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Las obligaciones jurídicas que aíslan a Suiza

El proyecto de alminar en Langenthal. Keystone

La prohibición de los alminares aceptada recientemente en votación por los suizos es incompatible con la Convención Europea de los Derechos Humanos (CEDH).

Ya que viola los principios de no discriminación y de libertad religiosa. Ésta es la opinión de la mayoría de los expertos jurídicos.

“Es casi imposible que haya una justificación objetiva para la interdicción de los alminares en el marco de la CEDH”, afirma Rainer Schweizer, profesor de derecho penal en la Universidad de San Gall. El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo tiene, según él, forzosamente el deber de reprender severamente a Suiza y obligarla a suprimir la prohibición de los alminares inscrita en la Constitución.

Esta modificación constitucional deberá, como todas las otras, tomar el camino de las urnas. Todavía no está descartado, según el profesor, que el país se encuentre divido en esta prueba de política interior.

La Unión Democrática del Centro (UDC), el partido conservador de derecha, en el origen de la interdicción de los alminares, ya ha dado a conocer su aviso: bastará con que, dice, Suiza denuncie a la CEDH, y ver que abandone el Consejo de Europa. Es el aviso del padre de la iniciativa anti-alminares, el miembro de la UDC de Zúrich, Ulrich Schlüer.

Los profesores de derecho reaccionaron severamente. “Evocar una ruptura de la Convención es mostrar hasta qué punto es ajeno a la realidad”, critica, por ejemplo, el profesor de Derecho Penal, Jörg Paul Müller.

Riesgo de aislamiento

En efecto, una anulación de la Convención acarrearía automáticamente una expulsión del Consejo de Europa. Suiza se encontraría entonces totalmente aislada en el plano internacional, “todavía más que Rusia, Serbia o Ucrania”, según Jörg Paul Müller.

“Suiza no va a renunciar a la CEDH por algunos alminares”, asegura el profesor de derecho internacional, Walter Kälin. La ministra de Asuntos Exteriores, Micheline Calmy-Rey, ya declaró que eso no sería posible. “Quedarnos detrás de nuestras montañas no puede ser una solución”, aseguró.

La torre de la discordia

Un proyecto de alminar en Langenthal, en el cantón de Berna, fue el origen de la votación del 29 de noviembre. La asociación musulmana del lugar, que cuenta con unos 130 miembros originarios de los Balcanes, depositó una demanda de permiso de construcción en 2006.

El proyecto contempla la renovación del local de reunión y la construcción de un alminar de 6 metros de altura. El permiso de construcción concedido por las autoridades municipales fue combatido por medio de dos recursos, que acarrearon modificaciones del proyecto, después otro permiso y más recursos. Las autoridades cantonales deben pronunciarse

Los musulmanes mantienen su proyecto

La aceptación de la iniciativa anti-alminares complica la situación. La ministra de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, destacó que el proyecto había sido aprobado ya dos veces en primera instancia.

Según Rainer Schweizer, es posible aplicar el derecho que prevalecía antes de la votación, ya que hay que “proteger la confianza” (de los ciudadanos en el marco del derecho). La ley cantonal bernesa que rige las construcciones prevé además que el derecho prevaleciente es aquel en vigor en el momento de que se presente el permiso de construcción.

La comunidad musulmana de Langenthal mantiene así su proyecto. “Luchamos para poder realizarlo, hasta que el Tribunal Federal lo haga o el de Estrasburgo”, afirma el presidente Mutalip Karaademi.

Los que se oponen a los alminares anuncian una determinación idéntica y siguen hablando de “voluntad de expansión del poder islámico”, que tratan de impedir por todos los medios.

Un largo camino

Está claro que, sea cual fuere la decisión de la autoridad cantonal, no será definitiva y se presentará un nuevo recurso. El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos podría actuar en el asunto sólo después del veredicto del Tribunal Federal helvético. Ahora bien, las órdenes de Estrasburgo son coercitivas, destaca Walter Kälin.

Andreas Keiser, swissinfo.ch
(Traducción: Iván Turmo)

Suiza ha sido el primer país europeo en prohibir la construcción de alminares.

Algo más del 57% de los votantes aprobaron la iniciativa a escala nacional el 29 de noviembre.

La propuesta fue lanzada por miembros del partido de derecha UDC y de la ultraconservadora Unión Democrática Federal.

La iniciativa vino como respuesta de oposición de los grupos conservadores a escala local contra las peticiones para construir un alminar cerca de una mezquita.

La comunidad musulmana en Suiza representa el 4,5% de la población.

Muchos de los emigrantes musulmanes proceden de la antigua Yugoslavia y Turquía.

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