ONG pretende acabar con la deuda de los dictadores
En el debate sobre la deuda de los países en vías de desarrollo, la doctrina de la deuda odiosa parece moralmente inexpugnable. Sin embargo, no tiene fuerza de ley sobre el planeta.
Decidida a proponer un procedimiento jurídico internacional, la Acción Plaza Financiera suiza realizó en Berna una conferencia internacional de dos días.
Luego de llenarse los bolsillos en detrimento del Estado y de la población, dictadores y regímenes ilegítimos a menudo dejan pesadas deudas detrás de ellos.
Ha sucedido en múltiples ocasiones a lo largo de la historia: el gobierno siguiente se niega a liquidar esas deudas. En Derecho, esta actitud es formalizada por la doctrina de la deuda odiosa (o ilegítima).
Esta doctrina fue objeto de un estudio presentado en 2002 al Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin seguimiento. No tiene ningún carácter de obligatoriedad a escala del derecho internacional.
Sin embargo, según una estimación de la Acción Plaza Financiera suiza (APF), los importes prestados a países en vías de desarrollo asimilables a una deuda odiosa sumarían 500 mil millones de dólares. André Rothenbühler, codirector de la APF, habla al respecto:
swissinfo: ¿Cuál es la urgencia de tratar el asunto de la deuda odiosa?
André Rothenbühler: Es una realidad: muchos países en vías de desarrollo que tienen deudas ilegítimas son globalmente, y más generalmente, muy endeudados.
Con el mecanismo de la deuda ilegítima (u odiosa), tenemos un objetivo claro. Esperamos permitir a estos países reducir sustancialmente su deuda.
swissinfo: Esta noción de deuda ilegítima parece indiscutible en el ámbito ético. ¿Qué hace tan difícil su aplicación en el plano internacional?
A.R.: En las leyes internacionales no existe ningún procedimiento para tratar deudas ilegítimas, por diferentes razones. Primero, no hay consenso sobre los criterios que permitan definir qué deuda es ilegítima y cuál no lo es. Diversas definiciones se yuxtaponen.
Además, los países en vías de desarrollo endeudados temen que una negativa a pagar los intereses o rembolsar una deuda ilegítima les impida obtener nuevos créditos.
swissinfo: ¿Cuál es la posición de Suiza sobre este tema?
A. R.: La Suiza oficial – la Secretaría de Estado de Economía, particularmente – no tiene posición definida. Y más aún cuando las autoridades afirman que Suiza no ha otorgado créditos que podrían ser considerados como deuda ilegítima.
Nosotros nos planteamos diversas interrogantes. Tomemos los créditos otorgados merced al seguro contra los riesgos de exportación para financiar proyectos como la presa de Ilisu en Turquía, u otros, en China, por ejemplo. Sabemos que son nefastos para el medio ambiente y que forzaron el desplazamiento de poblaciones. Hay que preguntarse si en todo ello no hay una cierta ilegitimidad.
swissinfo: ¿Cuál fue el objetivo de esta conferencia de dos días y a qué debe conducir?
A. R.: Es la primera vez que activistas de organizaciones no gubernamentales y expertos internacionales en Derecho se reúnen para analizar el concepto y el problema de la deuda ilegítima.
Los activistas han estado siempre confrontados con el problema de que sus campañas carecen de fundamentos legales y de destreza en este rubro.
La presencia de esos expertos debe permitirnos también identificar las vías que ofrecen más posibilidad para un procedimiento internacional aplicable. Este mecanismo permitirá juzgar la ilegitimidad o no de tal o cual deuda. El objetivo consistirá, evidentemente, en lograr la anulación de esas deudas.
Hay que precisar que el Banco Mundial más bien se opone a esta idea. Considera que la supresión de esas deudas ya no es de actualidad y que ahora se trata de concentrarse en el futuro. Es decir, en las condiciones de concesión de los créditos.
Para nosotros, no es aceptable. No es aceptable en absoluto forzar a los países a pagar deudas ilegítimas que se calculan en miles de millones de dólares.
swissinfo: ¿Esto no es aceptable en el terreno moral o debido a los obstáculos que interpone en el camino al desarrollo?
A. R.: Los dos, naturalmente. El dinero que los países endeudados deben destinar a su deuda es necesario para su desarrollo. Es muy simple.
Entrevista swissinfo, Pierre-François Besson
(Traducción, Marcela Águila Rubín)
La noción de deuda odiosa refiere un compromiso contraído por un régimen ilegítimo o dictatorial, y cuyo reembolso no puede ser exigido.
Alexander Sack, su primer teórico, establece tres condiciones: la deuda no ha sido aceptada por la población del país concernido; no lo beneficia e incluso lo perjudica; los acreedores tenían consciencia del objetivo del préstamo.
Históricamente, diversos Estados han renunciado a rembolsar deudas consideradas como ilegítimas. Fue el caso de México y de los Estados Unidos, a finales del siglo XIX, que se negaron a retomar la deuda cubana con España, ex potencia colonialista.
Tras la caída de Sadam Hussein en Irak, los secretarios de Estado de la Defensa y el Tesoro, de Estados Unidos, también pidieron la anulación de la deuda del régimen de Sadam. Los acreedores, no obstante, evitaron utilizar el concepto de deuda odiosa por temor a que se extendiera como mancha de aceite.
Con sede en Basilea, esta ONG inició actividades en 1978. Desde el principio, a través de campañas y cabildeo, se opone a la fuga de los capitales y los fondos de dictadores bloqueados en bancos suizos (Duvalier, Mobutu, Marcos, Abacha, etc).
La APF considera que el sistema financiero suizo requiere más control democrático, más transparencia y un enfoque más justo en sus relaciones con los países no miembros de la OCDE sobre todo.
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