Manifestantes antigobierno en Irak dicen estar determinados a seguir con protestas
Los manifestantes antigubernamentales iraquíes enterraban el jueves a siete de los suyos, muertos en enfrentamientos con partidarios del líder chiita Moqtada Sadr en Nayaf, en el sur de Irak, y decían seguir determinados a continuar con sus protestas.
Desde que el poderoso Sadr dio un vuelco y llamó a sus seguidores a no desfilar más en las protestas que surgieron el octubre, la movilización popular iraquí se ha dividido.
Los seguidores de Sadr apoyan al nuevo primer ministro, Mohamed Alaui, qui asumirá sus funciones después de que gabinete haya obtenido la confianza del Parlamento antes de un mes.
Los manifestantes antipoder rechazan en cambio a Alaui, que ya fue dos veces ministro en un sistema del que quieren deshacerse. Y siguen con sus protestas, pese a que ya dejaron cerca de 490 muertos y 30.000 heridos desde el 1 de octubre, en su mayoría manifestantes, según un balance de la AFP.
El primer ministro designado, que ha prometido que se hará toda la luz sobre estas víctimas, habló el jueves por la tarde en la televisión de Estado para afirmar que la muerte de manifestantes era una «línea roja».
«No podré proseguir con mi misión si los jóvenes siguen padeciendo todo esto», agregó.
Desde hace varios días, los dos bandos se han enfrentado en varias ciudades y un manifestante murió apuñalado el lunes en Al Hilla, al sur de Bagdad.
El miércoles por la noche, en Nayaf, siete manifestantes murieron después de que simpatizantes de Sadr invadieran un campamento. Todos los muertos presentaban disparos en la cabeza o en el pecho, según los médicos, que cifraron los heridos en decenas.
Los «gorras azules», como se conoce a los partidarios de Moqtada Sadr, que respetan el alto el fuego como señal de adhesión fueron acusados de violencia mientras que las fuerzas del orden, de no hacer nada para evitarla.
La ONU estimó que «la protección de los manifestantes pacíficos debe garantizarse en todo momento, no una vez que sea demasiado tarde».
«Estamos indignados por la violencia» en Nayaf «que provocó la muerte y heridas a manifestantes pacíficos», afirmó por su parte el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo.
– «Más determinados» –
«En Nayaf, cayeron las máscaras», aseguró a la AFP Mohamed, estudiante en ingeniería que se manifestaba el jueves en la plaza Tahrir de Bagdad, junto a miles de jóvenes.
En los alrededores de esta emblemática plaza, epicentro de la revuelta, los seguidores de Sadr siguen manteniendo barricadas de seguridad, que remontan a cuando decían que se encargaban de la seguridad de los manifestantes, frente a las fuerzas de seguridad y los grupos armados.
Pero hoy, no hay diálogo entre las dos facciones, dice Mohamed.
«Dijimos a los seguidores de Sadr que estaban aquí para volver seguro el lugar y (proteger) a nuestros camaradas, pero no nos escucha», asegura.
En Diwaniya, una ciudad del sur, los estudiantes gritan: «Ni Moqtada, ni Hadi, nuestro país seguirá libre», en referencia las facciones armadas de Hashd Al Shaabi proiraníes, lideradas en el Parlamento por Hadi Al Ameri.
En esta localidad, los manifestantes temen ahora que se reproduzca lo ocurrido en Nayaf, uno de los lugares más santos del chiismo.
Pero esta violencia no reduce la determinación de los manifestantes, aseguran.
En Tahrir, Tayba, estudiante en Bagdad, afirma que todos «acaban acostumbrándose».
«Estamos incluso más determinados», dice este joven, con una bandera iraquí en sus hombros. «Antes los estudiantes hacían una manifestación por semana, ahora son tres», explica a la AFP.
Alaui prometió a grupos de representantes de la protesta que «propondrá uno o dos ministros surgidos de la movilización», que denuncia desde octubre la corrupción y el nepotismo en el país.
