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Maradiaga: a Ortega hay que verlo como parte del ecosistema de Rusia y China

Ana Mengotti

Miami, 18 feb (EFE).- El dirigente opositor nicaragüense Félix Maradiaga, uno de los 222 presos políticos desterrados de su país, advierte a EFE que al presidente de su pais, Daniel Ortega, hay que entenderlo en el marco de «un ecosistema de dictaduras» dominado por Rusia y China cuyo interés por Nicaragua no es otro que «su cercanía geográfica a EE.UU.».

«Ya no puede ser entendido como un autócrata de un país de Centroamérica», dice Maradiaga del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en una entrevista realizada al día siguiente de su llegada al sur de Florida, donde residen su esposa, hija y madre desde que se exiliaron en EE.UU. en 2018.

Desde que llegó a Washington por vía aérea el jueves 9 de febrero con otros 221 presos políticos excarcelados y expulsados de su país, Maradiaga ha estado en la capital estadounidense para reunirse con altos funcionarios del Gobierno del presidente Joe Biden, congresistas y representantes de organismos internacionales.

SEGÚN WASHINGTON, NO HAY NEGOCIACIÓN NI «QUID PRO QUO»

Según asegura a EFE este político encarcelado cuando era precandidato para las elecciones presidenciales de 2021, su «compromiso con la democracia en Nicaragua hoy es más fuerte que nunca, pero trasciende cualquier esfuerzo político partidario».

Afirma que no puede adelantar todavía una estrategia de lo que hará desde el exilio y convertido en apátrida, pues es uno de los opositores a los que Ortega les despojó de la nacionalidad por «traición a la patria».

Sin embargo, apunta que los nicaragüenses que han sufrido esta medida van a recurrir «en un esfuerzo colectivo» a la justicia e incluso a instancias internacionales para que se les restituya ese derecho, y también van a presionar para que se libere a los 39 presos políticos que quedan en Nicaragua.

Preguntado por las razones que a su juicio llevaron a Ortega a liberar a los 222 presos, dice que «no tenía otra alternativa», pues se habían convertido en «una carga políticamente muy costosa» para su régimen, que, según indicó, hasta las protestas de 2018 estuvo «navegando debajo de los radares de la atención mundial».

Sobre cuál fue el papel de EE.UU. en esa medida sorpresiva, Maradiaga señaló que sus interlocutores en el Gobierno Biden le han asegurado que no ha habido ni hay una negociación con Ortega, ni se trató de un «quid pro quo» (algo a cambio de algo).

«Y lo tercero es que EE.UU., como otros países del sistema interamericano y miembros de la Unión Europea -y en ese sentido hay que reconocer el liderazgo de España-, siempre ha sido enfático en enviar un mensaje a Ortega y a (Rosario) Murillo que están abiertos para un diálogo sincero, franco, pero sin presos políticos», agrega.

Maradiaga no ve, sin embargo, ninguna disposición a dialogar de parte de Ortega, quien, a su juicio, no está suavizando su postura sino «radicalizándola».

LA RADICALIZACIÓN DE ORTEGA

Esta opinión entronca con su argumentación, de la que viene escribiendo desde hace años, de que ya no puede verse a Ortega como el autócrata de estilo «caudillesco».

«Así como en los años 80, con la ayuda de la Unión Soviética pudo consolidar su régimen, hoy está buscando la ayuda de autocracias, concretamente la china y la rusa», dice.

El interés por Nicaragua de esas potencias es que está cerca de EE.UU., al que «quieren incomodar» porque lo perciben como «la única fuente de contención» para su expansión en el continente americano, y que sirve como una base «barata» de operaciones de inteligencia.

Como apoyo a esta teoría subraya que en los más de 400 interrogatorios a los que fue sometido en prisión vio «claramente» que las preguntas que le hacia un oficial de bajo rango venían de «algún centro de operaciones».

Le preguntaban por sus viajes de negocios a China por un asunto de energía renovable, de sus ensayos académicos y de su vínculo con Estados Unidos.

En cuanto a si una alianza con Rusia y China podría ser beneficiosa para el desarrollo socio-económico nicaragüense, subrayó que los beneficios que Ortega busca son «personales».

«Está planeando una dinastía, una sucesión para sus hijos y necesita que esa dinastía esté financiada», apuntó.

Maradiaga opina que elevar a Rosario Murillo a jefa de estado generaría «resistencia interna» en el Frente Sandinista, que -dice- no es un partido en el sentido más moderno, sino «una fuerza policial, familiar y pretoriana».

«Hay un desgaste interno, hay un descontento significativo (…) pero creo que todavía no podemos decir que hay riesgo de una implosión de magnitud en Nicaragua», señala.

Sobre sus próximos pasos dice que primero debe «sanar» de todo lo que pasó en la cárcel y sobre la oferta de España de obtener la nacionalidad de ese país afirmó estar «muy agradecido», pero indica que todavía no tramitará la petición.

«Ortega es un serio problema para todos los nicaragüenses, independientemente de su condición de clase, de su origen y es un problema para el futuro mismo de toda la nación nicaragüense», subrayó. EFE

ar/arm/amg

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