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Nuevos pasos para borrar la imagen de paraíso fiscal

La ministra Eveline Widmer-Schlumpf defiende la credibilidad y competitivdad del sector financiero suizo. Keystone

El Gobierno suizo prevé endurecer los requisitos de debida diligencia bancaria y mejorar la asistencia internacional en materia fiscal. El objetivo es fortalecer la plaza financiera helvética que enfrenta una presión sostenida por parte de varios países, entre ellos Estados Unidos.

El Ministerio de Finanzas se encargará de elaborar medidas concretas de aquí a septiembre.

La ministra de Finanzas, Eveline Widmer-Schlumpf, informó el miércoles (23.02.) que el Consejo Federal acordó tres principios, entre los cuales se incluye la actualización de las normas de due diligence (estricto reconocimiento de los clientes) para evitar que los bancos acepten fondos evadidos.

Además de las nuevas obligaciones bancarias, los clientes también podrían ser requeridos para firmar una declaración en la que den fe de que han cumplido con todas las obligaciones fiscales en su país de origen.

“Estamos convencidos de que esta estrategia nos permitirá cumplir con el legítimo pedido de privacidad de los clientes y también con el de los países que reclaman a sus ciudadanos el pago de impuestos“, declaró en rueda de prensa.

Widmer-Schlumpf reiteró, por otra parte, que Berna sigue oponiéndose al intercambio automático de informaciones, como exige especialmente la Unión Europea (UE).

“El Gobierno considera que el intercambio automático de informaciones no es eficiente y contradice nuestra política de protección a la privacidad de los clientes bancarios“.

Convenio con EEUU

Widmer-Schlumpf señaló que el documento de estrategia de dinero limpio, postergado en noviembre, no guarda relación directa con el debate en el Parlamento, previsto para la próxima semana, sobre el acuerdo de imposición fiscal negociado con Washington.

Si la cámara baja sigue los pasos del Senado, las autoridades estadounidenses obtendrán asistencia legal sobre presuntos evasores del fisco, aunque para ello no se dé el nombre y se base únicamente en la evidencia de ciertos “patrones de conducta”.

No obstante, la ministra añadió que una sosegada discusión de la ley en el Parlamento reviste interés para el Gobierno, dada la presión de los socialistas, el centro izquierda y la derechista Unión Democrática del Centro (UDC) que rechaza el convenio.

Por lo menos 11 bancos suizos son investigados por Washington a la luz del acuerdo de 2009 que desembocó en la transferencia de datos pertenecientes a unos 4.500 clientes sospechosos de violar las leyes tributarias de Estados Unidos.

Tal actitud fue tomada para conjurar una probable acción legal desastrosa contra el principal banco privado suizo, el UBS. Pero al mismo tiempo debilitó la tradición del secreto bancario helvético que ayudó a construir la industria dedicada a la administración de fortunas en paraíso fiscal, cuya cifra se sitúa en 2 billones de dólares (1,82 billones de francos suizos).

Aún están pendientes otros acuerdos de tributación fiscal con las Alemania y Gran Bretaña.

Reacciones diversas

La declaración política expresada el miércoles por el gobierno ha causado reacciones diversas. El Partido Socialista (PS) acogió con beneplácito la política gubernamental para “limpiar el centro financiero“, hacer que los bancos adopten una estrategia de dinero limpio y rechacen el capital sin pago fiscal. 

En estas circunstancias, el PS adelanta que la mayoría de sus parlamentarios respaldará el acuerdo con EEUU en materia fiscal. El Partido Liberal Radical (PLR, centro derecha), tradicionalmente próximo a los intereses económicos, elogió al Gobierno por darse el tiempo suficiente para presentar medidas concretas y no ceder a las presiones de la izquierda.

La Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora), firme defensora del secreto bancario, critica los planes del Gobierno y le acusa de sobrecargar a los bancos con más obligaciones administrativas, aunque éstos no son parte del sistema tributario.

El Partido Cristiano Demócrata (centro) ya anunció la semana pasada que apoyará la estrategia gubernamental. Su portavoz declaró este miércoles  que es un paso en la dirección correcta, pero que aún faltan los detalles.

La Asociación Suiza de Banqueros (ASB), a su vez, dice estar conforme con la estrategia diseñada por el Consejo Federal y su reiterada oposición a la entrega automática de informaciones concernientes a los clientes. Aun así pide que cualquier nueva regulación se aplique a todos los intermediarios financieros y no únicamente a las entidades bancarias.

En cambio, la organización no gubernamental Declaración de Berna -empeñada en la búsqueda de relaciones equitativas entre el mundo industrializado y los países en desarrollo-, critica severamente la estrategia, calificándola de mero escaparate hecho para el público de casa.

El 22 de febrero, el Gobierno suizo debatió una estrategia para restablecer la credibilidad y competitividad de la plaza financiera  la estrategia destinada a garantizar “una plaza financiera creíble, competitiva y respetuoso en materia fiscal”.

Además de los convenios internacionales de retención en la fuente y la asistencia administrativa y judicial de acuerdo a los estándares internacionales, Berna prevé extender las obligaciones de diligencia de los bancos.

Una de las medidas en estudio prevé que los clientes extranjeros tendrán que firmar una declaración fiscal como prueba de que los fondos depositados han sido declarados al fisco de su país de origen.

El preciado secreto bancario suizo ha sido blanco de ataques constantes desde la crisis financiera de 2008/09.

En marzo de 2009, Suiza se vio obligada a intercambiar información bancaria y renegociar una serie de acuerdos de doble imposición para que la OCDE la excluyera de la lista negra de paraísos fiscales.

Ese mismo año, También en el 2009, el banco UBS admitió haber ayudado a clientes estadounidenses a evadir el fisco de su país, por lo que pagó una multa onerosa. El gobierno suizo se vio obligado a transferir a Washington el nombre de 4.500 clientes del UBS.

En 2009 y 2010, varios países -entre ellos Gran Bretaña, Italia, EEUU, y Alemania- aplicaron amnistías fiscales para que sus ciudadanos pudieran arreglar cuentas con el fisco.

La venta ilegal de una lista de clientes de un banco suizo permitió identificar a más evasores. Alemania y Francia fueron los compradores principales de un polémico CD, aunque las informaciones pasaron a otros países.

En EEUU prosiguen las investigaciones. Al menos 11 bancos suizos –entre ellos Credit Suisse, Julius Bär y el Banco Cantonal de Basilea- están en la mira de la justicia estadounidense.

(Traducción: Juan Espinoza)

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