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La producción de madera recobra importancia

El ginebrino Benoit Breton es el primer aserrador que ejerce su oficio a tiempo completo. Keystone

La ligera mejora que registran el sector forestal y la industria de la madera otorgan una nueva categoría al bosque suizo.

Las superficies forestales crece en las zonas montañosas, está subexplotada y cumple múltiples funciones.

Tras más de un decenio de crisis y de cifras rojas, el sector forestal comienza a levantar cabeza. Al igual que en el resto del mundo, en Suiza ha aumentado la demanda de madera y de productos transformados.

Ardua competencia

“Hemos podido observar un entusiasmo real por la madera como producto con fines energéticos o de construcción”, confirma Markus Moser, director de la sección para la Suiza francófona de Lignum (Cedodec), órgano que agrupa a la industria suiza de la madera.

Según Moser, el factor psicológico de la subida del precio del petróleo no es desdeñable, pero sería una pena utilizar esta materia noble únicamente con fines energéticos.

“En la construcción, este desarrollo se debe en gran parte a la técnica y a los cambios de reglamento en el ámbito de la protección de incendios para los edificios”, prosigue.

“Hay mucha madera en nuestros bosques. Su potencial es importante y la madera suiza, un producto competitivo. Pero también es grande la competencia internacional. Los márgenes son mínimos y la fuerte tradición ecológica helvética no mejora las cosas. Es casi imposible competir con los países nórdicos que tienen grandes extensiones de monocultivos”, concluye.

Suiza está invirtiendo grandes sumas en el sector, especialmente en la industria de transformación con los nuevos y gigantescos proyectos de las serrerías de Domat/Ems (cantón Grisones) y Luterbach (cantón Solothurn). La industria forestal confía en recuperar las cifras negras.

Una larga crisis de veinte años

“Desde hace unos años comienzan a dar frutos las grandes reestructuraciones llevadas a cabo en las empresas del sector”, agrega Elisabeth Graf Pannatier.

La colaboradora científica del Instituto Federal de Investigación Forestal, Nieve y Paisaje (WSL) es la autora del libro ‘El futuro de los bosques suizos’, de reciente publicación.

En él explica cómo la brecha entre los costes y los ingresos de las empresas forestales suizas no ha dejado de crecer desde el final de los años 80, debido a la conjugación de varios factores.

Ente ellos figuran la caída del precio de la madera, los altos costes de explotación (salarios, amortización de las propiedades, topografía difícil, etc.), la demultiplicación de las tareas administrativas, así como los recortes de los subsidios como consecuencia del programa de ahorro en el gasto público.

Y esto sin contar los efectos de los huracanes Vivian (1990) y Lothar (1999), de la sequía de 2003 o de los insectos que atacan la madera.

Un bosque multifuncional

“Suiza es un país pequeño donde los bosques pueden cumplir varias funciones a la vez. Se busca vías para alcanzar ese objetivo e incluso si es difícil, Suiza tiene los medios para lograrlo”, explica Elisabeth Graf Pannatier.

“Desde los años 1960, se pide cada vez más al bosque”, agrega Christian Küchli, de la división Bosques en la Oficina Federal de Medio Ambiente.

“La función de protección, contra la erosión de los suelos, las avalanchas o las caídas de piedras es una de las prestaciones clásicas”, prosigue. “La acogida en el bosque de ciudadanos y la filtración de agua potable son prestaciones más recientes”. Y luego no hay que olvidar la preservación de la biodiversidad o la disminución de CO2 en el aire”, apunta.

Según este experto, es necesario permanecer vigilante respecto al estado de salud actual de los bosques. Aumenta el riesgo de que el nitrógeno en la atmósfera se deposite en el suelo y se encuentre en las capas freáticas, por ejemplo.

“Una de las tareas más interesantes de la Oficina Federal de Medio Ambiente es coordinar las diferentes prestaciones del bosque para garantizar la supervivencia de las superficies forestales y su gestión a largo plazo”, concluye.

Un bosque todavía subexplotado

Hoy es la ley forestal federal de 1991 la que define las condiciones marco que compete a los cantones aplicar. Los métodos silvícolas en Suiza promulgan una explotación forestal sostenible.

Según la Oficina Federal de Estadística y la Oficina Federal de Medio Ambiente, el valor agregado bruto del sector forestal y de la industria de la madera en el año 2001 se situaba en cerca de 7.600 millones de francos, lo que equivale al 1,8% del Producto Interno Bruto (PIB).

Sólo que aunque el bosque gana terreno, sigue subexplotado (5,2 millones de m3 de madera recogida en 2005, cuando el potencial es de cerca de 8 millones) y el balance del sector sigue siendo deficitario; en 2004, Suiza exportó madera por valor de 3.750 millones de francos, pero importó por 5.980 millones.

swissinfo, Mathias Froidevaux

El 30% de la superficie de Suiza es zona forestal: 1,2 millones de hectáreas.

Los espacios forestales crecen cada año unos 50 km2 (superficie del lago de Thun), sobre todo en los Alpes, la región prealpina y el cantón del Tesino. Esto corresponde a 1,5 m2 por segundo.

¾ de los bosques pertenecen a colectivos públicos (73%) y el resto a instituciones privadas (27%).

La industria forestal emplea a cerca de 7.300 personas y la de la madera a casi 72.000.

Las primeras leyes forestales datan de 1876 y 1902. La de 1991 (en vigor desde 1993) es una ley marco que define los grandes principios. Su aplicación es competencia de los cantones.

En 2007, el gobierno quiere proceder a la revisión parcial de la ley de 1991 para reforzar las prestaciones del bosque y del sector forestal.

En octubre de 2005 los medios ecologistas presentaron una iniciativa popular destinada a proteger mejor el bosque.

A escala internacional, Suiza se ha comprometido a respetar una gestión sostenible de los bosques en el marco de la Cumbre de la Tierra en Río (1992).

Según la Oficina Federal de Estadística y la Oficina Federal de Medio Ambiente, el valor agregado bruto del sector forestal y de la industria de la madera en 2001 fue de casi 7.600 millones de francos, es decir, un 1,8% del PIB.

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