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Podría haber cierre de iglesias en Navidad

Las iglesias pierden fieles y les falta personal. Keystone

Por falta de sacerdotes y pastores, parroquias católicas y protestantes podrían renunciar a los oficios navideños.

Sínodos y obispados reaccionan reorganizando sus comunidades y abriéndose a los laicos frente al creciente número de fieles que vuelven la espalda a las religiones oficiales.

Las iglesias se llenan por lo menos una vez cuando llega Navidad. El rito secular se repite, pero al mismo tiempo, se hace manifiesta la difícil situación de las iglesias oficiales. La crisis de las vocaciones se hace sentir. El ‘holding de los cielos’ tiene problemas para reclutar personal en tierra.

La situación es particularmente grave en la iglesia católica donde, ahora, los sacerdotes se han convertido en algo raro. Agnell Rickenmann, secretario general de la Conferencia Episcopal suiza no quiere sin embargo dramatizar: “es cierto que muchas parroquias menores carecen de un sacerdote propio, pero, actualmente, la iglesia logra garantizar sus servicios”, afirma.

A pesar de todo, no se puede negar la evidencia. En la Suiza de expresión alemana, una de entre cada dos parroquias no tiene su propio cura y por esta razón cada vez más se atribuyen tareas a los laicos y también a muchas mujeres. No obstante, la severa división entre sacerdocio y asistencia pastoral crea dificultades crecientes.

Revolución frenada en su origen

En noviembre último la base de la iglesia católica suiza se atrevió a poner en cuestión los fundamentos del sacerdocio. Los sínodos de algunos cantones –instituciones muy helvéticas que conceden a los laicos un foro para la administración de la iglesia- votaron resoluciones revolucionarias para la iglesia de Roma.

Desde Lucerna, hasta Basilea; desde San Gall, hasta Zúrich, los católicos han pedido oficialmente la abolición del celibato y la admisión de las mujeres en el sacerdocio. Se espera que de esta mutación surja una reanimación de la fe.

Sin embargo, la Conferencia Episcopal ha frenado inmediatamente el ardor. “Los obispos suizos comparten las preocupaciones de los sínodos, pero las cuestiones discutidas son resueltas dentro de la iglesia universal”. Se reafirma pues que es el Vaticano el que debe definir las reglas y que éstas, ahora, son claras.

Por el momento la solución se llama: ‘comunión pastoral’. Un sacerdote se ocupa de más parroquias con la ayuda de asistentes. De modo que para las grandes celebraciones, como Navidad, los curas se ven obligados a participar en una especie de maratón infinita, oficiando más misas durante una sola jornada.

Durante el resto del año muchas comunidades católicas seguirán escuchando sermones pronunciados por laicos y consumiendo hostias periódicamente consagradas por un sacerdote.

Protestantismo en decadencia

En el otro frente, y precisamente en estas semanas prenavideñas, la Iglesia Protestante ya contraatacó. Para reactivar la imagen de la institución de la fe, en los cantones suizo-alemanes se ha organizado una acción que invita a los jóvenes a conocer la actividad de los pastores e incluso las facultades de teología de las universidades han abierto sus puertas.

Se espera de este modo reaccionar a la secularización que en la comunidad protestante avanza a ritmo sostenido. En Basilea ya la mitad de la población no está más inscrita en la iglesia. En Ginebra, la ciudad protestante por excelencia, la situación es análoga. La responsabilidad individual predicada por el protestantismo conduce a un alejamiento de la institución.

De igual modo, el deseo de dedicar la propia vida a la comunidad no parece ser particularmente vivo. Esto, a pesar de que los ‘ministros protestantes de la palabra’ pueden casarse y de que no tienen la función sacramental exigida por el catolicismo.

La tendencia es confirmada también por el responsable de la formación pastoral de la Suiza de expresión francesa, Olivier Favrod: “sólo en el cantón de Vaud, en el año 2012, faltarán más de 60 pastores de un total de casi 360”, señala.

Los vacíos se colman con candidaturas provenientes del exterior. Ya hoy, en el cantón Argovia, entre 20 de los nuevos pastores que asumen su cargo, 12 vienen de Alemania.

Las vocaciones locales son también raras en la Suiza de lengua italiana y en la Suiza de lengua francesa. Los pastores vienen de Italia y de Francia. Allí, los valdenses y hugonotes comparten el mismo credo helvético, pero la situación fuertemente minoritaria aún garantiza un espíritu comunitario y un compañerismo que todavía motivan a los jóvenes a seguir el camino del ministerio pastoral.

Reconquista de las vocaciones

La falta de personal en las dos principales confesiones cristianas helvéticas es un síntoma de la difícil situación que atraviesan las iglesias tradicionales. Lo confirma Agnell Rickenmann cuando subraya: “no es una cuestión que se limita a la iglesia católica y relacionada con el celibato, sino un asunto de fondo. Falta una identificación con el mensaje evangélico y con la vida eclesiástica”.

“Pero la necesidad de espiritualidad está más presente que nunca”, responde Olivier Favrod quien alude al éxito de las sectas de orientación más o menos cristiana. La acción iniciada en las últimas semanas quiere precisamente permitir a los jóvenes redescubrir el interés por la fe recorriendo nuevos caminos.

También en el sector católico no hay voluntad para quedarse mirando conventos y monasterios que se desocupan. No será para esta Navidad, pero, “en el año 2005 lanzaremos un año de las vocaciones en toda Suiza”, indica Rickenmann. El programa aún no está definido, pero en su centro deberá figurar la reconquista de la confianza y la experiencia espiritual de los fieles.

Swissinfo, Daniele Papacella
(Traducción: Jaime Ortega)

La Iglesia Protestante ha dado el primer paso en estas semanas para motivar a los jóvenes a acercarse a la actividad pastoral.

A través de pasantías los interesados pueden conocer el trabajo diario en comunidad. El objetivo es hacer ver que un pastor no se limita a preparar el sermón del domingo.

También las facultades de teología protestante quieren hacer conocer mejor su oferta a los jóvenes.

La Iglesia Católica, más afectada por la crisis de las vocaciones, posterga su acción al año 2005. Con un ‘intenso año de las vocaciones se pretende acercar a los jóvenes a la vida monástica y sacerdotal.

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