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Nestlé muestra un rostro más humano

En los supermercados británicos ya está a la venta el café 'solidario' de Nestlé. Partners' Blend/swissinfo

La filial británica de Nestlé ha lanzado un café con la etiqueta 'comercio justo' en el Reino Unido, una primera controversia para la multinacional suiza.

¿Se trata de un cambio de política del gigante alimentario o sólo una táctica para mejorar la imagen? Las opiniones son divergentes.

¿Cuál es la multinacional más irresponsable del planeta? Nestlé, respondieron por abrumadora mayoría las personas que respondieron a la encuesta ‘online’, organizada en el marco de la última edición de la ‘Mirada Pública’ de Davos.

El gigante suizo del sector agroalimentario obtuvo el poco envidiable premio del público, ‘otorgado’ durante el encuentro que organizan las ONG paralelamente al Foro Económico Mundial de Davos (WEF).

Hace unos días, la multinacional, con sede en Vevey (cantón Vaud), anunció un primero, aunque limitado cambio de rumbo.

Un Nescafé sostenible

Nestlé se ha convertido en la primera de las cuatro grandes sociedades que controlan el mercado del café – las otras son Kraft, Procter & Gamble y Sara Lee – que lanza un producto con la etiqueta ‘comercio justo’, distintivo que garantiza a los productores un precio mínimo y más alto que el del mercado.

Pero este paso se limita al mercado británico: para lanzar el ‘Nescafé Partner’s Blend’, la filial británica de Nestlé se ha asociado con la ONG Fairtrade, el equivalente de la fundación Max Havelaar.

¿Se seguirá el ejemplo en Suiza? “Es prematuro para afirmarlo”, señala Robin Tickle, portavoz de la multinacional. En su opinión, antes de lanzar el nuevo producto en otros mercados, habrá que evaluar la experiencia británica.

¿Giro de 360 grados?

En su informe sobre el café, publicado hace unos meses, Nestlé –aun reconociendo sus méritos- parecía tener otra opinión del comercio justo: “Si a los productores de café se les pagara precios del comercio justo y solidario, que son superiores a los del mercado, se incitaría a estos cultivadores a aumentar su producción, lo que distorsionaría el desequilibrio actual entre demanda y oferta y, por consiguiente, abarataría los precios”.

¿A menudo acusado de cometer graves transgresiones desde el punto de vista social y ambiental y víctima de una campaña de boicot internacional, el primer comprador mundial de granos de café se habría convertido ahora en un valiente defensor del comercio justo?

“Siempre hemos dicho que queremos trabajar con terceros para paliar la pobreza entre los productores de café”, sostiene Jayne Bassham, portavoz de la filial británica de Nestlé.

Un mercado atractivo

Para Jayne Bassham, las críticas según las cuales el objetivo de Nestlé es penetrar en un mercado en el que está ausente, mejorando al mismo tiempo su imagen, carecen de fundamento.

“Colaboramos desde hace 30 años directamente con los cultivadores de café. En el 2002, nuestra sociedad fundó, junto con otras empresas, la Iniciativa para la Agricultura Sostenible. Hoy, Nestlé está aplicando todo lo que ha aprendido en estos decenios para ayudar a los cultivadores. Nuestro trabajo ha evolucionado en el sentido de un acercamiento sostenible que se concentra en tres áreas: económica, social y medioambiental”.

Alastair Sykes, administrador delegado de la filial británica, no oculta, sin embargo, que en la decisión han influido también consideraciones de carácter comercial: “Argumentos como, por ejemplo, un justo precio para el café son temas que preocupan al consumidor y que han llevado a un incremento de los productos solidarios”.

Un aumento que avalan las cifras: las ventas de productos con la marca ‘Fairtrade’ aumentaron un 40% entre el 2003 y el 2004, en el Reino Unido. En ese país, el café ‘solidario’ representa una cuota del mercado del 4% en el caso del café soluble, y del 18% en el caso del el café en granos. Un nicho de mercado nada desdeñable.

Por lo demás, últimamente otras grandes sociedades emprendieron el mismo camino que Nestlé: McDonald’s en Suiza con el café Max Havelaar, Dole y Chiquita con los plátanos en Francia y en Estados Unidos, respectivamente.

Opiniones divergentes

Julian Reinhard, de la Declaración de Berna, una ONG suiza que promueve las relaciones solidarias entre Suiza y los países en desarrollo, es contundente al criticar a la multinacional de Vevey: “Lo que Nestlé se propone es absolutamente insuficiente respecto a lo que hubiera sido legítimo esperarse de un actor clave en el mercado del café”.

“Nestlé debe cambiar toda la política respecto a los compradores”, agrega Julian Reinhard.

Por su parte, Didier Dériaz, portavoz de la fundación Max Havelaar, recibió con cierta satisfacción el anuncio: “Nos alegramos de que nuevas empresas propongan productos con la etiqueta del comercio justo”.

¿Se trata solamente de una táctica para mejorar la propia imagen? Según Dériaz, es demasiado prematuro pronunciarse sobre este asunto. “No sabemos todavía si Nestlé se detendrá aquí o si en el futuro propondrá nuevos productos”, afirma.

Julian Reinhard es más categórico: “Presentar la operación de Nestlé como una iniciativa positiva significa engañar al público. Pero una acción como ésta tampoco se puede interpretar como una gota de agua en el Océano, considerando el poder y el peso que tiene la multinacional,”.

swissinfo, Daniele Mariani
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)

25 millones de productores de café dependen de esta materia prima.
En el 2004, se vendieron productos del ‘comercio justo’ por valor de 315 millones de francos en el Reino Unido.
El año pasado se vendieron 1.469 toneladas de café Max Havelaar en Suiza, equivalentes a una cuota de mercado de casi el 6%.
La cifra de negocios de Max Havelaar en Suiza fue de 210 millones de francos en el ejercicio 2004.
Nestlé compró 110.000 toneladas de café verde directamente a los cultivadores en el 2004, lo que representa el 14% de la cosecha mundial.
La cifra de negocios anual de Nestlé ronda los 90.000 millones de francos.

El objetivo del comercio justo es garantizar el acceso de estos productos al mercado en condiciones sostenibles.

Max Havelaar, por ejemplo, paga a los productores un precio fijo, independientemente de las oscilaciones del mercado. Por una libra (453 gramos) de café, la fundación paga 1,25 esterlinas ( 2,8 francos).

Actualmente el precio de mercado se sitúa en cerca de 0,8 esterlinas.Parte de la suma que paga Max Havelaar (el 13%) está destinada a financiar actividades comunes de la cooperativa productora.

Además del café, Max Havelaar propone diversos tipos de fruta, miel, algodón, flores, arroz, azúcar y té.

El café ‘Partner’s Blend’ de Nestlé, lanzado en el Reino Unido, es producido en cuatro cooperativas salvadoreñas y una etíope.

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