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Distensión digital:¿pueden Biden y Putin aliviar las tensiones cibernéticas?

Jovan Kurbalija

A pesar de los recientes ciberataques a SolarWinds, Colonial Pipeline y al productor de carne JBS, todavía hay espacio para el optimismo en torno a un acuerdo cibernético, entre el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin, en la cumbre de Ginebra. Las tensiones cibernéticas entre ambos países podrían muy bien frenarse –si no acabarse–.

La cumbre Biden-Putin también podría dar carpetazo a estas prolongadas hostilidades e ir hacia una política digital global más estable y cooperativa con la participación activa de gobiernos, empresas y sociedad civil de todo el mundo.

Hay tres razones principales para este optimismo digital de cara a la cumbre de Ginebra.

En primer lugar, mientras los ataques han ocupado todos los titulares del ciberespacio, ambos países han estado cooperando en varios frentes a través de procesos multilaterales. En marzo, respaldaron el informe del Grupo de Trabajo de Composición Abierta de la ONU sobre ciberseguridadEnlace externo, y la semana pasada, el informe del Grupo de Expertos Gubernamentales de la ONUEnlace externo. Rusia y Estados Unidos acordaron desarrollar un régimen de ciberseguridad mundial más predecible, basado en 11 normas sobre cómo deben comportarse los gobiernos en el ciberespacio y sobre las medidas de cooperación ante las ciberamenazas.

En segundo lugar, se ha abierto una “línea cibernética directa” entre Washington y Moscú para que ambos países aborden directamente los recientes incidentes cibernéticos, según la Casa BlancaEnlace externo y el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei RibakovEnlace externo.

En tercer lugar, en los dos últimos meses hemos visto un cambio tanto en la retórica como en las acciones. Cuando el aparato de seguridad estadounidense atribuyó oficialmenteEnlace externo los ciberataques de SolarWinds al Gobierno ruso la hostilidad entre ambos países no hizo más que aumentar. El presidente Biden emitió una orden ejecutivaEnlace externo que sancionaba a 40 personas y empresas rusasEnlace externo por su implicación en el ciberataque a SolarWinds.

Pero recientemente la retórica estadounidense se ha suavizado. Tras el ataque a Colonial PipelineEnlace externo en mayo, Biden subrayó que el ataque fue orquestado por un grupo ruso, y no por el Gobierno rusoEnlace externo. En las últimas semanas se ha producido una nueva reducción de la retórica, ya que los funcionarios estadounidenses se han centrado en cooperar con las autoridades rusas para hacer frente al ciberataque a JBS. En las duras declaraciones sobre ciberseguridad de la secretaria de Comercio, Gina RaimondoEnlace externo, la secretaria de Energía, Jennifer GranholmEnlace externo, y el secretario de Transporte, Pete ButtigiegEnlace externo, explícitamente no se mencionó a Rusia. Por parte rusa, Putin indicó que Rusia podría extraditar a los ciberdelincuentes implicados en los ataques de ransomware.    

En definitiva, el escenario para una distensión cibernética entre ambos países está preparado. Además de la cooperación bilateral, también pueden participar en un multilateralismo más eficaz sacando de la “nevera diplomática” las medidas de confianza “listas para usar” de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). A nivel global, Rusia y Estados Unidos podrían acelerar el proceso de la ONU hacia un Pacto de Ciberseguridad que debería regular la actual carrera armamentística cibernética, con al menos 50 paísesEnlace externo que ya tienen o están cerca de tener capacidades cibernéticas ofensivas.

Ambos países también pueden reforzar la coordinación en la lucha contra la ciberdelincuencia, en marcha actualmente a través de dos vías distintas: (a) el enfoque liderado por EE. UU. para globalizar la ratificación de la Convención de Budapest sobre Ciberdelincuencia, y (b) la búsqueda –liderada por Rusia– de una nueva convención de la ONU sobre ciberdelincuencia.  

A lo largo de este viaje virtual, Rusia y EE. UU. deberían anclar la ciberseguridad en una agenda digital más amplia que abarque el comercio electrónico, los derechos humanos, el desarrollo, la normalización y otras cuestiones políticas. La normativa sobre comercio electrónico, por ejemplo, no puede ser eficaz si no se abordan las perspectivas de normalización, datos, privacidad y seguridad. El sector tecnológico debe proporcionar a sus gobiernos detalles sobre los componentes y servicios informáticos para elaborar un sistema de nomenclatura global ciberarmonizado, base del sistema de comercio mundial. Rusia tendrá incentivos adicionales para desarrollar un enfoque holístico de la política digital global, ya que en 2025 acogerá el Foro de Gobernanza de Internet (IGF, por sus siglas en inglés), una reunión mundial de referencia que aborda de forma transversal las cuestiones digitales.

Aunque hay varias razones para ser optimistas respecto a la cumbre de Ginebra, se recomienda precaución, ya que las cuestiones cibernéticas no se tratan –ni pueden tratarse– de forma aislada. Las cuestiones cibernéticas forman parte de una agenda más amplia entre ambos países, que abarca desde las armas nucleares hasta la situación en Ucrania y su entorno, las relaciones con China, los derechos humanos, Oriente Medio, etc.

Para Estados Unidos, en la agenda de la cumbre de Ginebra las cuestiones cibernéticas ocuparán un lugar destacado. Dado que la sociedad estadounidense tiene una enorme dependencia de las tecnologías digitales, la ciberestabilidad aumentará la seguridad de las infraestructuras críticas a nivel nacional y apoyará los intereses económicos de Google, Microsoft, Amazon y otras empresas tecnológicas a nivel internacional.  

Aunque el desenlace de las negociaciones de Ginebra será el resultado de complejas compensaciones, lo cierto es que para el mundo moderno sería muy beneficioso que hubiera menos tensiones cibernéticas y más cooperación digital. A través de una distensión cibernética, Biden y Putin pueden hacer una importante contribución a la estabilidad cibernética mundial y al desarrollo digital, en general.  

Muchas veces a lo largo de la historia la diplomacia y la cooperación han prevalecido frente a la guerra y el conflicto a orillas del lago Lemán [en Ginebra]. Ahora hay motivos para esperar que la historia se repita en el ámbito cibernético.

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Traducción del inglés: Lupe Calvo 

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