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La nueva pareja imperial de Japón, sometida al peso de las tradiciones

El príncipe heredero de Japón, Naruhito, y su esposa, la princesa Masako, el 17 de febrero de 2019 en el Palacio de Togu, su residencia en Tokio afp_tickers

El futuro emperador de Japón, el príncipe Naruhito, deberá mantener un difícil equilibrio entre las tradiciones de una institución milenaria y su voluntad de acercar a la familia imperial a la realidad del mundo actual, al tiempo que protege a su esposa, con dificultades en su rígido papel.

Naruhito, de 59 años y quien heredará el trono en mayo, ya expresó su preocupación, al igual que su padre Akihito, sobre cómo asumir el papel de Japón en el pasado.

En 2015, consideró “importante, ya que el recuerdo va a borrarse”, que los japoneses “miren con humildad” las décadas pasadas, sin ocultar los abusos cometidos por el ejército imperial durante la primera mitad del siglo XX.

También deseó que “las generaciones que vivieron la guerra transmitan correctamente a las que no la sufrieron la trágica experiencia vivida por Japón y el camino que tomó en la historia”.

En febrero expresó asimismo su voluntad de estar “cerca del pueblo y compartir sus alegrías y sus penas”, como los actuales emperador y emperatriz, quienes visitan zonas afectadas por desastres naturales y se reúnen con personas discapacitadas o marginadas.

– Abierto al mundo –

Naruhito no esconde sus críticas al asfixiante modo de vida al que está sometido la familia imperial japonesa, especialmente en lo relativo al sufrimiento de la princesa Masako, a la que le cuesta adaptarse a ese entorno.

“En numerosas ocasiones señaló que la casa imperial siempre había tenido que cambiar con las transformaciones de la sociedad. No esperemos, por tanto, que sea una réplica exacta de su padre, aunque haya una cierta continuidad”, dijo a la AFP Kenneth Ruoff, director del centro de estudios japoneses de la Universidad de Portland, en Estados Unidos.

“Por ejemplo, hará las cosas con una perspectiva algo más internacional”, consideró.

Nacido el 23 de febrero de 1960, Naruhito fue el primer príncipe que creció bajo el mismo techo que sus padres, en lugar de ser educado por institutrices y tutores.

En la década de 1980 estudió durante dos años en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, tras obtener un diploma en historia en Japón. Así, pudo librarse durante un tiempo de las rigideces que impone la vida imperial en su país, mezclándose con otros estudiantes y con la familia real británica.

En 1993 se casó con Masako Owada, nacida en 1963 en una familia de diplomáticos y formada en las universidades de Harvard y Oxford. Esta políglota acostumbrada a recorrer el mundo renunció entonces a una prometedora carrera diplomática para entrar en la familia imperial.

Pero a Masako le cuesta aguantar una existencia sometida a las estrictas reglas de la Agencia de la Casa Imperial.

Entre otras cosas, sufrió una enorme presión para tener un hijo, ya que la sucesión imperial en Japón es patrilineal. El estrés aumentó cuando, en 2001, dio a luz a una niña, la princesa Aiko, única descendencia de la pareja.

– Obligaciones –

En 2004, Naruhito, quien había prometido “protegerla a cualquier precio”, acusó al protocolo de asfixiar la personalidad de su esposa, causando conmoción en la Corte.

“En los últimos 10 años, la princesa Masako se esforzó por adaptarse a la vida de la familia imperial. Yo fui testigo, esta empresa la dejó totalmente agotada”, declaró, y ante periodistas japoneses y extranjeros añadió: “También hay que decir que su antigua carrera y la personalidad que dimanaba de ella fueron en cierto sentido negadas”.

El mismo año, el Palacio reveló que Masako seguía un tratamiento casi desde que contrajo matrimonio para una enfermedad calificada como “problema de adaptación”. Tras una reprimenda de sus allegados, Naruhito dio marcha atrás y pidió disculpas por sus declaraciones, pero nunca dejó de expresar compasión por su esposa y pidió “nuevas obligaciones imperiales” adaptadas a la evolución de la sociedad.

Naruhito y Masako “no podrán realizar tantas actividades como la pareja imperial actual” debido al estado de salud de Masako, consideró Hideya Kawanishi, profesor de historia de la Universidad de Nagoya.

“Cumplirá con sus obligaciones de forma progresiva”, advirtió el príncipe en una rueda de prensa el año pasado, antes de una visita a Francia en la que Masako no le acompañó.

En una declaración publicada por su cumpleaños en diciembre, Masako dijo que se recuperaba progresivamente y consideró que podrá “cumplir con más obligaciones que antes”.

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