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Legislativo de Suiza: derecho del ilegal a un oficio

Estudios intermedios o superiores son posibles, pero en el caso de un oficio, la falta de permiso de trabajo cierra las puertas al clandestino. Keystone

El Senado de Suiza adoptó una moción a favor de que el gobierno helvético prepare la legislación necesaria para que los jóvenes indocumentados puedan realizar el estudio de un oficio, tras concluir su escolarización básica.

Este es un paso más en la solución del freno a la educación en Suiza de los clandestinos, que ven truncado su aprendizaje por la carencia de un permiso de trabajo a causa de su condición ilegal.

Esta moción ya fue aceptada en la cámara baja y este martes ha pasado también la rampa entre los senadores.

“Los jóvenes no son los responsables del estatus de sus padres”, reclamó en concreto el sector socialista y ecologista del senado en Berna, apoyado por algunos legisladores de los partidos demócrata-cristianos y liberal-radicales.

Los precursores de esta moción indican que con ella se pone fin a cierta hipocresía social y a la injustica de no permitir a los jóvenes terminar sus estudios básicos, en el caso de tener como única opción la de realizar un oficio.

El aprendizaje de algún oficio es la opción más elemental en el camino de la educación en Suiza tras haber concluido nueve años de educación básica obligatoria.

En muchos de los casos, los jóvenes inmigrantes tienen sólo esa opción al no alcanzar el puntaje para realizar estudios de secundaria o bachillerato.

Freno ante la falta de permiso de trabajo

De este modo, el joven clandestino puede terminar estudios intermedios o universitarios, pero le cierra las puertas a la realización de un oficio, en una sociedad de siete millones de personas, y según cifras no comprobadas, unos 100.000 clandestinos dentro de sus fronteras.

El problema concreto se produce porque un hijo de trabajador clandestino no puede obtener un permiso de trabajo, pues es imposible acceder a él si sus padres no han podido regularizar su situación migratoria.

Y es que casi toda la formación de estos oficios se realiza en empresas, con un curso de un día o dos en las escuelas profesionales y el resto en el centro de trabajo específico, es decir, en el caso de un panadero, en un negocio de este tipo.

“Es lo que se conoce en Suiza como “aprendizaje” o “formación dual” que dura entre 3 y 4 años”, explicó a swissinfo.ch el pediatra Bernard Borel, miembro de la ‘Plataforma Migración’, establecida en el Cantón de Vaud para mantener en contacto a las asociaciones de defensa de los inmigrantes y a los diputados.

“La inmensa mayoría de los jóvenes en el país sigue ese tipo de formación, y más todavía, los que tienen padres de las clases sociales más bajas. Son muy pocos ahora los hijos de indocumentados que tienen la posibilidad de hacer una formación después de concluir la escuela obligatoria hacia los 15 o 16 años de edad. Y encontrar un trabajo, con esta edad, y sin formación es casi imposible, lo que los empuja, muchas veces, hacia una marginalidad social creciente”, agregó Borel en entrevista con Sergio Ferrari. (Ver en MÁS SOBRE EL TEMA: ‘Esperanza para la formación profesional de los clandestinos’)

Sin reconocimiento formal

En el debate de este martes en el Senado, los senadores socialistas Claude Hêche (legislador por el cantón del Jura) y Alain Berset (por Friburgo) argumentaron que con el acceso al aprendizaje de un oficio se termina con el riesgo de que estos jóvenes “comiencen a cometer pequeños delitos si permanecen ociosos en casa”.

Para algunos miembros del partido Unión Democrática de Centro (UDC), el temor radica en que este acceso a formación se observe como una puerta abierta a la inmigración clandestina, por lo que se inclina más por soluciones individuales, en casos extremos, como ya lo permite la ley en vigor.

La regularización de estos jóvenes no fue discutida en el Parlamento de Suiza, como tampoco fue aceptada la moción del diputado por Ginebra del Partido de Los Verdes, Antonio Hodgers.

El consejero nacional de origen argentino solicitaba en concreto que los jóvenes clandestinos se beneficiaran de un reconocimiento formal de los recién nacidos en Suiza cuyos padres se encuentran en situación ilegal.

La moción de Hodgers, en base al respeto al convenio relativo a los derechos del niño para las personas sin permiso de residencia legal, fue rechazada con 22 votos en contra, 16 a favor.

En la práctica, ciudades suizas como Lausana y Ginebra anunciaron ya que en su jurisdicción los jóvenes indocumentados tienen derecho a realizar el aprendizaje de un oficio.

Entre 200 y 400 jóvenes indocumentados desean comenzar el aprendizaje de un oficio cada año en Suiza, según estimaciones de la Unión de Ciudades Suizas.

Ellos representan el 0,25 à 0,5% de un total de 80.000 contratos para realizar el aprendizaje en algún negocio, que se expiden cada año en Suiza.

Entre 300 y 500 jóvenes indocumentados terminan la escuela obligatoria cada año.

En Suiza no hay impedimento para su educación, el problema ocurre al momento de requerir un permiso de trabajo (necesario para el aprendizaje de un oficio para realizar las prácticas necesarias en algún establecimiento).

10’000 jóvenes vivían en Suiza en 2004, sin permiso de residencia, según una estimación del Instituto de Investigaciones gfs.berne. Pero se trata de cifras aproximadas, imposibles de comprobar.

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