Las elecciones polacas, ¿otro frente en la guerra de Ucrania?
Por Miguel Ángel Gayo Macías
Cracovia (Polonia), 11 oct (EFE).- El fin del apoyo incondicional de Polonia a Ucrania ha supuesto para el partido gubernamental polaco una mejora en sus perspectivas de cara a las elecciones del 15 de octubre, y para Kiev, una incógnita sobre el apoyo que puede esperar de Varsovia en el futuro.
Un conocido semanario polaco muy cercano al Gobierno publicó hoy un editorial en el que calificaba la visita del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a Rumanía como «un intento de buscar nuevos amigos a los que luego traicionar» y criticaba que ese viaje no se haya hecho a Varsovia, como muestra de apoyo al Gobierno polaco a pocos días de las elecciones.
Cuando estalló la guerra de Ucrania, Polonia se puso a la vanguardia de la coalición internacional de apoyo a Kiev y, con la acogida de millones de refugiados en los hogares polacos y los llamamientos a una mayor implicación de los aliados en la defensa contra Rusia, entre Varsovia y Kiev pareció haberse forjado una hermandad a prueba de vaivenes políticos.
Año y medio después, desde el mismo Gobierno se califica de «desagradecidos», «exigentes» y «malos amigos», a los ucranianos, se amenaza con suspender las ayudas sociales al millón de refugiados que aún permanece en Polonia, se anuncia que no se le donará más armamento al Ejército ucraniano y se subraya que una futura adhesión de Ucrania a la Unión Europea debería cumplir con severas exigencias polacas.
El radical giro en las relaciones bilaterales resultó más sorprendente en cuanto que ninguno de los muchos desencuentros que han tenido lugar en los últimos meses, ni siquiera el del misil disparado por Ucrania y que mató accidentalmente a dos granjeros en territorio polaco -algo de lo que Kiev nunca se responsabilizó-, hizo prever un cambio tan drástico.
El punto de inflexión podría situarse en las palabras del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hace unas semanas ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en las que acusó a Polonia de hacer un doble juego y presentarse como aliada de Ucrania, y por otro lado perjudicarla al vetar la importación de sus cereales.
Para el Gobierno nacionalista polaco de Ley y Justicia, ese fue el momento a partir del cual, en palabras de su líder, Jaroslaw Kaczynski, había que empezar a «anteponer los intereses de Polonia por encima de todo», y a endurecer su postura diplomática ante Kiev, incluidas amenazas sobre una ruptura en la cooperación, e incluso la ampliación del embargo de productos agroalimentarios a Ucrania.
De esta manera, Ley y Justicia complacía parte de las exigencias del sector agrario, del que dependen dos millones de personas y que constituye uno de sus principales bancos de votos, además de proyectar una imagen de independencia nacional, y de reivindicación de todo el esfuerzo llevado a cabo en defensa de sus vecinos.
Todos estos factores han sido interpretados como una estrategia enmarcada en la coyuntura electoral: el próximo domingo se celebran elecciones generales en Polonia y Ley y Justicia ve peligrar la renovación de su mayoría absoluta por el auge de formaciones como la ultranacionalista Confederación, que defiende el fin de todas las ayudas a Ucrania y de la «ucranización» de Polonia por la llegada masiva de refugiados.
Al adoptar una postura cercana a estos postulados Ley y Justicia ha visto cómo mejoraban sus perspectivas en las encuestas y arrebataba a sus rivales uno de sus argumentos más efectivos.
Además, y según señalaron algunos expertos, la excusa esgrimida por Varsovia para vetar la importación de cereales de Ucrania por la llegada masiva de mercancías de Ucrania, es una verdad relativa, pues, dado que los cereales ucranianos pueden circular libremente por el resto de la Unión Europea se puede dar el caso de que Polonia termine comprando ese producto dentro del mercado común europeo.
Del mismo modo, el llamativo anuncio del fin de las donaciones de armamento militar polaco a Kiev, se debe en gran parte a que, después de entregar casi 400 tanques, varios aviones y unos 3.000 millones de euros en material a Ucrania, Polonia simplemente no tiene capacidad para deshacerse de más armas.
En lugar de presentar estos hechos de una manera práctica y realista, Ley y Justicia optó por darles un tinte político que los acomodase a una nueva narrativa, la de un país desairado por la incomprensión y las exigencias de un aliado inconsistente. EFE
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