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Intercambio de datos contra el ‘dinero negro’

Keystone

¿Debe Suiza contrarrestar los ataques y mantenerse soberana, o debe volverse proactiva y adelantarse a los detractores del secreto bancario? Estas dos actitudes opuestas guían el debate sobre el futuro de la plaza financiera helvética.

A la luz de los resultados, el modelo del impuesto liberatorio diseñado para regularizar el dinero negro depositado en la banca suiza no ha sido demasiado exitoso, al menos hasta ahora. Alemania lo rechazó formalmente. Francia lo considera “una amnistía para los defraudadores”. Por el momento, solo Austria y Gran Bretaña han aceptado este tipo de acuerdo.

Desde hace años, la Unión Europea (UE) reclama a Suiza la aplicación de un sistema de intercambio de información automático. Este esquema obligaría a los bancos helvéticos a declarar a las autoridades fiscales extranjeras -dos veces al año- los intereses que percibieron sus ciudadanos con cuentas en territorio suizo.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha emprendido diversos esfuerzos para que este modelo se aplique en el mediano plazo. Con respecto a Estados Unidos, Suiza está a punto de introducir un sistema unilateral de intercambio de información bancaria que se enmarca en la llamada Ley del Cumplimiento Fiscal de las Cuentas Extrajeras (FATCA por sus siglas en inglés).

También Luxemburgo –principal aliado de Suiza en la lucha por preservar el secreto bancario, junto con Austria–firmará en breve un acuerdo FATCA. Y la Unión Europea le demandará, al ser uno de sus países miembros, que le otorgue el mismo trato que al Gobierno estadounidense, acrecentando con ello la presión ejercida sobre Suiza para que acepte finalmente un intercambio automático de información con la UE.

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¿Cuál es la estrategia para salir de la crisis?

Este contenido fue publicado en Desde hace años, la plaza financiera suiza es blanco de ataques. En la mira se hallan el secreto bancario y, sobre todo en Estados Unidos, los bancos helvéticos acusados de incitar a los clientes americanos a la evasión fiscal. Como solución, Suiza propone un impuesto liberatorio, que será retenido en la fuente, sobre los intereses,…

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Airadas reacciones

Die offizielle Schweiz hält weiterhin am Modell Abgeltungssteuer fest. Die Banken erheben auf sämtlichen Erträgen eines Kontos eine Quellensteuer und überweisen sie dem Fiskus des jeweiligen Landes.

Kürzlich hat der Bundesrat eine Expertengruppe damit beauftragt, nachzudenken und Wege zu einem sauberen Bankenplatz aufzuzeigen. Zu den möglichen Wegen gehört auch der Informations-Austausch. Als Finanzministerin Eveline Widmer-Schlumpf vor wenigen Wochen sagte, die Schweiz müsse sich der Diskussion um den Austausch von Bankinformationen stellen, löste sie damit bei bürgerlichen Politikern harsche Reaktionen aus. Sie sei damit dem Bundesrat in den Rücken gefallen, man müsse ihr das Dossier entziehen so lautete der Tenor.

Ventajas para los bancos

“La actitud que ha adoptado (Suiza) durante 40 años de aplazar las cosas, y conformarse con reaccionar, ya no funciona desde hace cuatro o cinco años. De alguna forma dejamos pasar el momento más oportuno para cambiar de estrategia”, afirma Peter V. Kunz.

“Sin embargo, esto tampoco significa que sea demasiado tarde. Creo que necesitamos un ajuste proactivo y realmente deseo que el grupo de expertos entregue propuestas en este sentido”, añade el profesor de Derecho Comercial y Comparado en la Universidad de Berna.

Y con “en este sentido”, Kunz se refiere al intercambio automático de información. “Un modelo que, esencialmente, otorgaría ventajas económicas a los bancos, ya que éstos podrían trasmitir fácilmente la información que tienen disponible. Y no tendrían que, como sucede en el caso del impuesto liberatorio, efectuar cálculos diversos, cobrar los impuestos correspondientes y transferir luego el dinero”.

El impuesto liberatorio (contenido en los convenios para evitar la doble imposición) permite regularizar el dinero que tienen depositado en Suiza los contribuyentes extranjeros.

Concretamente, un porcentaje del impuesto es retenido sobre los haberes invertidos en Suiza y  transferido al Estado en el que tiene su domicilio el titular de la cuenta. Una vez pagado el gravamen, el contribuyente queda liberado de sus obligaciones fiscales con respecto a la suma en cuestión. De ahí que este tributo se conozca como impuesto liberatorio. Los ingresos futuros (por concepto de intereses, dividendos, etc,) que genere esta inversión estarán sujetos a la retención en la fuente.

El impuesto liberatorio permite conservar el anonimato de los titulares de una cuenta.

Suiza concluyó acuerdos para un impuesto liberatorio –también conocidos como Acuerdos Rubik- con Gran Bretaña y Austria, que entraron en vigor el 1 de enero de 2013.

El Bundesrat (cámara alta) de Alemania, que había negociado y firmado un acuerdo de esta índole con Suiza, rechazó esta solución. Francia no apoya este esquema, pero hay discusiones en curso para potenciales acuerdos de un impuesto liberatorio con Italia y Grecia.

El esquema es negativo

“No veo ninguna razón por la cual deberíamos aceptar el intercambio automático de información”, declara a su vez Martin Janssen, experto bancario en Zúrich. “El impuesto liberatorio permite entregar el dinero correspondiente (al cumplimiento fiscal). Si otros países desean más, no es por razones financieras. Se trata más bien de una cuestión de represión a sus ciudadanos. Y no debemos apoyarlos”.

Hasta ahora, en el terreno práctico, las experiencias que ha acumulado la UE en la aplicación del intercambio automático de información han sido esencialmente negativas, según da cuenta el informe europeo de la primavera 2012. Además, no todos los países han adoptado este modelo, y entre los que sí lo han hecho, algunas autoridades fiscales enfrentan serios problemas para examinar y procesar la abultada cantidad de datos que reciben.

“La mayoría ha fracasado en el trabajo de evaluación. El grueso de los datos corresponde a gente honesta; y se requiere un esfuerzo importante para descubrir quiénes han defraudado al fisco. Por otro lado, las informaciones son entregadas en los formatos más diversos”, afirma Mario Tuor, portavoz de la Secretaría de Estado de Asuntos Financieros Internacionales.

Solución “inteligente”

Mario Tuor destaca que, en contrapartida, con un impuesto liberatorio todos los titulares de una cuenta en Suiza son gravados, porque la retención se hace de forma automática. “Y contra lo que sucede en el caso del intercambio de información, (los ciudadanos extranjeros) no solo tributan sobre los intereses, sino que también lo hacen sobre los dividendos y otros tipos de ingresos derivados de los capitales invertidos. Además, el esfuerzo no debe ser realizado por las autoridades extranjeras. Son los bancos suizos quienes lo hacen”.

Martin Janssen coincide en las bondades del impuesto liberatorio que, a su juicio, ha sido “seguro en el pasado y es una solución inteligente de cara al futuro”. El experto bancario destaca que también es positivo en el ámbito jurídico, ya que los clientes extranjeros que no han declarado sus cuentas en Suiza no son denunciados ante sus autoridades fiscales. “Esto implicaría una ruptura de la confianza, y a estos clientes se les aseguró el derecho al secreto bancario cuando abrieron sus cuentas”.

Pese a su posición crítica, Peter V. Kunz reconoce que el impuesto liberatorio es un “concepto acertado” en lo relativo al respeto de la confidencialidad que los bancos garantizan. Pero desde su perspectiva, si no se logra poner en marcha el impuesto liberatorio, Suiza tendría que buscar “una amnistía con los países de las personas que están concernidas”.

Electores alemanes

Sobre un potencial intercambio automático de datos en un futuro, Peter V. Kunz considera que, en última instancia, a Suiza debería darle igual cómo se comporten otros países con sus contribuyentes. “Alemania, por ejemplo. Si un país trata mal a sus ciudadanos, no es nuestra culpa. Y son los ciudadanos germanos quienes tendrán que cambiar las cosas por la vía de los procesos políticos”.

El profesor de Derecho considera que aun cuando prevaleciera la estrategia del intercambio automático de información, el tema del impuesto liberatorio podría no estar cerrado. “Si se entregan los datos bancarios, tomemos de nuevo el caso de Alemania, el fisco de este país querría saber si tal o cual cuenta se abrió recientemente o hace varios años.

Y para resolver los casos de dinero no declarado depositado desde hace años en una cuenta suiza, nuevamente sería necesario un impuesto liberatorio o una amnistía fiscal, puntualiza el académico.

La Unión Europea (UE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) defienden el intercambio automático de información.

El modelo de la UE prevé que los bancos transmitan información a las administraciones fiscales de otros países dos veces al año. Los datos que proveen son relativos a los intereses percibidos por sus clientes extranjeros, así como el nombre y dirección del titular de las inversiones.

Desde hace ocho años, 24 de los 27 países de la UE aplican el esquema del intercambio automático de información. El resultado ha sido decepcionante, según evidencia un informe publicado por la Unión Europea en 2012. La mayoría de sus Estados miembros, excepto Dinamarca, no tienen claro si dicho intercambio automático de datos bancarios ha conducido a una mayor honestidad fiscal.

El intercambio automático implica, en contrapartida, un efecto disuasorio. De acuerdo con un estudio estadounidense, el hecho de que los contribuyentes sepan que las autoridades fiscales conocerán sus coordenadas mejora solo en un 40% su honestidad.

(Traducción: Andrea Ornelas)

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