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¿Su abuela era suiza? Apúrese a recuperar la ciudadanía

El pasaporte suizo: un objeto codiciado también por los descendientes de ciudadanos helvéticos con residencia en el exterior. Keystone

Desde el 1 de enero de 2018, ya no será suficiente con tener una abuela o una bisabuela suiza para obtener un pasaporte rojo con la cruz blanca. La nueva ley de ciudadanía introduce criterios más severos para las personas que viven en el exterior. Entre otras cosas, deberán demostrar que tienen estrechos vínculos con Suiza. 

Durante la última década, cerca de 19 000 personas residentes en el extranjero obtuvieron el pasaporte suizo. En la mayoría de los casos se trató de cónyuges de ciudadanos helvéticos que después de al menos seis años de matrimonio, solicitaron la nacionalidad suiza.

La ley, sin embargo, también prevé la posibilidad de “recuperar” la ciudadanía, por ejemplo en el caso de aquellos que se vieron obligados a renunciar a ella cuando la doble nacionalidad no era posible.

En el año 2016, 1 847 ciudadanos residentes en el exterior se naturalizaron, de un total de aproximadamente 43 000 nuevos suizos.

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Con la revisión de la Ley de Ciudadanía, que entrará en vigor el 1 de enero de 2018, obtener el pasaporte suizo será un más difícil. Por ello, quien tenga una abuela o una bisabuela suiza, cuenta con apenas unos seis meses para recuperar la nacionalidad bajo las condiciones actuales. Estos son algunos de los cambios más importantes para los que viven en el extranjero.

Madre suiza sí, pero no abuela

Los que viven en el extranjero y desean solicitar un pasaporte suizo deben presentar una solicitud en la misión diplomática más cercana.

Las solicitudes recibidas hasta el 31 de diciembre de 2017 serán tratadas de acuerdo con la legislación vigente en materia de ciudadanía.

La web de la Organización de los Suizos en el Extranjero consagra un dossier a los procedimientos y las condiciones requeridos para obtener la ciudadanía suiza bajo la ley vigente.

Según la ley suiza, que se basa en el ‘ius sanguinus’ (lazos de sangre), el hijo de padre o madre suizos adquiere automáticamente la ciudadanía, incluso en el extranjero. Hasta el 1 de julio de 1985, sin embargo, la madre no podía transmitir la nacionalidad suiza a sus hijos, los cuales recibían automáticamente la del padre.

La ley fue enmendada para permitir que los nacidos antes de 1985 – de madre suiza – recuperaran el pasaporte helvético. Incluso los nietos y los bisnietos pueden beneficiarse de ese derecho, pero solamente hasta el 31 de diciembre de 2017. La nueva ley limita la recuperación de la ciudadanía a la primera generación.

Tomemos por ejemplo el caso de Roberta, nacida en Suiza y casada con un italiano en 1935. De esa unión nació Sabina, que nunca ha tenido la ciudadanía suiza. Desde el 1 de enero 2018, solamente Sabina podrá beneficiarse de la naturalización simplificada. A su hijo Marco, nacido en 1960, ya no le será posible.

Diez años para ser reintegrados

En cuanto a los jóvenes nacidos en el extranjero, si quieren mantener la ciudadanía suiza deben anunciarse a las autoridades antes de cumplir 22 años. La nueva ley eleva ese límite a 25. Un pequeño logro para la Quinta Suiza.

Después de los 25 años, sin embargo, la nueva ley introduce criterios más estrictos. Los candidatos podrán presentar una solicitud de “reintegración” en los siguientes 10 años, pero superado ese límite tendrán que volver a vivir en Suiza si quieren obtener el pasaporte.

Cabe subrayar que esta nueva disposición afecta a todos los candidatos a la reintegración, es decir, a todos aquellos que perdieron el pasaporte suizo porque no lo renovaron, por matrimonio o por liberación de la ciudadanía. Quienes presenten una solicitud antes del 31 de diciembre de 2017, por el contrario, solamente necesitan demostrar que tienen estrechos vínculos con Suiza, incluso si exceden el límite de diez años desde la pérdida de la ciudadanía.

Estrechas relaciones

Otro cambio importante es la necesidad, para los que viven en el extranjero, de demostrar que tienen una estrecha relación con Suiza, o en otras palabras, estar “integrados”. Una exigencia que no es nueva, pero que el Parlamento ha querido precisar mediante la introducción de criterios más estrictos.

Los candidatos deben ser capaces de expresarse oralmente en una lengua nacional, tener conocimientos básicos sobre el país y un contacto regular con ciudadanos suizos. También tendrán que haber estado en Suiza por lo menos tres veces, durante cinco días, en los seis años anteriores a la solicitud, contra los 10 años actuales.

Esta última exigencia crea una cierta disparidad entre los candidatos, ya que viajar a Suiza, es sin duda más fácil para una persona que vive en Italia o en Francia, que para aquellos viven en Chile y en Argentina. Así, la ley estipula que se deben considerar esas diferencias en la evaluación de una solicitud de naturalización.

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Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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