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La arqueología cimenta relaciones Suiza-Siria

Palmira, punto de partida de las actividades de las expediciones suizas en Siria desde los años 50. swissinfo.ch

Las primeras excavaciones de los arqueólogos suizos en Siria datan de los años 50. Hoy en día, se llevan a cabo dos misiones en el corazón del país: en Bir Hommal, un yacimiento principal del paleolítico y en el palacio oriental Al-Hir, un vestigio de la época omeya. Un trabajo muy apreciado en ambas partes.

“La presencia de arqueólogos suizos en Siria durante un largo período es una de las relaciones más importantes entre nuestros dos países”, dice el embajador de Suiza en Siria, Martin Aeschbacher.

Con ocasión de una visita al museo de Palmira, swissinfo.ch se reunió con el ex director del Museo de Arqueología de la ciudad, el profesor Khaled Asaad, que ha supervisado los trabajos arqueológicos de manos foráneas en la zona durante más de cuarenta años.

“La primera misión suiza en la región de Palmira se remonta a mediados de los años 50”, dice. Una fecha confirmada por su hijo, Walid Asaad, quien sucedió a su padre en la dirección del museo de Palmira. “La primera misión fue dirigida por el profesor Paul Kohler. Él ha realizado excavaciones en el templo de Baal Chamin, considerado como uno de los principales de Palmira, dedicado al dios de los cielos y la tierra y al dios de la fertilidad”.

Dos décadas en Siria

Entre las misiones arqueológicas suizas que operan sin interrupción desde hace veinte años en Siria están las del Instituto de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Basilea. Un proyecto dirigido por el profesor Jean-Marie Le Tensorer, quien con la ayuda de un equipo sirio, practica excavaciones en Bir Hommal, considerado como uno de los yacimientos prehistóricos más importantes el mundo.

Los arqueólogos han encontrado rastros de la transición del hombre primitivo en esta región durante la gran migración de África a Asia y Europa. La delegación suiza halló los restos de un dromedario de una antigüedad de más de 100.000 años. Este importante hallazgo y la existencia de vestigios de un millón de años, ha hecho de este lugar un punto de encuentro para los arqueólogos y expertos de todo el mundo.

“La exploración de este sitio permite comprender mejor la historia y antecedentes de las civilizaciones y pueblos que tuvieron éxito en esta región, una verdadera encrucijada de movimientos de población”, explica Walid Asaad.

Los secretos de la vida cotidiana

Suiza está presente con una segunda misión a unos 150 kilómetros al este de Palmira, en un sitio que data de la época islámica. Desde 2002, bajo la dirección del profesor Denis Genequand de la Universidad de Ginebra, se realizan excavaciones en el lugar donde se encuentra el palacio de Kasr Al-Hir oriental, construido en 728 por el califa omeya Hisham ibn Abd al-Malik.

El equipo de Ginebra, que trabaja también en estrecha colaboración con los científicos sirios, excava los restos de los edificios que rodean el palacio. El objetivo es encontrar detalles sobre la vida de esa época.

Esta es la primera vez que las excavaciones se dedican a este aspecto histórico y no sólo a las dimensiones monumentales del sitio. La misión cuenta con el apoyo de la última tecnología geofísica y con la asistencia de expertos en anatomía fósil.

“Esta investigación debería contribuir a poner de relieve ciertos aspectos oscuros de la vida en la época de los omeyas”, destaca Walid Asaad.

Los caminos de ciudades olvidadas

Una tercera misión está activa en el ámbito de Hasaka, cerca de la frontera con Irak. Además de estas excavaciones, Suiza contribuye a otro proyecto relacionado con la historia de Siria, según el embajador suizo Martin Aeschbacher.

“Éste es un proyecto iniciado por mi antecesor, con el apoyo de la COSUDE, la agencia de ayuda suiza al desarrollo, y el ministro sirio de Cultura. Pusimos los mensajes informativos a lo largo de los ‘caminos de las ciudades olvidadas’, sitios bizantinos situados al este y al norte de Alepo. Este proyecto forma parte del desarrollo del turismo ecológico y es aprovechado al mismo tiempo por la población local.

Como es el caso de Sudán, con el trabajo realizado por Charles Bonnet y su equipo de Karma, o en Egipto, donde los arqueólogos suizos trabajan en Asuán, las misiones arqueológicos helvéticas son de gran importancia para las relaciones entre Berna y Damasco.

Una cooperación benéfica

“Cuando fui recibido por el vicepresidente sirio y ex ministro de Cultura, Najah Attar, lo primero que hablamos fue precisamente del trabajo de nuestras misiones arqueológicas”, recordó el embajador.

Esta apreciación es compartida no sólo por los políticos y los diplomáticos. Los investigadores y estudiantes de diferentes especialidades arqueológicas, ya sean suizos o sirios, se benefician enormemente de esta cooperación.

“El trabajo es poco visible y no está ligado directamente a nuestras relaciones diplomáticas, aunque es muy apreciado y tanto las autoridades sirias como nosotros podemos estar orgullosos de esta labor. El hecho de que esta colaboración dure ya más de veinte años muestra que se basa en una verdadera confianza mutua”, concluye Martin Aeschbacher.

Según Walid Asaad, director del Museo de Arqueología del lugar, Palmira es uno de los destinos turísticos más famosos y concurridos del mundo.

Incluso con los restos de una ciudad casi intacta, hay todavía mucho por descubrir y muchas páginas de la historia están por escribir.

Palmira ha desempeñado un papel económico y cultural en el pasado. Bajo los auspicios de la reina Zenobia, la ciudad hizo frente a las dos naciones más poderosas de la época, a saber, los persas y los romanos.

Según el director del museo, el número de visitantes está aumentando constantemente.

Durante los primeros cinco meses del año, 175.000 personas visitaron el sitio, frente a 120.000 del mismo periodo de 2009.

Dejando Damasco hacia Palmira, ubicada a unos 250 km de la capital, viajamos a través de paisajes desérticos, donde el calor no baja de los 45 grados.

Al final del viaje, de repente aparece un oasis en la exuberante vegetación plantada en el corazón del desierto, con sus palmeras, olivos y agua densa.

Este paisaje se ve magnificado por la presencia de monumentos históricos que han resistido la erosión del tiempo y que reflejan los tiempos gloriosos del reino de la reina Zenobia.

(Traducción: Iván Turmo)

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