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Jo Siffert, cuando el automovilismo se hizo un mito

Pilot de carrreras de autos duerme sobre una banca.
Jo Siffert se permite una siesta durante los preparativos para la carrera CanAm de Watkins Glen el 13 de julio de 1969. Terminó en sexto lugar con un Porsche 908/2. Motorarchiv

El 24 de octubre de 1971, Jo Siffert perdió la vida en un circuito de carreras de automóviles. Cincuenta años más tarde, los aficionados a ese deporte recuerdan con emoción a ese legendario piloto suizo a quien se atribuye la tradición de las duchas de champán en el podio.

Circuito de Brands Hatch, Reino Unido, 24 de octubre de 1971: Jo Siffert participa en su 96ª carrera de Fórmula 1. Aunque estaba en primera position, falló en la salida y tiene que luchar mucho para recuperar el liderato. Pero después de 15 vueltas, se produce la tragedia; su coche vira, se vuelca y se enciende. Los servicios de socorro son demasiado lentos y el conductor, inconsciente, muere asfixiado. Unos días más tarde, a su funeral en la catedral de Friburgo asisten casi 50 000 personas.

Cortejo fúnebre.
La llegada del féretro a la entrada de la catedral de Friburgo el 29 de octubre de 1971. Inmediatamente detrás del féretro, su viuda Simone Siffert-Guhl es apoyada por el director de carreras de Porsche, Rico Steinemann. Keystone

Como corredor de Fórmula 1, Jo Siffert no tenía el historial y la gloria de Juan Manuel Fangio, Niki Lauda o Ayrton Senna. Sin embargo, a medio siglo de su muerte, este piloto que hubiera podido perderse en el olvido como tantos otros, es aún muy conocido entre los apasionados a la historia del deporte automovilístico. ¿Cómo se explica tanta notoriedad?

Un piloto excepcional

Las estadísticas oficiales recuerdan que subió al podio en seis ocasiones, dos de ellas como ganador (GP de Gran Bretaña en 1968 y GP de Austria en 1971), durante las diez temporadas (1962 a 1971) que compitió en la Fórmula 1, la categoría reina del automovilismo.

Sus resultados en la F1 son ciertamente notables, pero no impresionantes. El otro gran piloto suizo de F1, Clay Regazzoni, por ejemplo, tiene un historial mucho mejor, con 25 podios, incluidas cinco victorias. Pero lo que hace especial a Jo Siffert es su amplia paleta de talentos.

Se distinguió también en F2 y en carreras de montaña. En resistencia, con 14 victorias en 41 carreras entre 1968 y 1971, es un piloto de referencia. Al principio de su carrera, Jo Siffert brilló incluso en el motociclismo, convirtiéndose en campeón suizo de la categoría de 350 cm3 en 1958.


motorsportfriends.ch es un archivo internacional de deportes de motor con imágenes principalmente de aficionados y entusiastas de los años 40 a los 80. Los operadores están constantemente en busca de material fotográfico. El archivo publica un calendario anual. En 2015 se publicó el libro “Gasoline&Magic” con motivo de una exposición en el Museo Bellpark de Kriens (Lucerna).

“En once años, participó en 298 carreras. A veces participaba en varias competiciones durante el mismo fin de semana. Una auténtica locura”, comenta Jacques Deschenaux, antiguo jefe de prensa de Jo Siffert y exjefe de la sección de deportes de la televisión suiza de habla francesa. 

Lluvia de champán

La escena se ha convertido en un ritual: el vencedor de un GP de F1 recibe una botella de champán en el podio, la agita, la abre y baña al público. Pues bien, Jo Siffert es el creador involuntario de esta tradición.

En las 24 horas de Le Mans de 1966, ganó la prueba de índice de rendimiento con Colin Davis de Inglaterra y subió al podio. La botella de champán que recibió no estaba suficientemente fría y el corcho saltó accidentalmente. Jo Siffert trató de contener el contenido colocando el pulgar en el anillo de la botella, pero el líquido salpicó al público.

Esta escena impresionó y el ganador de las 24 Horas de Le Mans de 1967, el estadounidense Dan Gurney, la repitió, pero esta vez intencionadamente agitando la botella con mucha fuerza. Había nacido una tradición. No obstante, hay que señalar que existen otras explicaciones sobre el origen de esta práctica.

Un hombre que se hizo solo

La historia de Jo Siffert es aún atractiva porque es el arquetipo de “hombre que se hace solo”. Procedía de una familia muy modesta del casco antiguo de Friburgo, un barrio popular y muy pobre en aquella época, donde la población solía hablar en una mezcla de dialecto francés y alemán.

No pertenecía a la clase de “gentlemen drivers”, representada en Suiza por Emmanuel de Graffenried (una familia patricia) o Benoît Musy (hijo de un ministro). Por lo tanto, no tenía la riqueza necesaria para dedicarse a su pasión sin preocupaciones financieras.

Antes de ser contratado por las grandes escuderías (especialmente Porsche), tuvo que desarrollar su actividad deportiva en paralelo a una actividad profesional clásica. Partiendo de la nada, acabó siendo propietario de un taller en Friburgo que distribuía las marcas Porsche y Alfa-Romeo. “Al final, se convirtió en el segundo distribuidor de Porsche en Suiza”, indica Jacques Deschenaux.

Jo Siffert tuvo la suerte de contar con un sentido innato del comercio. También en este caso fue una oportunidad para hacer historia en la F1, ya que fue el primer embajador de la marca de relojes suizos Heuer, pionera en el patrocinio de la F1. El piloto suizo también firmó el primer contrato con otra marca que más tarde se convertiría en un actor importante en el patrocinio de automóviles: la compañía de cigarrillos Marlboro.

Una fuente de inspiración

Debido a su fama, Jo Siffert se convirtió en una fuente de inspiración para el cine y estuvo vinculado a dos películas de culto sobre automóviles. En Le Mans, Steve McQueen se inspiró directamente en el traje de Jo Siffert, con el famoso logotipo de Heuer, para interpretar su personaje de piloto de carreras. El conductor de Friburgo estuvo presente en el plató y también suministró la mayoría de los coches. Jo Siffert también apareció brevemente en la película Grand Prix, que obtuvo tres premios Óscar en 1966.

Steve McQueen y Jo Siffert
El encuentro de dos leyendas: el actor Steve McQueen, productor de la película “Le Mans”, y el piloto de fábrica de Porsche Jo Siffert antes de la salida de las 24 horas de Le Mans el 13 de junio de 1970. Getty Images

También hizo una breve aparición, esta vez en la pantalla chica, en los créditos de la serie ‘Dos tipos audaces’ (The persuaders) con Tony Curtis y Roger Moore. Un ojo atento distingue claramente el característico casco rojo de Jo Siffert con una cruz blanca. Y cuando Lord Brett Sinclair debe correr en un episodio, Roger Moore elige el mismo coche que Jo Siffert, ya que el actor británico es un gran admirador del piloto suizo

Apasionado de la velocidad y el deporte automovilístico, el artista suizo Jean Tinguely se había hecho amigo de Jo Siffert. El famoso escultor creó una fuente en homenaje a su amigo desaparecido.

Fuente.
Fuente que Jean Tinguely produjo en recuerdo de Jo Siffert, en Friburgo. © Keystone / Christian Beutler

Testigo de una época

Los resultados deportivos no explican por sí solos que el recuerdo de Jo Siffert perdure. También hay que tener en cuenta el factor humano. “Se apasionó por el automovilismo cuando su padre lo llevó al GP de Berna en 1948”, narra Jacques Deschenaux. “La historia de este muchacho pobre que superó todas las dificultades para hacer realidad su sueño de convertirse en piloto, cuando solamente tenía una oportunidad entre 100 000 de lograrlo, contribuyó a forjar su leyenda”.

“Y también hay que tener en cuenta la época”, continúa. Muchos de estos pilotos eran personas totalmente fuera de lo común que coqueteaban constantemente con la muerte. En esos años, perdíamos tres a cuatro pilotos cada año. El hecho de que Jo Siffert muriera en una carrera contribuyó a fortalecer su mito”.

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Traducido del francés por Sergio Ferrari

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