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Los Beatles desde el carillón más grande de Suiza

Abbaye-stmaurice.ch

La abadía de Saint-Maurice, cantón Valais, es centro de oración desde hace 1.500 años y domicilio del carrillón más grande de Suiza. Con sus 49 campanas, este conjunto superó en 2004 las 37 campanas del carrillón automático de Sisikon, a orillas del Lago de los Cuatro Cantones.

El significado original de carillón es “interpretar una melodía con cuatro campanas acordadas”. Entre cuatro y ocho son las que daban la hora desde las iglesias en Suiza, pero nada tenían que ver con la música.

Sin embargo los carillones como el de Saint-Maurice, cuya tonalidad llega a cuatro octavas, demuestran que también pueden servir de instrumentos capaces de tocar melodías y producir un concierto.

“Además de canciones religiosas quiero tocar piezas populares, por ejemplo de jazz, de los Beatles o canciones folclóricas”, señala François Roten, campanero de la Abadía Saint-Maurice. Mientras expresa su sueño para el futuro, interpreta el tema ‘Yesterday’ de los Beatles.

En realidad su ilusión es que los ciudadanos de Saint-Maurice pasen el fin de semana en su terraza, se pongan cómodos y digan: “Las campanas de la Abadía desgranan linda música, ¿verdad?”

Un sitio de oración desde hace 1.500 años

La Abadía de Saint-Maurice ha superado varios momentos duros desde su fundación, en 1515, entre ellos incendios y deslizamientos rocosos. No obstante, conserva desde hace más de 1.500 años su condición de punto de oración.

Visto así, en el “monasterio más antiguo de Europa” viven aún 45 religiosos y en su atrio se encuentra el lugar donde se llevaban a cabo los bautismos en los siglos IV y V.

¿Se puede tocar ‘Yesterday’ en un sitio como éste? “Allá por el 1500, en Holanda, cierto carillón tocaban melodías para llamar la atención de los ciudadanos antes de que las campanas dieran la hora. Eso no tenía ninguna relación con la Iglesia”, explica Andreas Friederich, presidente del gremio de campaneros y campanólogos de Suiza (GCCS en su sigla alemana).

“A los ciudadanos de allí sigue agradándoles escuchar la música del carillón. Sus tonalidades son escuchadas hasta en el ayuntamiento”.

De la misma forma, el sonido de las campanas del carrillón de Saint-Maurice llega a todos los rincones y vértices de la ciudad. Por eso no es comparable con un concierto pagado, sino con “uno democrático que todos pueden escuchar”. Precisamente por eso las canciones populares son apropiadas, señala Friederich.

Profunda resonancia en el cuerpo

A principios del siglo XIV comenzaron a colocarse las primeras campanas en la torre pétrea de la Abadía Saint-Maurice.

Pero tiempo después fueron destruidas, entre otros, por un incendio. Las ocho campanas que existen en la actualidad datan del año 1818.

François Roten, empleado en la Abadía desde 1989, toca las ocho campanas con un singular estilo que se ha dado en llamar ‘carillón valesano’. El campanero tira de la campana acordada al martillo, una particularidad de la tradición suiza.

“A las campanas obsequiadas como reminiscencia en el siglo XXI, siguió el don de un gran carillón”, rememora Roten retrocediendo en el tiempo.

Finalmente, cuatro de las ocho campanas de la Abadía quedaron como están y otras 45 nuevas fueron encargadas en Holanda. Como se sabe, Holanda es famosa por la fabricación de carillones. “Abarcan cuatro octavas. Especialmente los tonos altos y claros de las campanas pequeñas producen un sonido excepcional”, precisa Roten.

“Me llena de orgullo poder tocar el mejor carillón de Suiza. Dado que el mecanismo es de acción manual, surgen matices según el grado de fuerza empleada para rozar el teclado”.

Roten, quien también toca el órgano de tubos, señala: “Comienzo a disfrutar más con el carillón que con el órgano de tubos. Su sonido resuena con más intensidad en mi ser, y eso es hermoso”.

Además, interpreta ‘Yesterday’ presionando las teclas con el puño o pisando el pedal de las campanas más grandes y pesadas.

¿Sólo un artilugio?

Tellsplatte (Peña de Tell) en Sisikon es el sitio donde, según la leyenda, el prisionero del gobernador Gessler, Guillermo Tell, se fugó saltando a las aguas agitadas por una tormenta cuando era llevado en barco por el lago Urnersee. Ese hecho legendario atrae a numerosos turistas interesados en conocer la cuna de la independencia suiza.

En la loma de esta pradera hay un carillón donado por la Asociación de fabricantes de chocolate (Chocosuisse) en el centésimo aniversario de su fundación.

Se trata de un conjunto de 37 campanas accionadas por ordenador interpretan 20 melodías y son 100% ‘Swiss Made’. Era el más completo de Suiza hasta que en 2004 fue superado por el carillón de la Abadía Saint-Maurice.

“Aunque en los últimos ocho años han tocado unas 10.000 canciones por año, están todavía intactas”, observa Stefan Muri cuya firma Muri AG mantiene, en segunda generación, su renombre en la fabricación de campanas. “Son de construcción sólida. Es un orgullo de la artesanía suiza”.

Andreas Friederich, de la GCCS, observa sin embargo: “Muri es un taller conocido por la fabricación de campanas de iglesia. La calidad sonora de estos carillones no es mala, pero al ser accionados automáticamente privan al campanero de la posibilidad de sacar matices. En este sentido, es un carillón, digamos, parecido a un artilugio”.

Sonido de campanas por SMS

Aún siendo un artilugio, el turista puede escuchar la ‘Obertura de Guillermo Tell’, de Rossini, con sólo presionar un botón. Y dado que suena fuerte, se la puede escuchar con claridad hasta en el lago Urnersee.

Por eso Jakob Muri lo instaló de tal manera que los capitanes de los barcos de turismo puedan activar el carillón enviando un SMS desde su teléfono móvil.
Friederich recalca que aunque el carillón de Saint-Maurice está muy bien protegido en un monasterio religioso, los campaneros suizos recurren ahora a melodías conocidas para familiarizar a los ciudadanos con este instrumento de cuatro octavas y desarrollarlo.

“El instrumento está ahí. Los campaneros deben superarse en consecuencia. El futuro está en manos de los campaneros suizos”, enfatiza.

Kuniko Satonobu, Saint-Maurice, y Yumi Sato, Sisikon, swissinfo.ch
(Traducción del alemán: Juan Espinoza)

El peso total de las cuatro octavas que logran las 49 campanas es de 15 toneladas. La más pequeña pesa 9,1 kilos y la más grande 3,99 toneladas.

Las campanas son básicamente de bronce, es decir: 78% de bronce y 22% de estaño.

Pero dado que cuanto mayor contenido de estaño tengan el sonido es más claro y agradable, las campanas pequeñas encargadas de los tonos altos tienen un poco más de este metal.

Como homenaje al siglo XXI, los estudiantes de último año del bachillerato integrado en la Abadía Saint-Maurice donaron campanas, y se conformó el carillón.

En las campanas están gravados los nombres de cada donante.

El carillón fue completado en 2004 añadiendo a las cuatro existentes las 45 campanas nuevas que se compraron en Holanda.

“Tanto la relación de peso como la del tamaño están en primer plano. Además tocan cuatro octavas, son accionadas manualmente y permiten sacar del instrumento un alto potencial musical”, destaca el presidente del Gremio de campaneros y campanólogos, Andreas Friederich.

Tiene cinco metros de largo y ancho; mide 10,5 metros de altura. El peso total de las 37 campanas de bronce llega a 5,768 toneladas: la más pequeña pesa 8 kilos y la más grande, 880 kilos.

Un programa de ordenador activa las 20 canciones vinculadas con Suiza.
El carillón fue construido en 2001 con ocasión del 100 aniversario de la Asociación suiza de fabricantes de chocolate (Chocosuisse), como una donación al pueblo suizo.

Tellsplatte se encuentra en la rivera que está en frente de Rütli, la pradera donde se fundó Suiza. Hasta ahí conduce el “sendero de Suiza”, camino creado recordando el 700 aniversario del país.

Franz Schmid, presidente de Chocosuisse, precisa: “Entonces se convirtió casualmente en el carillón más grande de Suiza. Pero el que otro tomara su lugar dos años después no es un problema. El carillón de Tellsplatte es un producto totalmente suizo, simboliza el corazón de Suiza y muestra su fortaleza. En este sentido, ocupa el primer lugar”.

La Federación Mundial del Carillón (WCF en su sigla inglesa) reconoce los siguientes cuatro carillones suizos accionados manualmente:

– Carillón de 49 campanas de la Abadía Saint-Maurice.
– Carillón de 36 campanas en la Iglesia Sainte-Croix del cantón Ginebra.
– Asimismo el carillón de Zofingen, también de 36 campanas.
– Carillón de 24 campanas en Lens.

A los carillones accionados por ordenador pertenecen:

– Carillón de Sisikon, compuesto de 37 campanas
– Carillón de la Joyería Kurz en Zúrich, con 31 campanas
– Carillón de la casa parroquial Hasel en Spreitenbach-Killwangen, de 24 campanas
– Carillón del Museo de la Relojería en la Chaux-de-Fonds, también de 24 campanas.

(Fuente: Sitio de la GCCS)

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