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Ondas electromagnéticas VS minas terrestres

Solsados colombianos mutilados
Soldados colombianos mutilados por la explosión de minas antipersona. Keystone

Un equipo de científicos colombianos y suizos ha desarrollado un método para detonar a distancia dispositivos explosivos improvisados (IED, por sus siglas en inglés) con el empleo de ondas electromagnéticas.

Los IED o “bombas camineras” son la causa de miles de muertes y mutilaciones cada año en zonas en conflicto de países como Colombia, Afganistán e Irak.




















“Colombia tiene una de las tasas más altas de víctimas por minas (antipersona) en el mundo”, señala Nicolás Mora, investigador colombiano y estudiante de postgrado de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en entrevista con swissinfo.ch.

“Los IED son instalados por guerrilleros para impedir el avance del ejército. Suelen colocarlos en caminos de la selva pero son sitios habitados, donde hay gente que pasa para ir al hospital o a la escuela”.

Entre 2005-2010 en Colombia, las bombas camineras se cobraron alrededor de mil víctimas fatales por año, una tercera parte de las cuales eran civiles.

Hace dos años Mora comenzó a trabajar sobre el nuevo mecanismo en la EPFL con el desarrollo de estudios teóricos electromagnéticos y simulaciones en ordenador junto con Felix Vega, de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá.

Los IED son fabricados principalmente con plástico para sortear los detectores convencionales de metal. La mayor parte utiliza corriente eléctrica o un par de cables para detonación.

Una de las principales dificultades que encontró el equipo fue cómo inducir una corriente electromagnética suficientemente fuerte para hacer estallar un detonador de minas que podría estar a una cierta distancia bajo tierra.

También tuvieron que asegurar las correctas frecuencias de resonancia compatibles con los incontables tipos de IED que habían hecho.

“No hay dos IED iguales”, explica Farhad Rachidi, jefe del Laboratorio de Compatibilidad Electromagnético de la EPFL. “Las formas, las tapas de los detonadores y los cables usados son todos diferentes, y los sistemas de respuesta a una onda electromagnética dependen de esos parámetros”.

Pruebas exitosas

Pero el equipo descubrió que, a pesar de la amplia gama de bombas improvisadas, todas tenían similares rangos de frecuencia, explica Mora.

“Entonces, desarrollamos un sistema que se concentra en ellos y de esa manera  pierden menos energía”, añade.

Probaron exitosamente su sistema en Colombia en noviembre pasado y otra vez en enero de 2011 usando minas improvisadas proporcionadas por un equipo de técnicos en desactivación de bombas profesionales. Los dispositivos se instalaron con control remoto a una distancia promedio de 20 metros.

“Ahora tenemos que desarrollar un prototipo más pequeño, resistente al agua y más fácil de transportar en el campo”, anota Vega.

El instrumento actual comprende un pesado generador y una antena de 1,5 metros.

Amplio interés

Si bien reconoce que el nuevo dispositivo no está diseñado realmente para ser usado en minas terrestres convencionales, Rachidi está encantado con los resultados obtenidos.

“Esta es la primera vez que usamos ondas electromagnéticas en un proyecto humanitario. Solemos estudiar los efectos biológicos en campos electromagnéticos en seres humanos”, añade.

“Hemos recibido muchos mensajes y llamadas en los últimos dos o tres días de diferentes personas, incluidos militares, tenemos un correo de la Marina de EE UU, que está muy interesada en lo que hacemos”.

Atle Carlson, un experto en desminado de ‘Norwegian Peoples’ Aid’, que acogió con beneplácito el nuevo dispositivo.

“Los IED son un problema en Colombia”, anota. “El desminado es un trabajo peligroso, sobre todo con IED, entonces en general estamos muy interesados en cualquier nueva tecnología que pueda facilitarnos la tarea”.

La población civil es la principal víctima de estos dispositivos incluso años y hasta décadas después de concluido un conflicto. En Afganistán, la mayor parte de los afectados son jóvenes de menos de 18 años.

Los programas antiminas y el tratado de prohibición de minas antipersona, la ‘Convención de Ottawa’, condujeron a una reducción en el número anual de víctimas de aproximadamente 26,000 hace una década a alrededor de 6,000 actualmente.

La acción contra las minas forma parte de la política suiza de paz y seguridad humanitaria y de los proyectos gubernamentales de desminado en más de 20 países. Suiza destruyó sus últimas existencias de minas en 1999.

El presupuesto anual de Suiza para la estrategia antiminas de 2008 a 2011 oscila entre 16 y 18 millones de francos.

El Centro Internacional de Desminado Humanitario, con sede en Ginebra, es una de sus principales instituciones asociadas, además de las agencias especializas de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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