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El Festival de Jazz de Montreux revive el pasado

Al interior del 'Heritage Lab II', suerte de gramola audiovisual ubicada en el Café Jazz Montreux, en la EPFL. Keystone

«Tum, tum, tuuuuuuum…. Tum, tum, tum, tuuuuuuum…». La icónica canción de Deep Purple, Smoke on the Water, puede escucharse ‘en vivo’ en un campo universitario suizo, en donde también puede accederse a muchos otros archivos de rock, blues y jazz pertenecientes al célebre Festival de Jazz de Montreux.

En un cuarto completamente a oscuras, un grupo de periodistas observa la imagen de Ian Gillan proyectada sobre una mega pantalla con la más alta tecnología de punta. Ahí, el autor de ‘Smoke on the water’ narra la bien conocida historia de cómo durante un concierto del roquero Frank Zappa “un estúpido con pistola de bengala” quemó accidentalmente el antiguo Casino de Montreux y Claude Nobs, fundador del Festival de Jazz de Montreux (aludido en la pieza musical como Funky Claude) corrió por todo el recinto rescatando gente.

El fuego se reflejaba sobre las cercanas aguas del Lago Leman, lo que inspiró el nombre de esta pieza. Mientras escuchamos sus acordes, a nuestra derecha, desde la parte trasera de la sala llega con claridad el audio de los gritos de la multitud.

Todo esto es posible gracias al ‘Heritage Lab II’Enlace externo, una suerte de gramola audiovisual ubicada en el Café Jazz Montreux situado en un laboratorio de arte (ArtLab)Enlace externo establecido en una superficie de 250 m2 en las instalaciones de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).

El Artlab, de 250 metros de largo, instalado en la EPFL, fue diseñado por el arquitecto japonés Kengo Kuma y alberga el Montreux Jazz Café. EPFL/Michel Denancé

Desde el pasado 5 de noviembre, el público tiene una oportunidad sin igual de acceder gratuitamente a los archivos musicales de todos los conciertos que han tenido lugar en el Festival de Jazz de Montreux de 1967 a la fecha. Un día, Nobs comenzó a grabar toda la música que era tocada en el festival y conformó con ella una colección única. Ahí tiene, por ejemplo, a Ella Fitzgerald, Aretha Franklin y Prince en un concierto compartido. Para dar valor a este acervo, la UNESCO lo reconoció como parte de su patrimonio en el 2013.

La cabina de visualización que permite esta maravilla fue diseñada -y construida a lo largo de dos años- por un equipo de 15 investigadores de la EPFL y de la escuela de diseño ECAL de Lausana. En ella, una pantalla curva, acolchada con paneles en forma de diamante, permite acentuar la sensación de profundidad de las imágenes, mientras una serie de espejos laterales facilitan una experiencia visual mucho más completa.

El espectáculo es apoyado por 32 altavoces en 3D que reproducen, vía una consola, la acústica precisa que tenían cada una de las salas en donde se desarrollaron los conciertos de Montreux, que incluyen lo mismo el inmenso Auditorio Stravinski, con sus 4 000 espectadores, que el antiguo Casino.

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“Este café es nuestro buque tecnológico insignia”, dice a swisisnfo.ch el director del Festival de Jazz de Montreux, Mathieu Jaton. “Por primera vez, gracias a la EFPL, estos archivos son accesibles para la gente. Tenemos pasado y futuro reunidos aquí”.

El ‘Heritage Lab II’ es uno de los elementos más visibles del proyecto Jazz Digital MontreuxEnlace externo, que ha reunido desde el 2007 los esfuerzos del Festival de Jazz de Montreux, de la EPFL y de diversos patrocinadores privados, en aras de preservar, mejorar y explotar este acervo musical.

Pero la idea es ir más lejos. Más de 100 estudiantes, 35 investigadores y ocho laboratorios de la EPFL están utilizando las imágenes digitalizadas disponibles para desarrollar nuevos proyectos que van desde mejorar las técnicas de producción de audio y postproducción de estos conciertos grabados, hasta almacenar datos e interactuar con los usuarios.

En la parte posterior del Café Jazz Montreux han sido instaladas un par de mesas bajas que conforman una zonaEnlace externo diseñada para que los visitantes se conecten con su tableta o dispositivo móvil para navegar y escuchar música del reconocido festival.

El sistema ‘sonido paraguas’, creado por la EPFL, utiliza una tecnología conocida como ‘SoundD Dots’ que canaliza el sonido de forma descendente. Esto permite que la música sea inaudible para cualquiera que está a 2 o 3 metros de distancia de donde ésta se origina. swissinfo.ch

Y la inventiva de los investigadores es casi infinita. También están haciendo uso del material de archivo para desarrollar nuevos softwares, para crear listas de reproducción inteligentes -que se activarán automáticamente en función del estado de ánimo de quien las escucha- y para mezclar instrumentos nuevos con las grabaciones originales.

Otros equipos, en tanto, han construido algoritmos de audio capaces de escanear automáticamente las canciones para aislar ruidos como los aplausos o para corregir defectos de las grabaciones originales.

Un equipo de trabajo diseñó también, por ejemplo, una pared móvil y ligera, totalmente insonora, llamada ‘Sound Relief’. Está equipada con mini altavoces y es capaz de absorber o difundir el sonido, por lo que sirve como barrera acústica en diversos espacios. Se prevé que sea de gran utilidad en bares y discotecas, pero también se utilizará en automóviles, aviones y embarcaciones.

Además, ahora que la EPFL se ha adentrado en nuevos terrenos del conocimiento como las llamadas ‘humanidades digitales’, existen proyectos de neurociencia, musicología y ciencias sociales, que hacen fila para aprovechar estos archivos, dice Alain Dufaux, director de operaciones y desarrollo del Centro MetamediaEnlace externo, responsable del proyecto digital.

La EPFL está supervisando la digitalización de grabaciones desde 2011. Hasta ahora, se han recopilado más de 11 000 horas de vídeo y 6 000 horas de audio de 5 000 conciertos en 14 000 cintas en 18 formatos diferentes. Un proceso que continúa. Desde el año 2014, todos los conciertos son archivados en vivo. Este verano filmaron 28 conciertos con video de 360 ​​grados y audios en 3D.

El trompetista Freddie Hubbard durante su presentación en el Festival de Montreux en 1983. Jean-Guy Python/Keystone

Hasta ahora, todos los melómanos que querían ver a una banda en Montreux debían comprar costosos billetes para asistir a los conciertos o, en su defecto, adquirir DVDs y CDs de los conciertos en vivo, o visitar alguno de los siete Café Jazz Montreux que existen en el mundo. Sin embargo, debido a los derechos de autor de los artistas, solo era posible difundir alrededor de 14% de los archivos grabados.

Ahora las cosas serán distintas ya que Montreux Sounds, una firma creada en 1994 por Nobs para administrar la colección, posee los derechos sobre las cintas. Prevalecen, no obstante, los derechos de los artistas a las regalías, pero los contratos que tienen vigentes los Cafés Jazz Montreaux precisan que los materiales pueden utilizarse gratuitamente cuando sea con fines educativos y de investigación.

Esto significa que, gracias a esta cláusula específica, todo el material que se difunda desde el campo universitario de la EPFL estará disponible sin costo para el beneplácito de todo el público de Lausana.

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