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“Los brigadistas suizos arriesgaron su vida en España”

Visita a los heridos de la centuria Thälmann en Barcelona. (Archivo de Historia Contemporánea, Politécnico de Zúrich)

En vísperas del 70 aniversario del fin de la Guerra Civil española, el historiador suizo Peter Huber publica un manual biográfico sobre los voluntarios suizos que lucharon en el frente republicano. Su intención es rescatarlos del olvido.

El libro contiene más de 700 biografías a través de las cuales el autor reconstruye el perfil sociopolítico de estos ex combatientes a los que Suiza sólo rehabilitó siete décadas después de la contienda. Entrevista.

swissinfo: ¿Qué significa la reciente rehabilitación política de los voluntarios suizos?

Peter Huber: La rehabilitación llega demasiado tarde, ya que de los antiguos voluntarios hoy sólo viven cinco, casi todos nonagenarios. No obstante, es importante para sus descendientes. Con muchos de ellos mantengo contacto. Y para ellos es importante que sus padres hayan sido reconocidos como personas honorables que lucharon contra las dictaduras fascistas.

swissinfo: ¿Por qué es Suiza uno de los últimos países en rehabilitar a sus antiguos brigadistas?

P.H.: En mi opinión, la razón principal se debe a que, tras la Guerra Civil, los brigadistas se incorporaron rápidamente en el movimiento antifascista contra la Alemania nazi en países como Francia o Gran Bretaña porque eran necesarios en el frente unitario contra el régimen de Hitler. En esos países fueron reconocidos como pioneros en la lucha contra el fascismo. En Suiza, en cambio, fueron considerados como ‘rojos’ y bolcheviques que infringieron las leyes helvéticas. No fueron rehabilitados en la II Guerra Mundial, porque en Suiza no se estableció ese frente antifascista como en Francia, Bélgica u Holanda, países que luego fueron ocupados.

swissinfo: ¿Cómo fueron las relaciones entre Suiza y la II República española antes de estallar la Guerra Civil?

P.H.: Fueron difíciles porque el Gobierno helvético se dio cuenta de las medidas radicales que introdujo la República para deshacerse del pasado dictatorial. También la vieja élite se opuso a esas medidas en España. Suiza no vio de buen grado que la República colaborara con los ‘rojos’ [comunistas]. Después del estallido de la Guerra Civil, Suiza apoyó abiertamente a los generales golpistas.

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swissinfo: Suiza fue una de las primeras democracias europeas en reconocer al régimen franquista dos meses antes del fin de la contienda…

P.H.: Dentro del Gobierno suizo había una mayoría que abogaba por un amoldamiento al nacional-conservadurismo del estilo italiano y austriaco. Había simpatías por el fascismo que el movimiento obrero intentó confinar. Por eso no nos puede sorprender que el Gobierno suizo apostara por los generales desde el inicio. Sin embargo, Suiza no fue el único país que los apoyó, también Gran Bretaña lo hizo.

La socialdemocracia y el movimiento obrero fueron considerados por el Gobierno como una amenaza para la paz interior. Ambas fuerzas se solidarizaron con la República española. Durante la Guerra Civil hubo en Suiza una fuerte polarización que no se atenuó hasta 1939 con la exposición nacional y la absorción total de la izquierda política dentro de la estrategia ideológica de la defensa nacional.

swissinfo: ¿Qué partidos constituían el Gobierno en aquellos años?

P.H.: Al frente de los ministerios más importantes estaban miembros del partido católico-conservador, el antecesor del actual Partido Demócrata Cristiano (PDC). Ministros como Philipp Etter y Guiseppe Motta, entonces titular de Exteriores, llevaban la voz cantante y apoyaron a Mussolini y al régimen de Dolfuss en Austria.

swissinfo: Suiza prestó millones al régimen de Franco. ¿Cómo se desarrollaron las relaciones bilaterales entre Suiza y España hasta después de la II Guerra Mundial?

P.H.: Suiza concedió a Franco ya en 1938 los primeros créditos millonarios. Después de la guerra, España mantuvo relaciones muy débiles con el exterior. Franco proclamó la autarquía económica. A partir de los años 50, España empezó a abrirse gracias al turismo.

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swissinfo: ¿Existen cifras actualizadas sobre el número de voluntarios suizos que combatieron en las filas de las Brigadas Internacionales?

P.H.: En nuestras investigaciones siempre hemos incluido a aquellas personas que vivieron en Suiza en el momento de su partida, es decir, suizos y residentes extranjeros, entre los cuales predominaban los italianos y alemanes. Con todo, llegamos a una cifra de 780 voluntarios.

swissinfo: ¿Cómo describiría el perfil sociopolítico del típico brigadista suizo?

P.H.: El típico brigadista suizo era veinteañero, simpatizaba con el Partido Comunista, sin ser miembro, y pertenecía a la clase obrera. Los estudiantes eran un grupo marginal. Muchos tenían una formación militar al haber hecho la Escuela de Reclutas. Por eso hubo tantos suizos en el frente. La gran mayoría eran además solteros.

swissinfo: ¿Cree que el desempleo masivo y la situación económica explican la alta participación suiza?

P.H.: Hubo dos motivos principales, estrechamente interrelacionados: La situación económica era muy difícil en Suiza, no había casi puestos seguros; y entre los trabajadores predominaba una conciencia antifascista generalizada.

swissinfo: Su libro revela que muchos suizos pensaban quedarse en España después de la guerra…

P.H.: Sí, eso se desprende de las cartas que los brigadistas enviaron a sus seres queridos. Muchas fueron interceptadas por la policía federal en Suiza. En ellas, los voluntarios expresaban su deseo de reunirse con la familia en España tras ganar la guerra. La fe en una victoria rápida fue un móvil importante. Después de algunos meses, esa confianza cedió a una desmoralización general que condujo a deserciones ocasionales.

swissinfo: ¿Qué suerte corrieron los voluntarios tras su regreso a Suiza?

P.H.: Después de la II Guerra Mundial, el antifascismo era fuerte en todos los países. Sin embargo, esa fase duró sólo pocos años hasta el comienzo de la Guerra Fría en 1948. Después, los antiguos combatientes cayeron en el olvido. Muchos tenían dificultades para encontrar un trabajo. Otros buscaron la independencia económica porque temían la inhabilitación profesional ya que eran vistos como ‘amigos de los soviéticos’. Algunos brigadistas de la Suiza alemana se fueron a la Suiza francófona, sobre todo a Lausana y Ginebra, donde reinaba un clima político más favorable porque el Partido del Trabajo (PdT, sucesor del Partido Comunista) y los sindicatos eran más fuertes.

swissinfo:¿Está bien documentada la historia de los brigadistas en Suiza?

P.H.: Sí, somos afortunados. Existe una enorme cantidad de documentos gracias a las múltiples condenas que pronunció la Justicia Militar. En países donde los voluntarios fueron rehabilitados pronto no existen tantas actas procesales. La mala suerte de los brigadistas se convierte así en la suerte del historiador, que tiene a disposición una gran cantidad de actas que puede examinar y analizar, por ejemplo los informes de reputación de los empresarios. Nuestro análisis sobre los brigadistas suizos es uno de los mejor documentados en Europa.

swissinfo: Usted acaba de publicar ‘Los voluntarios suizos. Un manual biográfico’. ¿Qué aporta este libro?

P.H.: Las biografías tienen una extensión de media página. De un tercio de los brigadistas se disponen sólo de muy escasas informaciones. Quise redactar esas biografías para demostrar por qué motivos partieron a España. En el libro se perfila la imagen de personas que creían que podían ser más útiles en España que en Suiza, donde la mayoría se sintió como parias excluidos y perdidos. Quise dedicar media página a cada uno para subrayar que los voluntarios suizos arriesgaron su vida en España.

La Guerra Civil estalló el 18 de julio. En Suiza, la movilización a favor del bando republicano fue masiva.

780 militantes antifascistas dejaron todo para apoyar al ejército republicano. Proporcionalmente, el contingente suizo (constituido por 626 suizos, 128 residentes extranjeros y 26 indocumentados) fue uno de los más importantes.

Eran comunistas, socialistas, anarquistas y antifascistas sin una vinculación política específica. Entre 1936 y 1939, la lucha contra el fascismo le costó la vida a cerca de 170 de ellos.

Al regresar a su patria, la Justicia Militar falló 420 condenas sobre la base del artículo 94 del Código Penal Militar que prohibía a los suizos alistarse en un ejército extranjero sin autorización expresa del gobierno.

La mayoría fue condenada a varios meses de prisión y privada de sus derechos cívicos. Según la asociación ‘IG Spanienfreiwillige’, hoy viven aún cinco brigadistas.

Peter Huber: Die Schweizer Spanienfreiwilligen. Biografisches Handbuch, Zúrich: Rotpunktverlag, 2009; en colaboración con Ralph Hug; prefacio de Jakob Tanner; 478 páginas.

El léxico biográfico es un compendio de 700 breves biografías que reconstruyen el perfil social y político de los voluntarios suizos.
Fue presentado oficialmente el pasado 29 de marzo en Zúrich.

El proyecto contó con el apoyo del Fondo Nacional Suizo para la Investigación Científica (FNS).

Peter Huber, nacido en 1954, es profesor no numerario de Historia Contemporánea en la Universidad de Basilea.

Sus investigaciones versan sobre la historia del estalinismo, la Guerra Civil española y la participación suiza en la misma.

Es coautor junto con Nic Ulmi de la obra básica Les combattants suisses en Espagne républicaine 1936-1939 (Los combatientes suizos en la España republicana 1936-1939), Lausana: Antipodes, 2001.

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