La algarroba argentina o el cachipay ecuatoriano se suman al Arca del Gusto
Madrid, 30 jul (EFE).- El Arca del Gusto, catálogo mundial de productos creado por Slow Food para su protección, se ha ampliado con 39 nuevos, entre ellos algarroba y ulluco (Argentina), miel de Jicote Barcino y malanga (Costa Rica), cachipay (Ecuador) y cerdo ibérico cien por cien de raza pura (España), a propuesta de los cocineros de Relais & Châteaux.
La asociación hotelera mantiene así su colaboración con el movimiento Slow Food, dentro de su compromiso de cocinar con alimentos de proximidad y de temporada, que se plasmará además en la campaña «Food for Change» en la que sus cocineros concienciarán, del 7 al 10 de octubre, sobre alimentos casi perdidos y la importancia de proteger la biodiversidad, la herencia culinaria y los ingredientes.
Aunque por el momento se han aceptado 39 alimentos tras la evaluación de veinte comités técnicos, Slow Food y la Universidad de Ciencias Gastronómicas de Pollenzo (Italia), el objetivo es lograr 99 nuevas nominaciones para octubre.
Entre los nuevos productos están algarroba y ulluco (Argentina), miel de Jicote Barcino y malanga (Costa Rica), cachipay (Ecuador), cardamomo Ixcan (Guatemala), pollo valdarno (Italia), galinha preta lusitânica y pan alentejano (Portugal) y gamba de fuego de Taiwan.
España suma el cerdo ibérico 100 % de raza pura, la oveja maellana (Teruel, centro), la pita pinta asturiana y el tomate rosa de Albesa (Lérida, noreste).
La leche cruda de la francesa Chaource Farmhouse, kumatiya (India), miel des ruches d’Inzerki (Marruecos) y ajo copalau (Rumanía), raíz de loto (Sri Lanka) y calabacín Candy Roaster y puerro salvaje (Estados Unidos) son otros de los admitidos bajo este paraguas protector.
El Arca del Gusto, creada en 1996, es un catálogo de más de 5.500 alimentos de producción de calidad a pequeña escala promovido para preservar el patrimonio culinario y la biodiversidad y en su ampliación están colaborando los cocineros de establecimientos de Relais & Châteaux en veintiún países.
«La biodiversidad no es sólo genética, sino también cultural; pertenece a la herencia y a las tradiciones del planeta entero», defiende el presidente de Slow Food, Carlo Petrini, para quien la industrialización del sistema alimentario pone en riesgo alimentos y pueblos.
Oliver Roellinger, vicepresidente de Relais & Châteaux, subraya la necesidad de velar por la biodiversad porque, se pregunta, «¿cuál es el objetivo de comer la misma comida o beber el mismo vino en cada país alrededor del mundo?». EFE
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