Locarno: Suiza en liza con un filme policiaco
Complices, de Frédéric Mermoud, es el único filme helvético en la competición internacional del Festival de Locarno. Esta coproducción franco-suiza aspira, junto con otros 17 largometrajes, a un Leopardo de Oro.
Este miércoles, el cine suizo es el protagonista en Locarno, que dedica por cuarto año consecutivo una jornada entera a la producción nacional.
“No es un filme obsesionado por la intriga y el encadenamiento de eventos, sino más bien por el enlace de emociones, experiencias y por las búsquedas de los personajes”, confiesa el realizador de la cinta, que vive actualmente en París.
Fréderic Mermoud califica su primer largometraje de género policiaco como un “filme de personajes”, puesto que “son ellos que están en el centro de cada secuencia y es lo que hace avanzar el relato y que capta la atención de la cámara”.
¿La trama? Es la historia de un amor profundo entre Rebeca y Vincent, cuyos cuerpos son encontrados en aguas del río Ródano. El comisario Hervé Cagan y su compañera Karine Mangin dirigen las investigaciones para descubrir las razones de este asesinato e intentar comprender el desenlace caótico y apasionado de estos dos jóvenes.
Amor adolescente
Pasión, prostitución, crimen y suspense. Todos los ingredientes clásicos de un filme policiaco están incluidos en esta cinta, pero Frédéric Mermoud se centra en la vertiente humana. A través de este desarrollo policiaco se llega al amor adolescente, un tema que ocupa al realizador.
En 2003, L’Escalier, obtuvo el Pardino de Oro en Locarno (la estatuilla menor del Leopardo, la principal presea del Festival), con una puesta en escena de dos adolescentes que conjuraban su amor en las escaleras de un edificio. Siguió Rachel, retomando en el título el nombre de la protagonista del filme precedente. Este filme narra cómo Rachel en una noche ocupada como niñera se encontrará pronto en una fiesta improvisada.
El rostro de la adolescente enamorada en esos dos cortometrajes, protagonizados por la actriz francesa Nina Meurisse, vuelve a la pantalla en Complices, donde interpreta el personaje de Rebeca.
“Tenía ganas de trabajar el retrato de la joven que abordé en esos dos cortometrajes. Y a esto se sumó el deseo de hacer un filme de género”, explica Frédéric Mermoud. A guisa de punto de partida se presenta un hecho ocurrido en Francia hace algunos años: estudiantes de una escuela de comercio pusieron en línea unos anuncios de prostitución de sus amigos más jóvenes.
Edad luminosa
“Actualmente, los jóvenes tienen una relación muy liberal respecto a su cuerpo y las relaciones sexuales, aunque al mismo tiempo conservan una madurez afectiva, combinada con los deseos amorosos propios de su edad”, subraya Frédéric Mermoud, que acentúa su interés en mostrar este contexto sociológico.
Tras las escenas, a veces crudas, el cineasta busca permanentemente mostrar la esencia de cada personaje.
“Busqué filmar en todo momento en función de lo que cada personaje experimenta”, advierte el realizador, quien se dice fascinado por el lado “luminoso, solar”, de los jóvenes recién salidos de la adolescencia. “Es una edad fascinante por la energía tan fuerte que transita por ellos; todo parece posible o todo puede tomar proporciones muy grandes o completamente irrisorias. Todo se vive de forma muy intensa”.
Filme documentado
En contrapartida, el binomio Gilbert Melki-Emmanuelle Devos encarna la edad adulta. Prisioneros de la rutina, presos de la angustia afectiva, la pareja de policías representa “la otra cara de la misma moneda”.
“El hecho de que esos dos mundos se correspondan y que uno intente comprender al otro, que uno alimente al otro, es lo que me interesa en Complices“, indica Frédéric Mermoud.
Para cubrir los requerimientos de esta investigación sobre estas dos generaciones, el cineasta realizó una tarea de detective. Durante los tres años que consagró a la película, se entrevistó con policías y con personas que participan en los círculos de la prostitución masculina.
“Sabiendo que esos aspectos estaban bien documentados, me pude concentrar en otro asunto. Paradójicamente, eso me dio un poco de libertad”. La de cuidar la evolución psicológica.
Carole Wälti, Locarno, swissinfo.ch
(Traducción: Patricia Islas Züttel)
Este 12 de agosto se realiza por cuarta vez la Jornada del Cine Suizo, presentada por la Oficina Federal de la Cultura, el Festival de Locarno y la organización de promoción de los filmes helvéticos, SWISS FILMS.
El tema de la Jornada: ‘Centenario de la música de cine’.
En la agenda figuran una mesa rendonda sobre el tema y dos primicias:
– La proyección de ‘La valle delle ombre’ de Mihàly Györik, cineasta tesinés de origen húngaro.
– La proyección de Baba’s Song de Wolfgang Panzer.
Además de Complices, otros realizadores suizos compiten en otras secciones del Festival de Locarno:
En la sección ‘Cineastas del Presente’, Richard Dindo presenta The Marsdreamers. Un documental consagrado a los estadounidenses convencidos de que el ser humano deberá fundar en algún momento una nueva civilización en el planeta Marte.
En la misma categoría, Ivul, de Andrew Kötting, con Jean-Luc Bideau, narra la historia de un joven que, desterrado por su excéntrico padre, decide vivir en el techo de su casa.
En la sección ‘De aquí y de Allá’, Wolfgang Panzer presenta Baba’s Song, un largometraje de ficción sobre un huérfano de Malawi que quedará marcado por una de las mayores estrellas de la música de su país.
Y finalmente, el documental Dirty Paradise (Au nom de l’or), de Daniel Schweizer, trata la catástrofe ecológica y sanitaria que amenaza a los indígenas Wayana en la Guinea Francesa.
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