La más anciana entre las suizas de Chile

Lisa Brogle, 90 años, una de las suizas más antiguas que reside en Chile. swissinfo.ch

Lisa Brogle, madre del exitososo empresario Rolando Jeanneret, es todo un símbolo y testigo del nacimiento de una firma típicamente familiar. Evoca su encuentro con Chile.

A sus 90 años, Lisa aún mantiene sus paseos cotidianos cerca de su departamento en Viña del Mar. Además viaja cada año a Suiza para visitar a sus parientes.

Con una vitalidad envidiable, Lisa Brogle, madre de Rolando Jeanneret, refrescó para swissinfo sus imágenes de Suiza, su escapada de la guerra, su viudez en Argentina y el encuentro de un nuevo amor en Chile.

Además se da cita, dos veces por semana, con un grupo de señoras que hacen trabajos sociales en su iglesia.

“Yo soy protestante, entonces estoy en la iglesia protestante. Allí realizamos trabajos, como frazadas, cubrecamas, ropa, paños y otras cosas, que luego donamos a los más pobres”, cuenta.

Reconocida con Chile

“Hay cosas que uno no puede dejar de lado. En mi velador tengo un par de libros con los cuales pongo a trabajar mi cabeza. Este corresponde a las memorias de los dos colegios en que estudié. Están las fotos del edificio, de los cursos, los paseos que hicimos en aquellos tiempos y la historia del colegio”.

“Este otro libro corresponde a la historia de mi país, está la parte cultural, social, política, su economía completa desde el año 1291 hasta la fecha de edición, que corresponde al año 1991”, afirma con dotes de historiadora. “Todo esto lo leo y les comento a mis hijos y nietos”, dice.

Como sea, ella es una suiza. “El hombre nace con una nacionalidad y muere con esa nacionalidad. Ahora, con mis 90 años, debo reconocerme bien chilena, en agradecimiento por los años de felicidad que he pasado en este suelo. Pero eso, sin dejar mi verdadera nacionalidad, que es la única que llevo en mi pasaporte”, dice a swissinfo.

Recuerdos de guerra

De recuerdos precisos, pequeños ojos azules y fuerte personalidad, se emociona contando cómo escapó de la guerra. “Mi hermano estaba haciendo su servicio militar y tenia que estar siempre en la frontera. Pero no le pasó nada, gracias a Dios”, rememora.

“Él me contó que una vez tuvo que caminar toda la noche en el bosque. Los alemanes creían que los suizos tenían muchos soldados, y era solo una compañía caminando, toda la noche, de un lado para otro, y pensaron que era duro Suiza. Y era duro Suiza, buenos soldados”.

Fue en ese contexto que, junto a su primer marido, decidió partir. “Recién nos habíamos casado cuando comenzó la guerra. A él, que era ingeniero en metalurgia, le ofrecieron un trabajo en Argentina, donde al poco tiempo, debido a un accidente en su trabajo, contrajo septicemia y murió”.

Un segundo marido

Sin dominar el español, su contacto más cercano era su hermano, radicado en Santiago de Chile, quien la invitó a vivir con él. “Al poco tiempo, llegaron unas amigas de Suiza a quienes acompañé en un viaje en tren hasta Viña del Mar. Aquí conocí a mi segundo marido”.

Era el dueño del Chalet Suizo, un hotel que funcionó durante 30 años en la zona. “Llegamos a trabajar con 15 empleados. Gracias al dominio de 4 idiomas, pude aprender en libros de alemán, francés, italiano e inglés diversas recetas de pastelería. Ese fue uno de los atractivos del hotel, que la gente de la zona todavía recuerda con especial cariño y aprecio”, cuenta.

Contacto en Suiza

En uno de sus tantos viajes a casa, unas sobrinas le regalaron un cencerro usado en la campiña, enteramente de bronce, que hoy luce con orgullo a la entrada de su departamento, haciéndola sonar en el momento de mostrarla. Los muebles y adornos, en su totalidad, fueron traídos de Suiza, en especial los utensilios de cocina.

Allí también hay dibujos, ilustraciones, pinturas y fotografías que le recuerdan a su país de origen. Así como el escudo de su familia, representada en un León, y de su marido, en una flor.

Un viaje por año

Lisa conserva una parte importante de su familia en Suiza, entre ellos él único hermano vivo que le queda, que ya tiene 93 años. Por eso le gustaba tanto viajar.

“Había ocasiones en que me quedaba como dos meses; otras, 15 días nada más. Pero he ido a Suiza cada año, y la mayoría de las veces he viajado sola. Mis nietos ya conocen a sus parientes y tienen amigos con los cuales se comunican permanentemente”.

“Mi hermano vive allá en un lugar que no es hotel, pero es como aquí un hotel de 5 estrellas. Está muy bien tenido y mejor cuidado. Si yo fuera realmente pobre, me iría a Suiza, porque allá me cuidarían mejor que aquí”.

“Nosotros tenemos más de 700 años como Estado independiente, y aquí son apenas 200 años. Es muy distinto, aunque encuentro que últimamente aquí han adelantado muchísimo”, comenta.

También cuenta a swissinfo que cuando sus padres vinieron de visita desde Suiza, “se enamoraron del entorno geográfico, de su gente, permanecieron durante un año y medio con nosotros y hasta pensaron quedarse a vivir en este país”.

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swissinfo, Nelson Muñoz, Viña del Mar

Contexto

La familia Jeanneret Brogle pertenece a una de las familias suizas con tradiciòn en la zona, manteniendo vinculos con la colonia y permaneciendo en contacto con sus parientes en su país de origen.