Mario Botta en Buenos Aires
El célebre arquitecto suizo fue invitado ilustre de la X Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires BA/05 que concluyó la semana pasada.
“Gracias a este evento, Argentina y América Latina recuperaron un espacio para la reflexión”, destacó Botta en una conferencia magistral en el Centro Cultural Borges.
Mario Botta parece no tener conciencia de la admiración que despierta entre los jóvenes que han elegido seguir el camino de la arquitectura. O sí, porque al mismo tiempo se nota que disfruta cuando se le acercan a consultarle y a pedirle autógrafos. Lo cierto es que jamás pierde ese toque de sencillez que lo caracteriza.
Nacido en 1943 en Mendrisio, cantón del Tesino, Botta se graduó como arquitecto en 1969, trabajando con Le Corbusier y Louis Kahn, quienes influyeron de manera decisiva en su obra. Hoy, el joven que empezó a deslumbrar a sus pares desde su estudio en Lugano es considerado uno de los mejores profesionales del mundo.
“Un espacio para la reflexión”
El arquitecto tesinés conversó con swissinfo al finalizar su presentación y dijo estar feliz y honrado de participar en la Bienal y de estar en Argentina, el primer país de América Latina donde expuso por primera vez, en 1980, en el Centro de Arte y Comunicación de Buenos Aires (CAYC).
“Me parece sumamente positivo que la X Bienal Internacional de Arquitectura se realice en Argentina. Hay que destacar la labor de Jorge Glusberg (el organizador), quien hizo posible hacerla y que fue el verdadero motor de esto”.
Convencido de lo enriquecedores que son estos encuentros, sostuvo: “Gracias a este evento, Argentina y América Latina recuperaron un espacio para la reflexión en común”.
“Los arquitectos argentinos son muy buenos, tienen un gran empeño moral y tengo grandes amigos entre ellos”, añadió.
Botta, por Botta
En el momento de abordar las preguntas más personales, Mario Botta no se despoja ni un segundo de su humor y responde a todo con un tono de picardía.
Mientras un grupo de mujeres esperaba en un rincón a que termine esta entrevista, para sacarse fotos con él y pedirle autógrafos, swissinfo le preguntó si sentía que su trabajo era tan reconocido en Suiza como en Argentina.
“¡¡Nooo, nadie es profeta en su patria!! Yo vengo aquí porque están las chicas que me piden autógrafos… En Suiza no me pasa esto. Allá hay una sola, que es mi amor, y basta!”, respondió riendo y provocando la carcajada de los asistentes que no le retiraban la atención.
A la hora de pedirle que mencione su obra favorita, de la cual se siente más orgulloso, Botta fue categórico: “Mi mejor obra es la próxima, que es la que estoy pensando ahora mismo”.
Para el prestigioso arquitecto, su labor profesional, “más que un trabajo, es una manera cotidiana de vivir, una condición que yo hice a mi medida y que terminó por serme congénita”.
Antes de participar en la Bienal, Botta había viajado a la provincia de Mendoza donde visitó a un amigo bodeguero y dio una charla para los alumnos y profesores de la Facultad de Arquitectura, quienes le rindieron un homenaje y lo declararon “visitante ilustre”.
Su paso por Argentina trajo, además de excelencia, una bocanada de aire fresco. Matías Ferrari, un flamante arquitecto que asistió al evento y no ocultó su admiración por el ilustre tesinés, declaró a swissinfo:
“Que vengan personalidades como Mario Botta a la Bienal argentina, que es considerada por los expertos una de las más importantes del mundo, después de las de Venecia y San Pablo, nos da como una esperanza de que vamos a recuperar nuestro lugar. No sé como decirlo, pero da ganas de seguir”.
swissinfo, Norma Domínguez, Buenos Aires
La X Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires BA/05 se realizó del 21 al 25 de septiembre.
Además de Mario Botta, contó con la presencia de otros destacados arquitectos: César Pelli, Jaume Bach, Johann Kleihues, James O’Connor (estudio Moore-Ruble-Yudell), Ruy Ohtake, Josep Maria Botey, Cristian Boza, Enrique Browne,…
Entre las obras más conocidas de Botta figuran: Museo de Arte Moderno de San Francisco; Sinagoga Cymbalysta y Centro Judío de Tel Aviv; Museo de Cerámica, Seúl; Centro Dürrenmatt, Neuchâtel (Suiza) y la remodelación del Teatro de La Scala de Milán.
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