvéticos que regresan tras una larga estancia en el extranjero.

Las lecciones se centran, principalmente, en los conocimientos básicos de la lengua alemana. En una segunda fase se organizan incluso cursos de matemáticas y cultura general, con énfasis en Suiza. Los costes ‘per capita’ se elevan a 13.000 francos anuales.

¿Dónde termina la responsabilidad del Estado?

“Estos cursos constituyen un pilar importante en nuestro sistema”, sostiene Fiammetta Jahreiss, consejera socialista en el Legislativo municipal de Zúrich y responsable de la sede zuriquesa de la Fundación Ecap, un ente para la formación de los adultos creado por el sindicato italiano CGIL y activo en Suiza desde 1970.

“Los extranjeros que asisten a las clases llegaron legalmente a Suiza, por ejemplo, en el ámbito de un reagrupamiento familiar, y está en el interés de toda la sociedad contribuir a que puedan integrarse social y profesionalmente”, subraya Fiammetta Jahreiss.

Roger Liebi, consejero comunal en Zúrich y candidato de la UDC a un escaño municipal, no pone en tela de juicio la utilidad de los cursos, pero sostiene que la integración no es un deber del Estado.

“El Estado debe limitarse a garantizar las condiciones marco que permitan a los extranjeros establecerse en Suiza. Seguir cursos de lengua es una tarea que los extranjeros tienen que costear de su propio bolsillo. Para integrarse pueden participar, por ejemplo, en la vida asociativa de su comuna”, señala.

Una falta de perspectivas peligrosa

Según Liebi, “es importante que los extranjeros no abusen desde el inicio del sistema helvético, obteniendo ventajas financieras y terminen durmiéndose en los laureles”.

“La integración es una cuestión individual. Y esto se aplica también a los suizos. ¿Cuándo se ha visto que el Estado haya financiado con dinero del contribuyente los estudios de los suizos de expresión alemana que se establecen en la Suiza francófona?”

“El Estado tiene la obligación de brindar a todos la posibilidad de recibir una formación escolar básica. Si el Estado no hiciera nada, estos jóvenes se verían sin empleo, dependiendo de la asistencia social, o peor aún, caerían en la delincuencia dada la falta de perspectivas”, agrega la responsable de Ecap.

Una inversión más que un gasto

Son escenarios que ocasionarían un gasto mayor al contribuyente. Los jóvenes que viven de la asistencia social reciben entre 7.140 y 11.500 francos al año, a los que se suman los gastos de una formación y de vivienda. El ingreso en un reformatorio, en cambio, costaría entre 100.000 y 200.000 francos anuales.

Según Roger Liebi, no se trata de un ahorro sin criterio: “La respuesta estándar de los defensores del papel subsidiario del Estado es: ‘se trata de una suma pequeña, no tiene sentido ahorrar’. A causa de estas pequeñas sumas – y en especial de los enormes gastos a favor de los extranjeros – a la Confederación, los cantones y las comunas se les ha ido de las manos el control de las cuentas públicas”.

Para Fiammetta Jahreiss, en cambio, la contribución estatal a los cursos anuales de integración es resultado de una política pragmática. “Justamente porque son facultativos, los jóvenes que asisten a estas clases están motivados, ponen más empeño porque quieren crecer en la sociedad en la que viven. Creo que es más inteligente ocuparse de ellos que dejarlos en la calle”, concluye.

swissinfo, Daniele Mariani
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)

Unos 300 alumnos asisten hoy a los cursos de integración que organiza el cantón de Zúrich.

Se estima que cerca del 75% de ellos logra seguir una formación o encontrar un trabajo, al concluir el curso de integración.

Los costes ‘per capita’ se elevan a 13.000 francos anuales, suma prácticamente idéntica a la que se destina a los alumnos de las escuelas superiores.

El cantón paga la mitad (casi 2 millones de francos al año), las comunas el 26%, la Confederación el 15% y los padres el 9% restante (1.200 francos por alumno.

El 27 de noviembre los ciudadanos del cantón de Zúrich están llamados a pronunciarse sobre un crédito de 6,5 millones – para un periodo de tres años – destinado a los cursos de integración destinados a los jóvenes extranjeros recién llegados a Suiza.

Los cursos son facultativos, duran un año y se centran en la enseñanza del alemán. Están abiertos a los jóvenes de 15 a 20 años con un permiso de residencia en Suiza, así como a los suizos que regresan a la patria tras una larga estancia en el extranjero.

La derechista Unión Democrática del Centro (UDC) y la Lega de los contribuyentes se oponen a la concesión de este crédito.

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