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Picasso en Suiza, un pincel que atrae y que atemoriza

En Berna, una exposición que permite conocer diversas facetas del artista español. swissinfo.ch

"Picasso y Suiza -obras maestras de colecciones suizas" es el título de la nueva exposición que el Kunstmuseum de Berna propone desde este viernes hasta el 6 de enero. Se presentan 160 obras, célebres o desconocidas.

Propuesta original del Kunstmuseum que pone en evidencia la manera en que el país ha acogido la obra de uno de los más importantes artistas del siglo XX, que apenas estuvo tres veces en Suiza.

“Nos hemos interesado en la recepción, es decir, cómo han reaccionado los suizos ante el artista y ante el mito de Picasso. Algo que nunca se ha hecho sobre un artista del siglo XX en Suiza. El hecho es más interesante si se considera que en nuestro país se encuentra una gran cantidad de obras de Picasso”, explica Marc Fehlmann, responsable del catálogo que acompaña a la exposición, organizada por Toni Stoos, antiguo director del Kunstmuseum.

Se presentan 160 obras, de las que la mayoría provienen de colecciones privadas. Pinturas, esculturas, dibujos y grabados que cubren toda la carrera de Picasso. Empero, se está lejos de lograr una muestra exhaustiva. “La exposición representa quizás una décima parte de lo que se puede encontrar en Suiza. Aunque en la mayoría de los casos se trata de grabados y de litografías”, precisa Fehlmann.

Perspicacia pero con temor

Algunos suizos se interesaron muy pronto por la obra de Picasso. Una pareja bernesa, Hermann y Margrite Rupf, adquirió ya en 1907 la pintura “Feuillage”.

La primera exposición helvética exclusivamente consagrada al artsta (e importada de Múnich) tuvo lugar en 1914, en una galería de Zúrich y después en Basilea. En cuanto al primer museo que consagró una atención especial a Picasso fue el Kunsthaus de Zúrich, en 1932.

No quiere decir que el mundo del arte suizo admitiera toda la obra del artista español. En particular, el cubismo asustaba tanto al público como a los críticos. Uno de ellos, Julius Meier Graefe escribía: “Hoy día ya no se va más al asilo psiquiátrico, se crea el cubismo”.

“En Suiza, hasta la II Guerra Mundial, el cubismo supuso problemas”, constata Nicole Schweizer, asistente de Fehlmann. Un recelo compartido por los mismos coleccionistas.

Cubismo y comunismo, idéntico combate

Las reticencias con respecto al cubismo eran algo más que estéticas: “El cubismo tenía una connotación política, se le comparaba con el comunismo, ya que era igualmente un movimiento internacional e intelectual que destruía una cierta visión del mundo”, comenta Marc Fehlmann.

Una inquietud política que perdura hasta los años cincuenta, como constata Nicole Schweizer: “Picasso entra en el Partido Comunista en 1944, y en los años cincuenta comienza a trabajar en la cerámica en Vallauris. Numerosos periodistas y críticos suizos viajaron hasta el sur de Francia para verlo”.

Bello panorama

Gracias a la pátina del tiempo y a la increíble trayectoria de un hombre convertido en mito, cada uno encontrará algo interesante en la exposición del Kunstmuseum. A través de un retrato límpido, de una locura cubista, de un dibujo genial, de un grabado erótico o de un brote surrealista, por ejemplo, un poema de Eluard, ilustrado por el pintor español.

“Multifuncionalidad” dice Nicole Schweizer. Igualmente, gracias a la exposición de ciertos cuadros célebres, como ‘El Aficionado’ (1912) o ‘Marie Thérèse Walter” (1938).

Bernard Léchot

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