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“El consenso prohibicionista, solo en el papel”

La suiza Ruth Dreifuss intervino en varias ocasiones ante el pleno de Naciones Unidas, en Nueva York. En la imagen, en 2014. 2014 Getty Images

En Ginebra, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) dio a conocer recientemente su informe anual sobre estupefacientes. Este órgano es frecuentemente tildado de conservador. Un punto de vista que matiza Ruth Dreifuss, de la Comisión Mundial para la Política de Drogas (CMPN).

Como otrora ministra suiza de Salud, Ruth Dreifuss estableció un nuevo programa para evitar el uso de drogas, con base en cuatro pilares: la prevención, la terapia, la reducción de riesgos y la represión. Desde su salida del Gobierno helvético, lucha a escala mundial para tratar de cambiar el modelo represivo en materia de droga impuesto por la mayoría de los países del globo, en calidad de integrante Enlace externode la CMPN.

Dreifuss responde a swissinfo.ch, por escrito, a siete preguntas sobre el tema: 

swissinfo.ch: ¿La posición de la UNODC responde a esta cultura prohibicionista?

R. D.: La UNODC ayuda a los Estados a aplicar convenios prohibicionistas. Pero muchos de sus colaboradores tienen una experiencia forjada en el terreno que los lleva a buscar soluciones pragmáticas, eficaces, que ya no corresponden a la ortodoxia más estricta. 

swissinfo.ch: En su reciente informe sobre drogas, la UNODC dice seguir la línea de la sesión especial sobre drogas de abril de 2016 en Nueva York. ¿Esa cumbre, en la que usted participó, permitió avances reales?

R. D.: El balance de la sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas es ambivalente. Por un lado, los convenios, impregnados todos del postulado de la prohibición, fueron confirmados en su papel de “piedra angular” del control internacional de estupefacientes. Por otra parte, se confirmó la importancia de una política de salud pública y de respeto a los derechos humanos.

Pero, sobre todo, la posición de muchos Estados da fe de reformas deseadas o llevadas a cabo que muestran cómo la adhesión a los convenios ya no es absoluta. El consenso solo se mantiene en el papel. Al reivindicar una aplicación flexible, adaptada a las diferentes situaciones de cada país, diversos oradores han reconocido la ineficacia e incluso la falta de humanismo de las políticas tradicionales. Tarde o temprano esos nuevos modos de observación abrirán la vía de cambios que mejoren la política contra el consumo de drogas.

swissinfo.ch: Según los observadores, esta sesión especial puso el acento en la prevención y el tratamiento. ¿La represión ha perdido su posición dominante?

R. D.: La prohibición de producir, exportar, importar, vender o consumir sigue siendo la regla. Y los recursos dirigidos a la represión son mucho mayores a las consagradas a los tratamientos, a la reducción de riesgos y a la prevención.

Pero hay una concientización creciente sobre las consecuencias deletéreas de la represión, de que la adicción es una enfermedad y de que las penas de cárcel, los castigos desproporcionados y la discriminación social violan los derechos humanos. 

swissinfo.ch: Geopolíticamente, ¿Dónde están las líneas que dividen a aquellos países que abogan la línea represiva y aquellos en favor de una despenalización de parte de las drogas ilegales, a favor de políticas de prevención?

R. D.: Grosso modo, Europa y América Latina solicitan reformas. África, confrontada más recientemente al tráfico y a los problemas médicos y sociales del consumo local, está en favor de la despenalización. Estados Unidos ha dejado de ser el paladín de una interpretación muy estricta de los convenios ya que ha constatado la gran diversidad de posiciones entre los Estados, además de la inmensa población carcelaria que ha provocado la interdicción de las drogas resulta un patente fracaso.

Los que se oponen a las reformas son Rusia, la mayoría de los países musulmanes y del sureste asiático, China y Japón. Aun cuando algunos adoptaron medidas de salud pública, siguen el camino represivo, al punto que gran parte de las condenas a muerte y ejecuciones que se han producido hasta ahora se deben a infracciones a las leyes sobre estupefacientes.

swissinfo.ch: ¿La sociedad civil mundial puede contribuir realmente al debate?  

R. D.: Las experiencias nacionales demuestran que sin las asociaciones de derechos humanos, sin los profesionales de la salud y del sector social, sin las personas directamente concernidas, sin las contribuciones científicas, esta evolución no habría comenzado.

Hoy existe una red de organizaciones que intercambian informaciones, se respaldan y realizan campañas conjuntas. Su actividad durante la sesión especial de la Asamblea General de la ONU ha sido fuerte, dentro y fuera de este encuentro. 

swissinfo.ch: Pionera con su política de los cuatro pilares, ¿Suiza se mantiene en la punta en este ámbito?

R. D.: Si bien las medidas de salud pública –el largo espectro de tratamientos, las salas de consumo, el análisis de los productos, el material de inyección estéril, etc. – no son suficientemente accesibles para todos en cada rincón del país, Suiza sigue siendo un modelo para muchos.

Pero hay pocos avances en el terreno de la innovación para responder a los problemas que ha generado la cocaína u otras nuevas drogas. Suiza no figura entre los pioneros en lo que se refiere a la despenalización del consumo y la regulación de los mercados de estupefacientes.

swissinfo.ch: ¿Su diplomacia se ocupa de ese tema?

R. D.: La política extranjera de Suiza ha hecho de la salud Enlace externouno de sus temas importantes. Berna recibe delegaciones extranjeras interesadas en la experiencia suiza y nuestras embajadas responden también a las cuestiones sobre el tema. 

En lo que concierne a la pena de muerte, tanto a nivel general y como en el caso concreto de ser empleada para castigar la venta y consumo de drogas, Suiza alza la voz y forma parte activa del grupo de países que promueven reformas que garanticen la salud, los derechos humanos y el desarrollo. 

Consumo de drogas, estable en el mundo

Según el reciente informe Enlace externode la ONU sobre drogas, el número de sus consumidores sigue estable en el mundo: 250 millones de personas de entre 15 y 65 años.

Cerca del 12% (29 millones) sufren problemas relacionados con el consumo de estupefacientes

Las drogas más utilizadas:

1.   El cannabis es la droga más popular en el mundo: 183 millones de consumidores.

2.   Las anfetaminas: 35,7 millones.

3.   Opiáceas, como la heroína el opio y la morfina: 33 millones

4.   Cocaína: su consumo es estable desde 2010: 18,8 millones (1998: 14 millones), pero en Sudamérica va en aumento el número de cocainómanos.

Muchos de los consumidores de droga tienden a ser politoxicómanos.

(Fuente: Informe Mundial de Drogas 2016)

¿A favor o en contra de la despenalización? ¿Cuál es el debate al respecto en su país?

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(Traducción: P. Islas)

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