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Los temporeros han vuelto, y en mayor número que antaño

Un agricultor saca al ganado del establo
En Suiza la agricultura depende de los trabajadores temporeros. Keystone

Aunque es un tema muy discutido, la condición de trabajador temporero en Suiza se eliminó oficialmente en 2002. Desde entonces, los permisos de trabajo de corta duración en el país están en plena expansión. Sectores enteros de la economía helvética dependen, en gran medida, de mano de obra importada: flexible y barata.     

Cada verano, Mircea* y Viorel* pasan casi cuatro meses en los Alpes suizos, lejos de sus familias y de su Rumanía natal. Alojados en una granja de montaña por encima de Crans-Montana, su vida en nada se parece a la de esos ricos extranjeros instalados unos kilómetros más abajo en espectaculares chalés de esa exclusiva estación de esquí del cantón del Valais, famosa por su clima soleado y sus atractivas ventajas fiscales.

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La jornada de Mircea y Viorel comienza a las 4 de la mañana, con el primer ordeño del día. Termina después de las 19:30, cuando las cien vacas (en su mayoría de raza Herens) han regresado al establo. Entre atender al rebaño, fabricar el queso y diversos trabajos, los períodos de descanso son escasos.

“La agricultura productiva depende de los trabajadores extranjeros”  Sandra Helfenstein, Unión Suiza de Agricultores

En un dormitorio espartano, que les facilita el propietario de la granja, podrán recuperar fuerzas por la noche antes de enfrentarse a un nuevo día de duro trabajo. Una labor inmensa por la que cobran el salario mínimo previsto en el convenio colectivo del sector agrícola del Valais: 13 francos a la hora para los trabajadores agrícolas no cualificados.

Una vez deducidos los gastos de alojamiento y alimentación, Mircea y Viorel tendrán unos ingresos netos de 2 000 francos al mes. Una cantidad nada desdeñable para estos ciudadanos de Rumanía, un país en el que el salario mínimo no supera los 320 euros mensuales, pero que desalentaría incluso al suizo más motivado, que puede ganar más de 6 000 francos al mes (salario medio) con los pies bien calientes en una oficina.

+ ¿Qué significa un salario de 6 000 francos?

Boom ligado a la libre circulación

La agricultura en Suiza es, por su propia naturaleza, uno de los sectores económicos que emplea a más trabajadores temporales. En especial la producción de frutas y hortalizas demanda mano de obra temporal procedente de Rumanía, Polonia o Portugal.

“La agricultura productiva depende de los trabajadores extranjeros”, subraya Sandra Helfenstein, portavoz de la Unión Suiza de AgricultoresEnlace externo (USP), el grupo de presión más fuerte de los agricultores suizos. La USP considera que en la agricultura suiza se emplea a entre 30 000 y 35 000 trabajadores europeos, la mayoría con contratos de entre 3 y 9 meses. Unos contratos que, en gran medida, se han visto facilitados por la entrada en vigor, en 2002, del acuerdo con la Unión Europea sobre la libre circulación de personas.

La industria hotelera y de la restauración (que tradicionalmente ha dependido de la mano de obra flexible y barata procedente del extranjero) ha visto cómo la proporción de empleados foráneos –alemanes, italianos, portugueses y franceses, en su gran mayoría– ha pasado, desde principios de la década de 2000, del 35 al 44%. Más de dos tercios tienen permiso de residencia de corta duración.

Trabajador de la construcción en una obra
En el sector de la construcción hay cada vez más trabajadores desplazados. Keystone

El fenómeno es idéntico en la construcción. En este sector en auge, cada vez más obreros europeos trabajan en Suiza desde unas pocas semanas hasta varios meses, antes de regresar a sus países de origen o a cualquier otro lugar del continente.

Más de 335 000 trabajadores “estacionales”  

Como resultado, encontramos que el número de trabajadores con permiso de residencia de corta duración ha aumentado considerablemente en Suiza en pocos años. Teniendo en cuenta la cantidad de personas con permiso de residencia con validez máxima de un año (L u otroEnlace externo) y aquellas otras que pueden permanecer en el país gracias a un mero procedimientoEnlace externo (menos de 90 días), en Suiza en 2017 había más de 335 000 trabajadores temporales, según datos oficiales recabados por swissinfo.ch.

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Una cifra que en las décadas de 1960 y 1970 los temporeros nunca habían alcanzado, ya que en aquella época, en función de las necesidades de la economía, las autoridades emitían una media de entre 100 000 y 200 000 permisos “A”Enlace externo al año, tratando de limitar la afluencia y el establecimiento de trabajadores extranjeros en Suiza.     

+ La vida de los temporeros italianos en Suiza

Sin embargo, con la multiplicación de los permisos de residencia de corta duración, y según los sindicatos, este estatuto (eliminado en 2002 y considerado precario y causa de abusos) está resurgiendo de sus cenizas.

“Las condiciones de trabajo y alojamiento de estos nuevos trabajadores nómadas no suelen ser mejores que las de los trabajadores temporeros de antaño. Algunos están mal pagados, de la noche a la mañana pueden rescindirles sus contratos de trabajo, no tienen derecho a la reunificación familiar y su integración en Suiza es inexistente”, denuncia Alessandro Pelizzari, secretario regional del sindicato UNIA en GinebraEnlace externo.

Cada vez más cualificados

Matiza estas palabras Giovanni Ferro-LuzziEnlace externo, profesor de Economía de la Universidad de Ginebra. “Los contratos de corta duración también afectan, cada vez más, a personas con alta cualificación, como consultores informáticos, que vienen a Suiza a trabajar unos meses al año, aunque estos sigan siendo una minoría”, señala. 

Hoy en día, el número de permisos de corta duración ligados a una actividad remunerada es mayor que el de los permisos de media o larga duración que concede cada año la Confederación.    

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“Suiza, un país pequeño con un crecimiento económico fuerte y una mano de obra limitada, saca provecho de estos trabajadores itinerantes. Y esto solo puede promover el funcionamiento de la economía, siempre que se garantice la paz social”, dice Giovanni Ferro-Luzzi.

Sin embargo, es precisamente en este último punto donde radica el problema. Los sindicatos acusan a los empresarios de utilizar esta mano de obra variable para ejercer presión sobre los salarios de los residentes, jugando a menudo con los controles enmarcados en las medidas de acompañamientoEnlace externo derivadas de la libre circulación de personas.

“Las condiciones de trabajo y alojamiento de estos nuevos trabajadores nómadas a menudo no son mejores que los de los trabajadores temporales de antaño”
Alessandro Pelizzari, sindicato UNIA

“En las obras de construcción no es raro encontrar a trabajadores desplazados a los que se les paga 7 u 8 francos a la hora, tres veces menos que lo previsto en el salario mínimo por hora del sector”, indica Alessandro Pelizzari.

En el centro de los desafíos políticos     

Aunque estos nuevos nómadas de la globalización no son muy visibles ni en el espacio público ni en los medios de comunicación, están centrando los intereses políticos en este momento. Las medidas de acompañamiento de la libre circulación de personas son, en efecto, el principal escollo de las negociaciones para la firma de un acuerdo marco entre Suiza y la Unión Europea.  

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¿Qué es el acuerdo marco con la UE?

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“Siempre hemos presionado para que estas personas puedan venir a Suiza, garantizando que, al mismo tiempo, puedan beneficiarse de las condiciones de trabajo suizas. Sin embargo, al intentar debilitar aún más las medidas de acompañamiento, Bruselas pone en peligro este equilibrio”, afirma Alessandro Pelizzari.

Sea cual sea el resultado de las negociaciones con la UE (que deberían conocerse en las próximas semanas), ante los ojos de los observadores del mercado laboral suizo una cosa parece clara: ninguna medida política pondrá freno al flujo de trabajadores nómadas que llegan a Suiza a buscar mejor fortuna sea en una estación de esquí en invierno, sea en una obra en verano.

“En Suiza, la afluencia de mano de obra extranjera siempre ha estado impulsada por las necesidades de la economía. Solo una recesión económica podría poner fin al auge de estos contratos de corta duración”, dice Giovanni Ferro-Luzzi.

* Nombres ficticios

Traducción del francés: Lupe Calvo

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