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Las obras de arte antiguas no se venden

Restitución de piezas robadas del Museo Nacional de Bagdad. Keystone Archive

Representantes culturales de Suiza, Gran Bretaña e Irak buscan unir esfuerzos para luchar contra el comercio ilegal de obras de arte.

Este jueves y viernes se reúnen en Ginebra para reforzar la colaboración e intercambiar informaciones.

“El tráfico de obras de arte es como el de la droga. Si no hubiera consumidores, no habría proveedores”, declara a swissinfo Pierre Lalive, copresidente de la conferencia suizo-británica ‘No a la venta’ (‘Not for sale’), que se realiza en Ginebra.

Un ejemplo de cómo operan los tentáculos del comercio ilegal es el ocurrido en medio del conflicto en Irak, con el pillaje, en abril de 2003, del Museo Nacional de Bagdad.

Muchos de sus bienes culturales terminaron en ese turbio negocio y aún faltan numerosas piezas por recuperar.

Esfuerzo en conjunto

“Lo ocurrido en Irak y en Afganistán muestra claramente la importancia de una colaboración internacional”, explica, por su parte, el jefe de la sección de Derecho y Asuntos Internacionales, Andrea Raschèr, de la Oficina Federal de Cultura (OFC) de Suiza.

“Es un deber moral de todo ciudadano y de todo gobierno proteger la herencia cultural de la humanidad y otorgar un mejor futuro a nuestro pasado”, agrega Raschèr.

El encuentro ‘Not for sale’ es un acto organizado por la embajada británica en Suiza, el ‘British Council Switzerland’ y el Centro del Derecho del Arte, con sede en Ginebra.

Unas 150 personas ya han anunciado su participación, entre ellos, expertos de arte y conservadores de museos, al igual que funcionarios de aduanas y miembros de la INTERPOL, la Organización Internacional de la Policía Criminal.

Plataforma del intercambio de obras de arte

Suiza y Gran Bretaña figuran entre los 5 principales centros del comercio del arte, opina Raschèr, de la OFC.

De acuerdo a las estadísticas de la Administración Federal de Aduanas, la importación y exportación de bienes culturales en el territorio helvético representan alrededor de 1.500 millones de francos suizos por año.

Pese a este significativa cifra, Londres y Berna establecieron muy tardíamente legislaciones para luchar contra este comercio ilegal. Esa actitud, juzgada como complaciente, les valió un cúmulo de críticas sordas.

Apenas el año pasado, Suiza ratificó la Convención contra el comercio ilegal de obras de arte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), dictada en 1970.

Y Gran Bretaña lo hizo en el 2002, es decir, más de 30 años después de su elaboración.

Tráfico lucrativo

Hasta entonces, los traficantes de obras de arte pudieron dormir a pierna tendida en Suiza, bajo condiciones ideales para desarrollar sus redes criminales.

Un tráfico, sin duda, muy lucrativo, siendo el tercer mercado ilegal en importancia en el mundo, luego del de las drogas y el de las armas, según apreciaciones de la INTERPOL y la misma UNESCO.

El Parlamento helvético ratificó esta convención de la UNESCO en junio de 2003. Antes de esa fecha, la Ley sobre la Transferencia de Bienes Culturales (LTBC) no contaba con regla alguna para la importación y exportación de objetos de arte.

“Era más fácil introducir en Suiza una estatua griega que un tomate”, resume el responsable de la OFC.

Sensibilización pública

El funcionario de la Oficina Federal de Cultura explica que la tardanza en la adopción de la Convención se debió, en parte, a la falta de sensibilidad en el público.

En su opinión, la conciencia sobre la protección del arte comenzó a desarrollarse en Suiza hace apenas un lustro.

Contribuyeron a este cometido las imágenes de las dos estatuas de Buda esculpidas en un acantilado de Bamiyán, en Afganistán, mutiladas con dinamita por el régimen fundamentalista de los talibán en 2001.

“Paradójicamente, los hurtos en Irak tuvieron un efecto positivo”, comenta a swissinfo la arqueóloga Cornelia Isler-Kerényj.

Sin esos hechos, la discusión en el Parlamento Federal hubiera tardado aún más, opina la también representante suiza ante la UNESCO.

En efecto, numerosas solicitudes de ayuda judicial llegaron a los despachos de los jueces suizos a causa del tráfico de obras de arte.

“Pero ahora nuestra legislación es compatible con la de la Unión Europea”, se felicita, por su parte, Andrea Raschèr, de la Oficina Federal de la Cultura.

Entre las novedades de esta ley, se encuentra el plazo de prescripción para restituir las obras de arte robadas, que pasa de 5 a 30 años.

swissinfo y agencias

El arte robado es el tercer comercio ilegal en importancia, después del de la droga y el de las armas.

Suiza y Gran Bretaña figuran entre los 5 principales centros del comercio del arte.

La importación y exportación de bienes culturales asciende a 1.500 millones de francos anuales.

Suiza ratificó en 2003 la Convención contra el comercio ilegal de obras de arte de la UNESCO de 1970.

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