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La obra única de Meret Oppenheim

Arte y artista, 1976. Meret Oppenheim/ProLitteris

Insólita, creativa, provocadora o terrible, la artista alemana Meret Oppenheim ocupa un capítulo aparte en la historia del arte del siglo XX.

La Galería Pury & Luxembourg de Zúrich ofrece por primera vez una exhibición retrospectiva dedicada a esta indiscutible creadora, cuya obra ha sabido escaparse de la etiqueta de cualquier movimiento de vanguardia.

Más de 50 composiciones bien seleccionadas de Meret Oppenheim (1913 -1985), entre ellas óleos, acuarelas y esculturas, nos dan una idea clara de la evolución que siguió su trabajo a lo largo de su carrera artística.

¿Dadaísta, surrealista o feminista?

Explorar el universo de esta mujer es como abrir una puerta secreta hacia una infinidad de objetos poéticos, humorísticos o provocadores que despiertan las más extrañas y diversas sensaciones.

Esto hizo que su producción fuera catalogada de inmediato como dadaísta en sus inicios, surrealista en sus postrimerías e incluso como feminista por la posición que ella mantenía con relación al mensaje de sus creaciones, lo cual es verdad hasta cierto punto.

La fuerza de esta pintora es y sigue siendo tan contemporánea como la de cualquier otro artista, que se cuestiona sobre la capacidad de los objetos para transmitir ideas o sensaciones.

Nacida en Berlín en 1913, Meret Oppenheim pasó la mayor parte de su infancia en Suiza donde estudió en la Kunstgewerbeschule de Basilea. Allí adquirió las bases de una sólida educación y la influencia de Paul Klee se dejó sentir rápidamente en sus primeras obras en las que se descubre un mundo ligero, lírico, infantil casi.

A esta etapa de los años 30 corresponden sus composiciones ‘El otoño’ y una serie de figuras femeninas tan frágiles que apenas se distinguen perdidas dentro de un fondo nebuloso.

París, un viaje de iniciación

Hacia 1932 Meret Oppenheim se traslada a París para continuar su formación artística en la Academia de la Grande Chaumière, pero pronto se da cuenta de que esa línea académica no despertaba en ella ningún interés. Sin embargo, es en la capital francesa donde la joven toma contacto con personalidades decisivas pertenecientes a la vanguardia de aquellos años.

Entre ellos se encontraban Alberto Giacometti, Max Ernst, Jean Arp, Sophie Tauber, Man Ray y, por supuesto, el Papa negro del surrealismo, André Breton.

El carácter fuerte y totalmente independiente de Oppenheim la salvó de no haber caído en el papel de la musa o mujer fatal, tan en boga en aquella época de París. Por el contrario, su personalidad decidida la hizo ser consciente de su extraordinaria capacidad creativa y de las potencialidades que tenía como mujer y como creadora.

Su manera de ser libre y desinteresada y, en particular, la audacia con la que emprendía sus trabajos, la hacían confiar enteramente en su arte. Gracias a esto no tuvo ninguna dificultad en apropiarse y experimentar con nuevas técnicas.

La inspiración en la naturaleza

Después de su encuentro con Dora Maar y Picasso en 1936, Meret Oppenhneim se lanza a crear sus inolvidables objetos forrados con la piel de animal, como cucharas, platos hondos, tazas o guantes para damas.

Uno de ellos fue ‘Breakfast in fur’, por el cual se convirtió en una especie de icono para los seguidores del surrealismo.

Ver recubiertos o forrados con un elemento natural ciertos utensilios domésticos causaba gran admiración y a la vez desasosiego en el público. Oppenhneim bien hubiera podido explotar incansablemente este recurso inventado por ella hasta el final de su carrera. Sin embargo, se mantuvo en una búsqueda constante para dar a sus composiciones una visión diferente.

Una extraña melancolía

Después de una tormentosa incursión en el ambiente surrealista, Oppenheim atravesó por una profunda depresión nerviosa que la obligó a abandonar su quehacer artístico por espacio de diez años. Es entonces que decide regresar a Suiza.

En este período de los 40 a los 50 sus obras reflejan una gran melancolía y se hacen particularmente pequeñas y oscuras, aunque también existe en ellas un especial sentido del humor que la autora nunca perdió, a pesar de las crisis que enfrentaba en su vida privada.

Más adelante descubre un nuevo modo de expresión acaso más libre, fino y abstracto. Esto se acentúa en la década de los 70 con sus famosas ‘nubes’, en las que se destaca una vez más su fascinación por la naturaleza.

Un fin premonitorio

De alguna forma esta artista sentía una predilección por el tema de la muerte. A ella se refiere en trabajos como ‘Ojos azules’ o ‘Lágrimas’, que indicaban de lejos su partida definitiva en 1985, año en que muere.

Meret Oppenheim ha sido reconocida como una de las figuras de mayor influencia en al arte del siglo XX. La exhibición en la Galería Pury & Luxembourg de Zúrich cerrará sus puertas el 25 de octubre.

swissinfo, Araceli Rico, Zúrich

La exhibición dedicada a Meret Oppenheim en la galería de arte contemporáneo Pury & Luxembourg de Zúrich, fue posible gracias a la valiosa contribución de la familia de la artista, a amigos y a coleccionistas de arte que con entusiasmo participaron en esta muestra.

Vista la obra de esta creadora alemana con los ojos de hoy día, no deja de sorprender la actualidad de sus propuestas en la búsqueda de una nueva forma de expresión en el arte.

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