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La Guerra de los Seis Días fue un golpe letal para el nacionalismo árabe

Imagen del Umm Kulthum Cafe, en Rafah, en la franja de Gaza, con un retrato del expresidente egipcio Gamal Abdel Nasser, el 29 de mayo de 2017 afp_tickers

La Guerra de los Seis Días fue un golpe mortal para el nacionalismo árabe ya que la derrota frente a Israel estimuló la emancipación de los movimientos palestinos de los regímenes árabes y favoreció el surgimiento del islamismo.

– ¿Cómo afectó al nacionalismo árabe? –

“La derrota de los árabes en la guerra de junio de 1967, y tiempo después la muerte del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser en 1970, fue el golpe de gracia liquidó el nacionalismo árabe”, explica Fawaz Gerges, profesor de relaciones internacionales de la London School of Economics.

“Durante años, la gente se había nutrido de la gloria cultural, el empoderamiento y la unidad” que quedó barrida en cuestión de horas por las fuerzas del joven Estado judío.

“El fracaso de este mito fundacional y la humillación de su custodio”, el presidente Nasser, “aniquiló para siempre la promesas de un futuro radiante” del nacionalismo árabe, agrega Gerges.

Después de esta derrota, los regímenes árabes nacionalistas -Egipto, Siria, dirigido por el partido Baas que proponía la unidad árabe, y más tarde Irak, gobernado por una rama rival del Baas- se “transformaron gradualmente en estado policiales” que utilizaban el nacionalismo para justificar su permanencia en el poder, dice este autor de numerosos libros sobre el mundo árabe.

– ¿Cómo afectó a los palestinos? –

“Durante mucho tiempo, los palestinos contaron con sus ‘hermanos’ árabes para liberar su tierra”, explica el periodista e historiador Dominique Vidal, autor de varios libros sobre el conflicto israelo-palestino.

“Esa ilusión desapareció después de la aplastante derrota de las fuerzas árabes en junio de 1967. Y en cambio, la derrota reforzó la implicación de los ‘fedayines’ (las milicias palestinas) en la lucha armada que Fatah de Yaser Arafat había lanzado en 1965”.

Después de que Israel anexó Cisjordania y Gaza, administradas respectivamente por Jordania y Egipto, los grupos palestinos colocaron su base de operaciones en Jordania. La victoria palestina que contuvo a las fuerzas israelíes en Karameh (Jordania), en marzo de 1968, “simbolizó este nuevo rumbo”, dice Vidal.

Alentados por su victoria, los palestinos van a liberarse poco a poco de la tutela de los regímenes árabes hasta lograr en 1969, dirigidos por Yaser Arafat, el control de la Organización para la Liberación de Palestino (OLP), fundada por la Liga Arabe y controlada por los estados.

Sin embargo el creciente poder de las milicias palestinas en Jordania llevó a una confrontación con las fuerzas de seguridad de Ammán en 1970, lo que se conoce como el Septiembre Negro, que terminó con una derrota y obligó el desplazamiento hacia Líbano.

Allí, Arafat y sus aliados se vieron cada vez más involucrados en la guerra civil que estalló en 1975 y después de la invasión israelí en 1982, fueron obligados a volver a relocalizarse, esta vez en Túnez.

En 1987 los palestinos de los territorios ocupados lanzaron la primera Intifida, levantamiento conocido como la “Guerra de las Piedras”, que desembocó en los Acuerdos de Oslo con Israel en 1993.

– ¿La derrota de 1967 desencadena el crecimiento de los islamistas?

Los dos especialistas responden afirmativamente. Hubo “un cambio de equilibrio de fuerzas” en el mundo árabe y el “declive del nacionalismo árabe encarnado por Nasser fue paralelo al aumento de la influencia de Arabia Saudita y sus petrodólares”, sostiene Fawaz Gerges.

Nasser fue derrotado por Israel, pero también fracasó en Yemen -el “Vietnam egipcio”- donde las tropas egipcias fueron enviadas a combatir a la monarquía apoyada por Arabia Saudita.

En el plano interior, Nasser había combatido duramente a los Hermanos Musulmanes, arrestando a miles de sus miembros y ejecutando además al líder radical Sayyid Qutb, cuyas enseñanzas inspiraron a muchos extremistas islámicos.

Su sucesor, Anwar Sadat, sin embargo, hizo todo lo contrario, alentando en casa a los grupos islamistas y aliándose con los Estados del Golfo, que le aportaron apoyo financiero.

“Pero el aumento del islamismo no sólo se deriva del colapso de los regímenes considerados como ‘progresistas'”, explica Vidal.

“También puede explicarse por el fracaso de las primeras reformas neoliberales, que comenzaron como un experimento en Egipto y continuaron en toda la región”, agrega.

“Este punto de inflexión económico estuvo mano o mano con un cambio en las alianzas, en detrimento de la Unión Soviética y para el beneficio de Estados Unidos, en el caso de Egipto, y esto implicó la paz con Israel.

“Fue en este contexto de un doble fracaso tanto a la ‘izquierda’ y a la ‘derecha’ que el fundamentalismo echó raíces”, concluye.

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