Las relaciones económicas entre Suiza y la UE resumidas en ocho gráficos

A finales de diciembre, Suiza y la Unión Europea (UE) concluyeron un nuevo paquete de acuerdos bilaterales. Se trata de una oportunidad para revisar, cifras en mano, las relaciones económicas que les unen desde hace décadas.
Tras varios años de negociaciones, el 20 de diciembre de 2024 se anunciaron nuevos acuerdos bilaterales entre la Confederación Helvética y la UE. En Suiza, no obstante, estas decisiones aún tienen que pasar por el Parlamento y el pueblo para que sean definitivas.
Los acuerdos han tenido una acogida desigual; han sido aclamados por los círculos empresariales y liberales, y criticados por los sindicatosEnlace externo. Estos últimos recriminan la insuficiente protección de los salarios y la liberalización del mercado de la electricidad.
La UDC (partido político suizo conservador) también se ha manifestado en contraEnlace externo del tratado. La libre circulación de personas es un problema fundamental para el partido nacionalista de derechas, que lleva años intentando restablecer las cuotas migratorias.
En este artículo, destacamos las interdependencias entre las economías de la UE y Suiza porque son un aspecto central de los debates sobre los acuerdos bilaterales.
Suiza no es miembro de la UE ni, a diferencia de Islandia, Noruega y Liechtenstein, del Espacio Económico Europeo (EEE). Sin embargo, eso no le impide mantener una estrecha relación económica con su vecino mayor.
La cooperación económica y comercial entre ambos países se rige por una serie de acuerdos bilaterales. Estos tratados han alineado gran parte de la legislación suiza con la de la UE y han dado a las empresas acceso directo a los mercados de la otra parte.
«Estos acuerdos van mucho más allá de un acuerdo clásico de libre comercio», explica Michael Fridrich, que dirige la sección económica y comercial de la Delegación de la UE en Suiza y LiechtensteinEnlace externo. «La libre circulación de personas o el reconocimiento mutuo de normas de conformidad, por ejemplo, son elementos que no se encuentran en otros acuerdos y que benefician a ambas partes», opina.
Acuerdo Bilateral de Libre Comercio (1972): marca el inicio de las relaciones oficiales entre los dos vecinos y pretende eliminar las barreras al comercio (sólo de mercancías).
Bilaterales I (1999): Tras la negativa de Suiza a adherirse al EEE (Espacio Económico Europeo) en 1992, Berna y la UE acordaron un paquete de 7 acuerdos sectoriales. Los más destacados en términos comerciales son el acuerdo sobre la libre circulación de personas, el reconocimiento recíproco de las evaluaciones de conformidad y el acceso a varios sectores clave del mercado interior (agricultura, transporte y contratación pública).
Bilaterales II (2004): 9 ámbitos están cubiertos por estos nuevos acuerdos, entre ellos la reducción de los derechos de aduana sobre los productos agroalimentarios y la supresión de los controles fronterizos sistemáticos sobre las personas gracias a la integración de Suiza en el espacio Schengen.
Bilaterales III (2024): El paquete incluye 2 nuevos acuerdos en los ámbitos de la electricidad y la seguridad alimentaria. También aborda cuestiones institucionales que han permanecido abiertas hasta ahora.
>> Puede consultar la situación actual de los acuerdos bilaterales en este artículo de swissinfo.ch
Como país pequeño, rico, industrializado y con pocas materias primas, no es de extrañar que Suiza participe intensamente en el comercio internacional, principalmente con sus vecinos.
Según la Confederación, está «demostrado» que los acuerdos bilaterales han «contribuido en gran medida» a los buenos resultados económicos de Suiza y que la Confederación tendría mucho que perder si se pusiera fin a los acuerdos bilaterales, afirma la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (SECO) en su página webEnlace externo. La SECO no concede por el momento entrevistas sobre el tema, señaló a swissinfo.ch, pero se remite a diversos estudios encargados por Berna en los últimos años.
Economiesuisse, la organización que representa a la comunidad empresarial suiza, también considera los acuerdos bilaterales con la UE como «un pilar esencial de la prosperidad de SuizaEnlace externo».
Otras voces más críticas, sin embargo, consideran que el impacto concreto de los acuerdos bilaterales es apenas tangible desde el punto de vista económico.
>> Dos opiniones divergentes sobre los beneficios económicos de los acuerdos bilaterales entre Suiza y la UE:

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Fomentar la relación bilateral con la UE es esencial para Suiza y su economía

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Suiza-UE: la incoherencia económica de la vía bilateral
Pero, ¿qué dicen las cifras?
- La industria farmacéutica ocupa un lugar destacado en las relaciones comerciales entre Suiza y la UE
1. La UE sigue dominando el comercio exterior suizo
El comercio de Suiza con la UE se ha multiplicado por 2,5 en los últimos 30 años, pasando de 115.000 millones de francos suizos en 1993 a casi 300.000 millones en 2023.
Entre 1990 y finales de los años 2000, las transacciones con el conjunto de la UE representaron casi el 70% del comercio internacional de Suiza. Esta cuota ha disminuido a medida que otros mercados han ganado en importancia, en particular Estados Unidos (menos del 8% en los años 1990-2000 frente al 13% en 2023) y China (de menos del 2% a casi el 7% actual).
Sin embargo, el comercio de bienes con la UE sigue siendo dominante, representando actualmente en torno al 60% del comercio exterior de la Confederación.
2. La proximidad es un factor clave en el comercio entre Suiza y la UE
Aunque Eslovenia haya ascendido a lo más alto de la clasificación en la última década al hacerse un nombre en el sector farmacéutico, los países vecinos de Suiza se encuentran entre sus socios comerciales más importantes.

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Las farmacéuticas suizas apuestan por Eslovenia
Según datos del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE), un tercio del comercio con la UE tiene lugar con regiones fronterizas, como Baden-Würtemberg en Alemania o Lombardía en Italia.
Para Michael Fridrich, la proximidad suele ser un factor importante en los negocios, y puede llegar a serlo aún más cuando las relaciones con otros socios (Estados Unidos, por ejemplo) se vuelven más imprevisibles.
Alemania es el segundo destino más importante de las exportaciones suizas después de Estados Unidos, y la UE en su conjunto recibe algo menos de la mitad (47%). Esta cuota ha descendido considerablemente en los últimos 30 años, desde el 60% en 1993.

3. Suiza adquiere la mayoría de sus bienes en la UE
Casi el 70% de las mercancías importadas por Suiza proceden de la Unión Europea, siendo Alemania, con diferencia, el principal país de origen.
La UE es también el socio más importante de Suiza en el sector serviciosEnlace externo, con un 40% y un 45% respectivamente de las exportaciones e importaciones suizas en 2023.
Los stocks de inversión directa en el extranjero (IDE) son otro indicador de la importancia de los vínculos entre Suiza y los Veintisiete. Las empresas de la UE -encabezadas por los Países Bajos- representan casi dos tercios (601.000 millones de francos suizos) de la IDE en SuizaEnlace externo.
Y la mayoría de las empresas suizas que invierten en el extranjeroEnlace externo -a través de filiales, por ejemplo- también lo hacen en la UE: 588.000 millones de CHF (francos suizos), es decir, casi la mitad (aunque si fuera individualmente, Estados Unidos sería el principal país de destino).
4. Suiza no es un socio tan pequeño
El mercado interior europeo es un gigante comparado con el suizo. La población de la UE es 50 veces mayor que la de la Confederación Helvética, y la suma de las economías de sus Estados miembros es 20 veces mayor que el PIB suizo.
Sin embargo, el alto poder adquisitivo de Suiza es una ventaja, y el hecho de que su economía esté muy especializada en industrias de alto valor añadido la hace prácticamente imbatible en determinados sectores.
La Confederación Helvética ocupa el 4º lugar entre los socios comerciales de la UE (aunque muy por detrás de los tres primeros), con más del 7% de sus exportaciones de bienes y casi el 6% de sus importaciones.
Su cuota de comercio con Francia y Alemania es modesta (9º), pero es sobre todo el primer socio de Eslovenia: el 20% del comercio internacional del país centroeuropeo es con Suiza.
Esto es aún más evidente en el caso de los servicios. La Confederación Helvética es el 3er socio de la UEEnlace externo después de Estados Unidos y el Reino Unido, y en 2022 representó el 11% de los servicios exportados por la UE-27 (7% de las importaciones).
Las empresas suizas también desempeñan un papel importante en materia de inversión. En 2022, Suiza fue el tercer socio de la UEEnlace externo (9%) después de Estados Unidos y el Reino Unido, tanto en términos de entrada como de salida de IED.
5. La industria farmacéutica ocupa un lugar destacado en las relaciones comerciales entre Suiza y la UE
Los productos químicos y farmacéuticos figuran entre las principales mercancías y objeto de comercio entre Suiza y la UE, y representan más de un tercio del valor total (108.000 millones de euros).
Suiza es el 2º proveedor de productos farmacéuticos de la UE, después de Estados Unidos. También es el primer proveedor de oro y relojes de la UE, y el tercer país de origen de instrumentos de precisión importados por los Veintisiete, después de Estados Unidos y China.
A la inversa, la Confederación Helvética importa masivamente de la UE bienes para los que apenas tiene producción propia, como automóviles, petróleo y muebles.
En serviciosEnlace externo, la Confederación importa más de lo que exporta, por ejemplo en turismo, informática y transporte. Sin embargo, tiene superávit en sus áreas preferidas de finanzas (9.000 millones de CHF) y seguros (2.500 millones de CHF).
6. La balanza comercial se inclina a favor de la UE
Durante años, Suiza ha tenido una balanza comercial negativa con la UE, lo que significa que sus importaciones superan a sus exportaciones, incluso en productos farmacéuticos.
No obstante, según un artículo publicado en 2018 por dos economistas de SECO en Die VolkswirtschaftEnlace externo, este desequilibrio «no plantea un problema económico» y refleja sobre todo el alto grado de interdependencia de sus industrias.
Los procesos de fabricación incluyen cada vez más componentes y etapas realizados en países distintos del que exportará el producto acabado.
La propia Suiza importa componentes de la UE que luego vende al resto del mundo. Esto explica su excedente de importaciones de productos químicos y farmacéuticos con Irlanda, entre otros.
Según estos especialistas, las balanzas comerciales bilaterales son, por tanto, menos reveladoras que la balanza comercial global, en la que Suiza tiene un gran superávit (de 48.000 millones de francos suizos en 2023).
7. Las personas trabajadoras de Europa son la principal mano de obra de Suiza
Desde 2002, cuando entró en vigor el Acuerdo sobre la Libre Circulación de Personas (ALCP), las personas nacionales de la UE pueden vivir y trabajar en Suiza, y viceversa, siempre que dispongan de una fuente de ingresos.
El ALCP ha cambiado la estructura de la inmigración en Suiza, que ahora está dominada por nacionales de la UE, principalmente de los países vecinos. La inmigración neta procedente de la UE ascenderá a 64.000 personas en 2024.
La mayor parte de esta inmigración es por motivos laborales, como demuestra el hecho de que fluctúa en función de la coyuntura económica. Con sus numerosas oportunidades de empleo y sus elevados salarios, Suiza es un destino atractivo para las personas trabajadoras europeas.
Al beneficiarse de condiciones de residencia favorables, una gran parte de los inmigrantes europeos se establecen aquí a largo plazo. El número de personas inmigrantes europeas ha aumentado constantemente en los últimos 25 años, y alcanzará 1,5 millones en 2023, es decir, el 17% de la población del país.
El número de europeos transfronterizos que trabajan en Suiza ha pasado de algo menos de 163.000 en 2002 a casi 400.000 en la actualidad.
No existen estadísticas europeas de precisión equivalente sobre el número de personas que inmigran cada año a la UE desde Suiza, pero las pocas cifras disponibles son inferiores. Según datos no exhaustivos de EurostatEnlace externo, unas 30.000 personas que inmigraron a la UE en 2022 vivían antes en Suiza, considerando todas las ciudadanías juntas.
En ese año, unos 5.000 suizos emigraron a AlemaniaEnlace externo y 4.000 emigraron a FranciaEnlace externo, según las estadísticas de migración de estos países. En el conjunto de la UE viven menos de 460.000 suizos y suizas.
Una respuesta a las necesidades laborales
De todos los acuerdos bilaterales, el ALCP es el que ha sido objeto de más debates en Suiza, también sobre su dimensión económica.
La apertura del mercado laboral ha hecho temer, sobre todo en los cantones fronterizos, que los salarios bajen y que el aumento de la competencia en el mercado laboral perjudique a la población residente. Sin embargo, los numerosos estudiosEnlace externo que se han realizado sobre este tema tienden a concluir que las «medidas de acompañamientoEnlace externo» han evitado estos efectos adversos.
>> Lea nuestro artículo (publicado en 2020) al respecto:

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Qué impacto tiene la libre circulación de personas en la economía suiza
Como en años anteriores, el último informe de SECOEnlace externo concluye que la libertad de circulación «ha permitido responder a una demanda de mano de obra que era insuficiente en Suiza». Este análisis se ve reforzado por las carencias ya observadas en ciertos sectores.
Algunas voces fuera de los círculos soberanistas critican el carácter restrictivo del ALCP y reclaman la vuelta a las cuotas, argumentando que estas no impedirían a Suiza utilizar mano de obra extranjera cuando fuera necesario. Pero para la SECO, «las cuotas de inmigración conducirían a una reducción de la oferta de mano de obra y elevarían los costes de contratación».
Michael Fridrich, de la Delegación de la UE en Suiza, añade que los beneficios económicos de los diversos aspectos de los acuerdos bilaterales no pueden considerarse de manera aislada. «Si Suiza se considera un lugar atractivo para que las empresas europeas inviertan, es también porque saben que no tendrán problemas para enviar a su personal si establecen aquí una filial», explica.
Revisado por Samuel Jaberg. Texto y gráficos adaptados del francés por Carla Wolff.

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