Las prisiones suizas, mal preparadas para detenidos mayores

Las personas de edad que se encuentran en prisión son cada vez más. Su número se duplicó entre 1984 y 2008. Sin embargo, según un estudio financiado por el Fondo Nacional Suizo, las cárceles no están preparadas para esa evolución. La organización recomienda separar a las personas mayores del resto de los detenidos.

En 2008, 402 personas encarceladas tenían más de 50 años, es decir el 11,2 % del conjunto de la población carcelaria. Entre ellas, 103 tenían más de 60 años. Este aumento  se explica en primer lugar por el número de detenidos que envejece detrás de los barrotes.

Esta realidad constituye un verdadero desafío para los establecimientos penitenciarios. La psicóloga Barbara Baumeister y el pedagogo social Samuel Keller del Departamento de Trabajo Social de la Escuela Superior de Ciencias Aplicadas de Zúrich, estudiaron el problema con el fin de proponer soluciones posibles.

Los detenidos interrogados tenían por lo menos 60 años y eran de sexo masculino porque ninguna mujer encarcelada había alcanzado esa edad en el momento de reunir los datos. Sus testimonios mostraron que cada preso vivía de manera diferente la prueba de la falta de libertad, aunque con algunas similitudes.

Todos esos detenidos estaban más o menos confrontados con una perspectiva de vida relativamente corta. Cuanta mayor edad, contemplaban más difícilmente una vida después de la prisión.

De ahí el deseo de planificar bien el tiempo y de multiplicar los contactos con las personas  con las cuales mantenían lazos afectivos. Estos detenidos privilegiaban las relaciones respetuosas con el personal carcelario y se mantenían alejados de los presos más jóvenes.

Por otra parte, el hecho de que la población carcelaria en estudio presentaran una fragilidad corporal que les dificultaba el cumplimiento de las tareas diarias y del trabajo obligatorio, planteaba la necesidad de ajustar el desarrollo de sus jornadas.