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La obligación de registrarse en embajadas, genera división

La Organización de los Suizos en el Extranjero reclama la nueva ley desde hace años Keystone

El Consejo Nacional (cámara baja) quiere abolir la obligación para los suizos residentes en el exterior de anunciarse ante las representaciones diplomáticas, distanciándose así de la opinión de los senadores. La Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) lamenta la decisión.

 

La responsabilidad individual está en el centro mismo de la nueva Ley sobre los Suizos en el Extranjero. “La inscripción voluntaria es coherente en relación con esta responsabilidad individual y, por consecuencia,  juiciosa”, señaló Didier Burkhalter ante los diputados. El ministro de Relaciones Internacionales logró convencer a la mayoría de entre ellos.  

Según las reglas vigentes, los suizos instalados en el extranjero tienen la obligación de registrase ante una representación suiza, sea una embajada o un consulado. Sin embargo, aquel que omite hacerlo no se expone a ninguna sanción.

Si prevalece la voluntad de los diputados, esta obligación será suprimida cuando se introduzca la nueva Ley Federal sobre los Suizos en el Extranjero. Sin embargo, quien lo desee, podrá registrarse voluntariamente. En tal caso será automáticamente inscrito en los registros electorales, lo que asegura la participación en las votaciones y elecciones que se realizan en Suiza.

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La OSE lamenta

La decisión, sin embargo, no es definitiva. Ya que el Consejo de Estado, por su parte, había decidido en marzo pasado mantener la obligación de registrarse. Los cantones, por su parte, se oponen a la inscripción automática en los registros electorales,  por temor a una sobrecarga administrativa.

Dadas esta divergencia el dossier vuelve nuevamente a la Cámara Alta. Los senadores deberán volver a debatir sobre este tema en la sesión de septiembre próximo.

La Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) deplora las posiciones confrontadas de ambas Cámaras. En un comunicado, lamenta la voluntad del Consejo Nacional de suprimir la obligación de anunciarse. Lo que complicaría en concreto la misión de la Confederación, inscrita en la Constitución, de reforzar las relaciones entre los expatriados y su madre patria, explica la OSE.

Los tiempos cambian

El Gobierno considera que la abolición de la obligación de registrase implicará una disminución de costos. “La obligación de anunciarse permite a las autoridades alcanzar y comunicarse más fácilmente con los suizos en el extranjero”, refuta sin embargo, el diputado demócrata cristiano Gerhard Pfister, haciendo referencia a posibles situaciones de emergencia como catástrofes naturales u otro tipo de crisis.

“En 2014, mantener esta obligación ya no tiene sentido. Las fronteras no son como hace cien años. La responsabilidad individual representa el buen método”, contesta el diputado socialista Andy Tschümperlin. Su colega liberal-radical Kurt Flury también se pronunció a favor de una decisión individual voluntaria. Argumentando, por una parte, que no todos los expatriados desean anunciarse ante una embajada o consulado y, por otra, que no tiene sentido inscribir una obligación en una ley si el no respeto de la misma no conlleva ninguna sanción.

Luego del debate los diputados se pronunciaron claramente contra la obligación de registrarse con 140 votos a favor y 37 en contra. 

Después del Senado, en marzo pasado, el Consejo Nacional (cámara baja)  votó este mes la nueva Ley sobre los Suizos en el Extranjero, fruto de la iniciativa parlamentaria de Filippo Lombardi, senador  del Partido Demócrata Cristiano.
 
Con base en el texto, el Ministerio de Asuntos Exteriores (DFAE) se convertirá en el principal interlocutor de los suizos en el extranjero. Hoy las bases legales están distribuidas en cerca de treinta actas normativas diversas que se ubican en la competencia de casi todos los ministerios.

La nueva ley establece en particular los derechos políticos, el apoyo previsto para los compatriotas en el exterior, y la ayuda social que acordárseles.

A nivel de derechos políticos se establece el sistema de voto electrónico para favorecer la participación de los suizos del exterior en las votaciones y elecciones federales. 

Contrariamente al Senado, el Consejo Nacional no ha querido introducir la obligación de los expatriados de presentarse en una representación helvética para inscribirse en el registro de los suizos en el extranjero – inscripción de la que depende la posibilidad de ejercer el derecho de voto.

Este objeto vuelve a la Cámara de Cantones para el examen de la divergencia. 

¿Más o menos burocracia?

Solo la Unión Democrática de Centro (UDC/ derecha conservadora) se opuso al conjunto de la nueva ley y solicitó no entrar en materia. Esta ley es “superflua” y provoca gastos suplementarios, estimó el representante Hans Fehr en su alocución en la tribuna, dirigiéndose a sus colegas parlamentarios.  “Si vosotros estáis convencidos, incluso parcialmente, que hay que luchar contra la burocracia, entonces es el momento de probarlo”,  exclamó tratando de convencer a los diputados de los otros partidos.

Sin embargo, éstos, no aceptaron la propuesta de no entrar en la discusión de la ley. Tal como lo afirmó la diputada demócrata-cristiana Marianne Streiff, la mayoría consideró que la nueva ley, al juntar todos los reglamentos diferentes vigentes en un mismo texto, implica una simplificación y una disminución de la burocracia.

Cuestión de democracia

En la discusión del articulado de la ley, el Consejo Nacional de igual forma que anteriormente el Consejo de Estado, se pronunció contra la inscripción de las escuelas suizas en el extranjero en la Ley sobre los Suizos del Extranjero. El argumento principal es de tipo esencialmente técnico, como lo explicó Didier Burkhalter: la Ley sobre los Suizos del Extranjero, es un instrumento jurídico marco, en tanto que la que rige las escuelas (que acaba de ser revisada) es una  ley sobre la atribución de subvenciones.

Sería un error mezclar dos textos de naturaleza jurídica diferente,  con el riesgo adicional de retrasar la entrada en vigencia de la segunda.

Sobre la cuestión de las elecciones al Consejo de los Suizos del Extranjero y de su carácter más o menos democrático, por el contrario, las dos Cámaras no coinciden. El diputado socialista Andreas Gross afirmó haber escuchado regularmente de parte de expatriados críticas por el hecho que el Consejo se habría transformado en una “camarilla que se organiza a sí misma” y al interior de la cual las posibilidades de ser elegido no son las mismas para todos.

Didier Burkhalter recordó que la OSE es una fundación de derecho privado y que en ese sentido es libre de organizarse a sí mismo y de organizar las elecciones al Consejo de los Suizos del Extranjero como mejor le parezca. Anunció que en el marco del procedimiento de eliminación de diferencias, el Gobierno va a apoyar la formulación del Consejo de Estado. Contrariamente al Nacional, el senado no desea inscribir la exigencia de elecciones democráticas en la ley.

Traducción, Sergio Ferrari

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