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Mahmood y Blanco: «Necesitamos normalizar el amor, no etiquetarlo»

Gonzalo Sánchez

Roma, 13 may (EFE).- Aunque parezca mentira, todavía hay quien se extraña al ver a dos hombres cantando juntos, cara a cara, al amor. Los italianos Mahmood y Blanco desafían ese prejuicio en Eurovisión con «Brividi», una íntima balada con la que, explican a Efe, quieren defender la «necesidad de normalizar el amor, no etiquetarlo».

«Es un poco triste, más que nada porque creo que eso debería ser lo normal. Uno debe ser libre de abrazar o besar a un hermano, a su padre o a su mejor amigo. Que lo hagan dos hombres no significa que sean gais», explica Mahmood, mientras su compinche asiente al lado.

Mahmood, alias de Alessandro Mahmoud (Milán, 1992), y Blanco, Riccardo Fabbriconi (Brescia, 2003), conforman el dúo preferido de Eurovisión, que este año se celebra en la italiana Turín (norte).

El sábado a buen seguro enternecerán en el Pala Olímpico turinés con su tema «Brividi», en el que cada uno narra su propia visión del amor uniéndose en un estribillo común y que les ha situado en lo alto de todas las encuestas y pronósticos (amén de ser, muy de lejos, la canción más reproducida en Spotify de todas las que compiten).

En Eurovisión, un certamen que levanta pasiones entre la comunidad homosexual, el tema ha sido entendido por muchos como una oda al amor gay: al fin y al cabo son dos chicos guapos que cantan al amor sin escatimar en gestos de complicidad.

Sin embargo, creen «reductiva» esa visión. «En realidad el tema de la canción es un poco más profundo, trata del miedo a expresar los sentimientos a quien se ama de verdad», sostiene Mahmood.

Blanco, el más joven e impulsivo, ataja apuntando que cuando el pasado febrero lanzaron la canción, para el Festival de Sanremo, no escucharon esos comentarios en Italia.

«Creía que nuestro país era un poco limitado en ese punto de vista, pero en Eurovisión he notado que en realidad estas preguntas vienen más del extranjero que de Italia. El hecho de que la gente todavía etiquete casi todo es un poco raro», sostiene Mahmood.

Y zanja: «Necesitamos normalizar el amor, no etiquetarlo».

En estos días están sumidos en los prolegómenos de Eurovisión, un certamen en el que Mahmood ya quedó segundo en 2019 en Tel Aviv con su tema «Soldi» y en el que ahora, con su joven amigo, buscarán una segunda victoria consecutiva para su país tras el éxito de Maneskin la pasada edición en Róterdam.

«En realidad nos divierte», asegura Blanco sobre este ajetreo, sentado en el museo de la RAI, en el corazón mismo de esta pintoresca ciudad a los pies de los Alpes.

Saben que el concurso es una impresionante plataforma para sus carreras, habida cuenta de que lo sigue una legión de 200 millones de almas en el continente europeo y más allá, pero a dos días de salir al escenario, solo piensan en estar a la altura.

«Queremos ofrecer una bella exhibición, tratar de dar el amor que nosotros tenemos a esta canción desde que la escribimos. No estamos aquí pensando en que debemos ganar. Se trata de una buena oportunidad para divertirnos», alega Blanco.

Los dos artistas, auténticas revoluciones en la música moderna italiana, representan las dos caras de la moneda: Alessandro más comedido y sosegado; «Ricky» sagaz y arrebatador. Pero a lo largo de estos meses juntos, aseguran haber aprendido el uno del otro.

«De Riccardo se aprende a vivir de un modo más espontáneo porque yo soy muy preciso en el trabajo», concede Mahmood, mientras que su amigo asegura haber ganado una mayor capacidad de concentrarse.

¿Repetirían con una nueva colaboración? «No sabemos qué haremos en una hora…», reconoce Blanco con aire de desconcierto.

«Brividi» es una de las grandes favoritas para la final del sábado, hay quien la sitúa en la segunda plaza, pero ellos no entran en apuestas. «En Italia eso da mala suerte», se justifica el más joven.

Dicen haber visto las actuaciones de los 40 países que pasarán por Eurovisión y Mahmood aprovecha para saludar ante la cámara a Exon Narcos, bailarín de la representante española Chanel con el que trabajó en el videoclip de su tema «Kobra» (2021).

Este año el concurso de la canción europea se ha visto salpicado por la invasión de Ucrania, e incluso se optó por expulsar a Rusia, pero sus organizadores insisten en el carácter «apolítico» de esta imponente fiesta de la música.

Pero la música también puede ser una potente herramienta política, como cualquier otra forma de arte. Por eso Mahmood opina que el certamen «puede y quizá deba» servir para defender la paz.

«Este Eurovision creo que puede y quizá deba lanzar un mensaje porque efectivamente es siempre difícil estar en la piel de un país que está sufriendo un abuso como este. Tanto yo como Ricky daremos todo nuestro apoyo», sentencia. EFE

gsm/mr/cg

(foto)(vídeo)

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