Los liberales, ineludibles en las negociaciones poselectorales en Alemania
Los liberales alemanes vuelven al primer plano de la política y se perfilan como un componente ineludible en la coalición pos-Merkel. Pero ¿hasta dónde está dispuesta a llegar esa formación, afín a la derecha, para gobernar con los ecologistas, sus «rivales favoritos»?
Con el 11,5% de los sufragios en las elecciones del domingo, el partido liberal (FDP) tiene claro que obtuvo mucho más que un cuarto puesto.
Será, junto a los Verdes (14,8%), el «forjador de cancilleres» en las largas negociaciones previstas para llegar a constituir una mayoría.
Ecologistas y liberales pueden decidir aliarse tanto con los socialdemócratas (SPD), que avanzaron un poco, como con los conservadores de la alianza CDU/CSU que también pretenden formar gobierno.
Los dos partidos menores tienen en sus manos el destino de los mayores. A condición de que logren superar sus propias divergencias.
Inflexible respecto a la ortodoxia presupuestaria, hostil a los aumentos de impuestos y a la regulación por parte del Estado, la línea política del FDP parece muy difícil de conciliar con la de los Verdes, que desean aumentar el salario mínimo, cobrar impuestos a los más ricos, e invertir miles de millones de dólares del erario en la transición ecológica.
– Ganas de gobernar –
Esta situación parece algo «ya muy visto» para el líder de la formación, Christian Lindner, quien en las elecciones de 2017 se inclinó a formar una alianza «Jamaica» con conservadores y Verdes, llamada así por la coincidencia de sus colores con los de la bandera del país caribeño (negro, amarillo y verde).
Sin embargo, tras varias semanas, el FDP abandonó las conversaciones sin previo aviso, afirmando «que es mejor no gobernar que hacerlo mal».
Esta decisión sumió a Alemania en una crisis política sin precedentes, retrasando durante varios meses la formación de un gobierno.
Cuatro años más tarde, la situación ha cambiado. Los liberales «parecen tener muchas ganas de integrar el gobierno», destaca Paul Maurice, especialista sobre Alemania en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Lindner, un exconsultor de 42 años, tuvo un gesto hacia los Verdes el domingo de noche: «El próximo gobierno va a estar marcado por la ecología, es un claro deseo de la sociedad», dijo.
Aunque reconoció que «son los Verdes y el FDP los que mantienen más divergencias y deben comenzar las negociaciones».
Un mensaje bien recibido por la líder ecologista, Annalena Baerbock, que también sugiere que ambos empiecen a hablar.
– «Partido de las prohibiciones» –
La brecha entre el partido preferido del sector empresarial y los medioambientalistas es un escollo difícil de salvar, según observadores.
«Durante muchos años, los Verdes han sido los adversarios preferidos de los liberales», indicaba este lunes el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, recordando que los «Grünen» son denostados frecuentemente por el FDP como el «partido de las prohibiciones».
Christian Lindner, un aficionado a los Porsche, que se integró al FDP a los 16 años, en el cual asumió el liderazgo a los 34, no oculta su ambición: convertirse en ministro de Finanzas de la mayor potencia económica europea.
Para los Verdes, una especie de «casus belli».
A nivel regional, ambos partidos han encontrado ciertos puntos en común y gobiernan juntos en dos Länder (estados), Renania-Palatinado (oeste) dirigido por el SPD, y Schleswig-Holstein (norte) por la CDU.
También son los dos partidos preferidos entre los jóvenes, que alaban su apertura en cuanto a los asuntos sociales (familia, derechos de las minorías, libertades individuales…).
Verdes y liberales fueron mayoría entre quienes votaron por primera vez.
Esta nueva popularidad del FDP es un mérito atribuible a Lindner. Brindó un nuevo impulso al partido, que había caído hasta el 4,8% de los sufragios en las elecciones legislativas de 2013.