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El café consumido en Suiza… ¿cosechado por niños?

Niños guatemaltecos en los cafetales desde temprana edad
Niños guatemaltecos en los cafetales desde temprana edad, comparten y acompañan las tareas de sus padres. Juan de Dios García Davish

Suiza -potencia global en el comercio de materias primas- concentra en su territorio dos tercios del negocio internacional del café verde. Y es, además, una fiel importadora de este producto: cada suizo consume 8,6 kilos de café al año. Pero una parte de estos aromáticos granos, provenientes de México, podrían ser cosechados por menores de edad.

El continente americano es la principal región proveedora de café de Suiza (68% del total consumido), según la helvética Asociación para la Promoción del Café (Procafé).Enlace externo Y dentro de esta zona geográfica, México escribe un capítulo aparte por dos razones: la calidad de su café y el hecho de que su producción no siempre garantice el respeto a los derechos humanos fundamentales.

Cada año, entre septiembre y diciembre, las cerezas del café son cosechadas en México por habilidosos ‘cortadores’. Algunos de ellos son pequeños productores independientes organizados en cooperativas; otros, jornaleros que trabajan temporalmente para las grandes fincas. Y en Chiapas, en el desempeño de esta tarea aún persiste el doloroso flagelo del trabajo infantil.

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Trabajo infantil

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México, proveedor de café para Suiza

Este contenido fue publicado en La pobreza lleva a familias integras a laborar largas jornadas y a vivir temporalmente en condiciones de hacinamiento a cambio de un salario diario que a veces es inferior a los 3 francos suizos.

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Chiapas es un estado relevante para la industria mexicana del café. Con 207.052 hectáreas de cafetosEnlace externo, concentra 40% de la producción de este producto del país, según cifras del gobierno mexicano.

“Las labores agrícolas relacionadas con el café tienen lugar todo el año. Pero la cosecha, durante el último trimestre del año, es una tarea realizada preponderantemente por jornaleros agrícolas guatemaltecos que viajan desde la Sierra de los Cuchumatanes y San Marcos hasta Chiapas. Entre 3 y 4% de esta mano de obra estaría conformada aún por menores de edad”, denuncia Juan de Dios García Davish, periodista y activista mexicano que trabaja desde hace más de dos décadas en la erradicación de este problema.

Niños trabajando

“Cuando hablo de trabajo infantil, me refiero a menores de entre 5 y 17 años de edad. Los dueños de las fincas argumentan que los aceptan para evitar romper el vínculo familiar, es decir, ayudan a los padres permitiéndoles llevar a sus hijos al trabajo. Pero esto es explotación, los menores trabajan desde las 5 am hasta las 2 o 3 pm, carecen de sitios para beber agua, de sombreros y de lugares para resguardarse del sol”, afirma García Davich.

En la noche, “pernoctan en ‘galleras’, es decir, galerones de madera o cemento en donde conviven hombres, mujeres y niños sin privacidad, y se alimentan exclusivamente a base de frijol, maíz y arroz”.

“Aquí, todo mundo conoce el problema, pero ninguna autoridad se ocupa de resolverla”: Ramón Verdugo

Ramón Verdugo, director del albergue Todo por ellos, de Tapachula (Chiapas), dedicado a proteger a menores abusados, confirma esta situación. “Aquí, todo mundo conoce el problema, pero ninguna autoridad se ocupa de resolverla. Y cada día es más difícil documentar esta realidad para denunciarla porque antes cualquiera podía deambular entre los cafetales, en el bosque, siempre que no se robara nada. Hoy, cada vez más fincas son resguardadas por milicias armadas pagadas por los grandes empresarios del sector”.

Tanto García Davish como Verdugo han sido víctimas de amenazas de muerte por el trabajo que realizan.

3 francos al día

El Convenio 182Enlace externo sobre las peores formas de trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en vigor desde el año 2000, y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, comprometen a los gobiernos (Suiza y México incluidos) a instrumentar acciones para prohibir y erradicar el trabajo infantil. Consultadas por swissinfo.ch en reiteradas ocasiones, la oficina de la OIT en México y los expertos en trabajo infantil en Latinoamérica -oficina basada en Perú- no dieron respuesta.

Pero Norma Barreiro, investigadora independiente especializada en políticas públicas -y asesora de la OIT en el tema del trabajo infantil en Chiapas en años previos- explica a título personal que “los empleadores contratan a un jefe de familia y le pagan por canastas (de cerezas maduras de café). Los menores de edad ayudan a incrementar esta cantidad, porque esto supone un mayor ingreso familiar”.

¿Cuánto gana un campesino por este trabajo?, se le pregunta. “La respuesta es compleja y muy variable, porque está en función de lo que sucede en una cadena: está el enganchador en Guatemala, que contacta a los trabajadores; está la oficina en México que gestiona los permisos de trabajo; y también están los dueños de las fincas. Todos quieren una porción de ganancia, mermando con ello el ingreso campesino. Es difícil hablar pues de montos específicos, pero muchos jornaleros pueden trabajar un día completo por unos 50 pesos (3 francos suizos, un monto inferior al costo que tiene una taza de café en Suiza)”.

Los jornaleros viven en situación de hacinamiento, violencia y desnutrición. Deben pagar por la comida que reciben en las fincas en donde pernoctan. A veces intentan ahorrar ese dinero, así que compran tortillas de maíz, mayonesa y chiles, y ésta es toda su comida por días”, dice.

¿Cómo saber exactamente a qué países llega el café que se cosecha con mano de obra infantil? Barreiro afirma que lograr una trazabilidad certera es difícil en Latinoamérica. Pero deja claro también que en México coexisten otras realidades, como la de pequeños productores que trabajan en cooperativas y que sí reciben un precio justo por su café, como la Unión de Ejidos de la SelvaEnlace externo (en Chiapas). La retribución justa que reciben les ha permitido crear escuelas, centros de salud y construir nuevas carreteras.

“En mi opinión, no es grave que los niños asistan a los cafetales a acompañar a sus padres. Pero sí lo es que, debido a ello, dejen de ir a la escuela y se vean obligados a trabajar jornadas agotadoras que les impidan gozar de su niñez, porque deben aportar para su ropa o comida”.

El negocio del café en Suiza

La Escuela Superior de Ciencias Aplicadas de Zúrich (ZHAWEnlace externo) estima que en Suiza la cadena de valor total del café ronda los 5 000 millones de francos suizos (1% del PIB).

Dos tercios del negocio internacional del café verde se materializan en territorio helvético debido a que ofrece un entorno fiscal, bancario y económico estables a las empresas extranjeras establecidas preponderantemente en Ginebra y Zúrich. Pero Suiza participa además en la torrefacción, construcción de máquinas de café y comercio al detalle, según la ZHAW.

Nestlé -junto con Sara Lee, J.M. Smucker, Kraft o Tchibo- forma parte de las principales multinacionales beneficiarias del comercio internacional del café. ¿Cómo aseguran los gigantes empresariales que el café que transforman y comercializan en Suiza no esté ligado al trabajo infantil? ¿A quién compra exactamente NestléEnlace externo su café en México?

Peggy Diby, portavoz del grupo alimentario, respondió a swissinfo.ch por escrito desde Vevey que “por razones comerciales, no es posible para la empresa compartir la lista de las fincas que le abastecen café desde Chiapas”.

“Por razones comerciales no es posible compartir la lista de fincas que abastecen café desde Chiapas”: Nestlé

Ante la evidencia de que persiste el trabajo de menores en esta región, manifestó que el grupo “se opone a toda forma de explotación infantil y está comprometido con la prevención y eliminación del trabajo de menores en su cadena de abastecimiento”.

“Estamos muy preocupados por la denuncia de las condiciones laborales deficientes y de trabajo infantil en la producción del café en México que menciona (swissinfo.ch). Pero con el Plan Nescafé, disponemos de un conjunto integral de actividades que respaldan el cultivo, la producción, el suministro y el consumo responsable y sostenible del café”, dijo.

Diby recordó la existencia del Nescafé Plan, una política integral de producción, oferta y consumo responsable de café que busca un impacto positivo en la vida de los campesinos y de sus comunidades. Dicho plan prohíbe el trabajo infantil.

Pese a sus declaraciones, Nestlé no enlistó el nombre de sus proveedores.

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El consumidor, la pieza clave

Los suizos son grandes bebedores de café. Ocupan la séptima plaza a nivel mundial por el consumo de este producto, según la Organización Internacional del CaféEnlace externo (ICO), y el segundo lugar en Europa, según Procafe.Enlace externo

Son clientes conscientes que privilegian el café justo, así como los programas y etiquetas (labels) de sustentabilidad. Urs Furrer, portavoz de Procafe, asociación promotora del consumo de café en Suiza, explica vía telefónica desde Berna que “las etiquetas son de gran utilidad porque confirman al consumidor que detrás de ese café existe una producción responsable”.

Pero organizaciones no lucrativas como Solidar Suisse -que aboga por un trabajo digno en el mundo- cuestionan la validez de dichas etiquetas. Aseguran que algunas veces sí buscan mejorar las condiciones campesinas, pero otras, solo cumplen objetivos mercadotécnicos.

Furrer insiste en que las etiquetas son valiosas, pero es fundamental que “la información que contienen sea totalmente transparente para que sean útiles al consumidor”.

Añade que los comercializadores de café suizo deben comprometerse cada vez más con la tarea de ir directamente a los lugares en los que se produce el café que comercian. “Hay que constatar la situación de los agricultores. Todos queremos que sean tratados correctamente y pagados con justicia”.

Sobre el trabajo infantil, afirma que “es un problema triste y complejo provocado preponderantemente por la pobreza. Pero solo podrá ser resulto si trabajan conjuntamente todos los actores relevantes, es decir, los gobiernos, la industria, las oenegés y los consumidores”.

En su opinión, la consciencia del consumidor es la pieza clave para cambiar las cosas. “Las decisiones que toman los consumidores impactan la demanda del café. Ellos tienen un gran poder en la tarea de garantizar una cadena de valor transparente y en la erradicación definitiva del trabajo infantil”.

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