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Ernst A. Heiniger: “Good Morning, World!”

Casi treinta años después de su muerte, el fotógrafo y cineasta suizo Ernst A. Heiniger, quien fuera galardonado incluso con el Oscar, vuelve a presentarse con una amplia retrospectiva. 

El Museo Suizo de la Fotografía (Fotostiftung SchweizEnlace externo) de Winterthur ofrece la exposición “Good Morning, World!”, con base en el libro homónimo del desaparecido artista de la lente.

De la infancia de Heiniger solamente quedan algunos rastros. Nació el 4 de agosto de 1909 en Engwang, cantón de Turgovia. Una de las imágenes del libro publicadoEnlace externo para presentar la exposición, muestra a la familia de agricultores poco después de trasladarse a Urdorf, en el valle del Limmat, en Zúrich. En esa fotografía nadie se muestra muy feliz. Ernst tuvo su primer par de zapatos solo a los 10 años, hasta entonces andaba descalzo. A pesar de su enfermedad pulmonar, su padre lo ponía a trabajar durante horas en el establo, con los caballos. Cuando expresó a su padre el deseo de convertirse en artista, la respuesta fue una buena paliza. No sorprende entonces que el joven Ernst experimentara una profunda relación con los caballos, presente durante el resto de su vida. 

Fascinación por la tecnología

A los 16 años, abandonó su pueblo para ir a Zúrich, y la infeliz infancia se convirtió en un impulso. Así, dejó detrás el estrecho marco del hogar paterno y las barreras familiares. En la ciudad comenzó un aprendizaje como técnico en fotografía, especializado en retocar los negativos, que interrumpió antes de graduarse. Asistió también a clases vespertinas en la Escuela de Artes Aplicadas de Zúrich con el objetivo de ampliar su formación.

Muy pronto se cansó de dedicar sus esfuerzos a mejorar las fotografías de mala calidad de los demás, y decidió hacer las propias. De esta forma se convirtió en fotógrafo. 

Había razones económicas para que el técnico en retoque optara por este arte: la fotografía era una actividad profesional nueva y la industria publicitaria recién estaba surgiendo. Además, le fascinaba el desafío de la complejidad técnica de la foto. Todo esto alimentó el reto que se había impuesto el autodidacta convertido en fotógrafo.

La combinación de estos factores motivaría una y otra vez a Heiniger. Como fotógrafo y diseñador también se interesó en la estética de la nueva objetividad y lo que aportaba en este arte la vanguardia internacional de su tiempo.  Se convirtió así en uno de los pioneros de la ‘Nueva Fotografía’ suiza. 

La ‘Exposición Rusa’ en el Kunstgewerbemuseum de Zúrich (Museo de Artes Decorativas), en 1929, se convirtió en una importante fuente de inspiración para Heiniger. Las obras gráficas de El-Lissitzki y la fotografía de Alexander Rodtschenko lo impulsaron a realizar un viaje de estudios a la Unión Soviética, a principios de la década de 1930. En este periplo conoció al cineasta Sergei M. Eisenstein, personalidad que le despertó una gran admiración.

Poco después de su regreso a Suiza, en 1934 fundó junto con su socio un Taller de Artes Gráficas y Fotografía en Zúrich, que dirigió exitosamente durante los años siguientes. 

En esa época publica la obra sobre los caballos húngaros Puszta Pferde (1936), su primer libro de fotos y una de las primeras publicaciones de fotografía moderna en Suiza. Le  seguirían otros: Landesausstellung (1939), Tessin (1941) y Viertausender (1942). En la década de 1940, Heiniger recibió los primeros encargos para realizar documentales y películas publicitarias. 

Heiniger y Jean
Ernst A. Heiniger y Jean Feaster. SRF-SWI

En 1952, Ernst A. Heiniger se convirtió en una de las principales figuras de la Exposición Mundial de Fotografía de Lucerna. Diseñó el afiche principal de la muestra, fue el responsable del informe de la misma y expuso allí varias de sus fotografías.

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El encuentro con Walt Disney

Esta forma poco helvética de presentarse logró un impacto en alguien acostumbrado a este tipo de autopromoción: Walt Disney. Heiniger fue invitado a reunirse con Disney en el Hotel Palace de Lucerna. Disney lo contrata in situ como camarógrafo para uno de sus próximos proyectos.

Un acontecimiento que se encuentra en sus notas biográficas, reflejado con escasas palabras: “Lucerna – Hotel Palace – encuentro con Walt Disney”.

Durante su primer proyecto cinematográfico en Suiza para Disney, Heiniger contó con la asistencia de Jean Feaster, quien viajó expresamente desde Estados Unidos. Formaron luego una pareja y pronto se casaron. Una segunda misión llevó a los Heiniger a Japón, país en el que recorrieron durante casi dos años más de 50 000 kilómetros en un Chevrolet de segunda mano. 

Entre 1953 y 1958 trabajó en varias películas para la Disney Corporation. Sus dos películas Ama Girls (mejor documental de 1957) y Grand Canyon (mejor cortometraje de 1958) obtuvieron sendos Óscar.

El pionero integral

Desde siempre interesado en la tecnología, Heiniger se involucró en el desarrollo del sistema ‘Circarama’, lanzado por Disney. Le fascinó la posibilidad de un teatro circular cinematográfico y una proyección en 360 grados. Para la Expo 64 de Lausana, realizó la película Rund um die Schiene, utilizando este formato, por encargo de la empresa ferroviaria suiza (SBB). Se convirtió en un gran éxito. La SBB la presentó entonces como la película más vista en el país y contabilizó casi 4 millones de espectadores. 

El desarrollo de la tecnología de 360 grados fue una de las tareas principales de Heiniger hasta finales de los años 80. Pero sus ideas para mejorar técnicamente su sistema ‘Swissorama’ chocaron con un creciente escepticismo en Europa. En 1986, lo vendió en Estados Unidos, donde el sistema volvió a comercializarse con el nombre de ‘Imagine 360’.

Su última película, Destination Berlin, iba a ser proyectada como atracción turística en un cine circular especialmente construido en Kurfürstendamm. Sin embargo, el proyecto se vio superado por la historia: con la reunificación de Alemania, la mitad de la ciudad desapareció de repente de la película y la misma perdió interés para buena parte de los posibles espectadores.

 La muerte de Heiniger, en 1993 

A mediados de la década de los años 80 el fotógrafo abandonó su estudio en la Bahnhofstrasse de Zúrich para trasladarse a Los Ángeles. Con el dinero de la venta de ‘Swissorama’ compró una casa en Hollywood Hills. Allí residió hasta el fin de sus días.

La noticia de la muerte de Heiniger, en 1993, apenas tuvo repercusión en Suiza. La entonces todavía joven Fundación Suiza para la Fotografía le dedicó una exposición en 1997 en el Kunsthaus de Zúrich y una de sus películas de 360 grados ‘Swissorama’, se proyectó en el Museo del Transporte de Lucerna hasta 2002. Sin embargo, mucho después de su muerte, el nombre de Heiniger es solamente conocido por un reducido y selecto público.

Fotostiftung Schweiz, Winterthur, del 5 de junio al 10 de octubre de 2021

Aunque en su época los mundos de imágenes de Ernst A. Heiniger fueron observados por un amplio público, su nombre está poco presente en la historia fotográfica suiza. La Fundación Suiza para la Fotografía logró trasladar su archivo de Estados Unidos a Suiza en 2014. Y ahora presenta su polifacética obra en la primera retrospectiva completa desde su muerte.

Para acompañar la exposición se ha editado una completa publicación .

Traducido del alemán por Sergio Ferrari

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