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Llamas y alpacas: rentables y ecológicas

Las excursiones con llamas se generalizan en los Alpes suizos. Lamaventura

Los camélidos sudamericanos ya no son animales extraños en el paisaje alpino.

En Suiza existen alrededor de 3.500 llamas y alpacas. Son importadas por su exótica belleza y por su potencial económico y ecológico.

Los ingresos en la agricultura por empresa decrecen contínuamente: de 62.822 francos suizos en 1990, a 51.500 en el 2003. Además, en las regiones montañosas se perdió 8% de los puestos de trabajo entre 1995 y el 2001. Las zonas más afectadas fueron el Gotardo, Berna y los Grisones.

Estas tendencias negativas han aguzado la creatividad de los campesinos que han optado por la diversificación, con buenos resultados: los ingresos secundarios en la agricultura, por empresa, han aumentado de 16.264 a 18.522 entre 1990 y el 2003.

No es de extrañar, por tanto, que los campesinos suizos se dediquen, paralelamente a la agricultura, a nuevas actividades como la crianza de camélidos sudamericanos. Las granjas con llamas aumentaron de 82 a 162, y las de alpacas de 31 a 84 entre 1999 y el 2003.

Mientras los pobladores sudamericanos emplean desde hace siglos a las llamas sobre todo como medio de transporte y a las alpacas como fuente de carne y de lana, los suizos las crian en granjas para venderlas, las emplean en el cuidado del paisaje y, además, como atractivo turístico.

Es el caso de la familia Deplazes-Cathomen que, además de vacas, cria llamas para hacer excursiones en Surrein (cantón Grisones).

Con este turismo no convencional, enfrentan la actual presión económica sobre los campesinos de las montañas. Como ellos, hay criadores en las regiones altas de Berna, Valais y en países europeos vecinos.

Alpacas: cotizadas por su lana

Algunos animales son empleados en la terapia y la lana es puesta en primer plano por algunos criadores e importadores de alpaca. La lana es, en el caso de las alpacas, el principal argumento para la venta, dice Ruedi Mosimann.

Como animales de pasatiempo y, en parte, como inversión de capital es también un negocio, añade Mosimann, presidente de la Asociación Suiza de Llamas y Alpacas, VLAS, que tiene 350 socios.

Para cerca de la mitad de los socios de VLAS, la crianza de estos animales es un negocio. Sin embargo, hay otras razones para optar por las llamas y alpacas.

“Ecológicamente, su crianza es absolutamente positiva. Ellas contribuyen a la preservación del paisaje alpino”, remarca Mosimmann.

El presidente de VLAS informa que de las 3.500 llamas y alpacas existentes en Suiza, cerca de la mitad nacieron en territorio helvético.

Por ejemplo los Deplazes-Cathomen no importaron ninguna de sus ocho llamas. Todas fueron compradas en las regiones altas de Berna, Zurich y los Grisones.

No muy lejos de Surrein, en Serneus, la familia Jegen también cría llamas desde el otoño del 2002 para emplearlas en el turismo. A su granja llegaron primero Kisha y sus dos hijos, Pasco y Gaucho.

Poco después aumentaron el rebaño con la compra de Mirco y Marina. Luego llegó Kasimir como semental. Finalmente, en diciembre de 2003 nació Ricardo, hijo de Kischa y Kasimir, y la primera llama serneusa.

Suiza: importadora y exportadora

El otro 50 por ciento de llamas que vive en Suiza son importadas, al principio de Argentina, Alemania e Inglaterra, y actualmente de Chile y Perú.

“Suiza importa alpacas y después las exporta a otros países de la Unión Europea que no pueden importarlas directamente de Sudamérica”, indica Mosimann.

“Las llamas y alpacas se han adaptado a Suiza muy rápido y muy bien”, enfatiza Mosimann.

Nadia Cathomen, por su parte, ha observado que cuando estos animales consumen pasto fresco y tierno en abundancia sufren cólicos estomacales y diarrea. “Tendrán que pasar generaciones para que se adapten a la nueva alimentación”.

Varios estudios científicos han empezado a descifrar muchas dudas pendientes y la Oficina Federal de Veterinaria (OFV) ha emitido nuevas pautas en la crianza de estos animales.

Por ejemplo, si bien son animales que se conforman con muy poco, porque son extraordinarios aprovechadores del alimento, necesitan pasar varias horas al día buscando su propia comida y masticando.

Tal como en la tierra de sus ancestros, los Andes sudamericanos.

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swissinfo, Rosa Amelia Fierro

– Los cambios estructurales en la agricultura obligaron a que 5% de los campesinos abandonen sus granjas cada año.
– Los animales que no son cepillados y peinados regularmente deben ser esquilados para que su piel no se apelmace y no almacene calor.
– La crianza de llamas y alpacas comenzó en Suiza a finales de los años 70.
– Las llamas y alpacas deben permanecer en un rebaño o, por lo menos estar siempre dos ejemplares juntos.

– Los otros camélidos sudamericanos – vicuñas y guanacos – también pueden verse en Suiza, pero únicamente en zoológicos. Ellos están bajo la Ley de Protección de Especies en peligro de extinción.
– Durante miles de años la alimentación de los camélidos sudamericanos se basó en el ichu, pasto fino y escaso que crece sobre cuatro mil metros de altura en los Andes.

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