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¿Tienen sentido las pruebas de resistencia nuclear?

Al presionar el botón rojo, el reactor del núcleo es desconectado del circuito y transferido a un denominado ‘estado seguro’. Thomas Kern

Tras la catástrofe nuclear de Fukushima, crece la presión sobre el uso civil de la energía nuclear en el mundo. Tanto la Unión Europea (UE) como Suiza quieren proceder a pruebas de resistencia para verificar la seguridad de las plantas nucleares.

En ese contexto, Suiza anunció el retiro progresivo de la energía nuclear, de aquí al 2034.

El pasado 25 de mayo, el gobierno suizo anunció su decisión de eliminar de manera progresiva las cinco centrales nucleares del país. 

Ante la prensa, la ministra suiza del Medio Ambiente, Doris Leuthard, explicó que “hasta ahora, la energía nuclear formaba parte de nuestra política energética, ya que representaba dos ventajas con respecto a las otras fuentes: Por una parte, costaba menos y por otra, no producía emisiones de bióxido de carbono”.

Empero, luego del accidente en Japón, donde el 11 de marzo pasado un terremoto afectó las plantas nucleares de Fukushima, “tenemos que reflexionar sobre si queremos vivir en Suiza con el riesgo residual vinculado a las centrales”, dijo la ministra.

Alemania aplica pruebas

Por otra parte, en Alemania, la noticia de que las autoridades de ese país   sometieron sus 17 plantas nucleares a las denominadas ‘pruebas de riesgo’ durante seis semanas, acaparó los titulares. El resultado, que el gobierno alemán consideró positivo, fue calificado de devastador por las voces críticas.

 
Así, las pruebas han develado que cuatro de las centrales nucleares alemanas no podrían resistir el impacto de un pequeño avión. Otras dos no podrían mantenerse firmes tras un choque de un avión de tamaño mediano, por lo que no podría descartarse un accidente grave.

 
Sin embargo, respecto al riesgo de terremotos e inundaciones, “las centrales atómicas alemanas son consideradas seguras”.

¿Realmente hay diferencias?

Un estudio publicado hace ocho años por la Inspección Federal de Seguridad Nuclear (IFSN) reveló que las plantas nucleares suizas estaban bien protegidas contra el impacto de un avión. “Esto sigue vigente, incluso para los grandes aviones de pasajeros”, señala a swissinfo.ch Hannes Hänggi, portavoz de la IFSN.
 
Sin embargo, Hänggi no sabe si los criterios de seguridad alemanes difieren de los de Suiza.
 
Stefan Füglistaler, especialista nuclear de Greenpeace, no está de acuerdo con las conclusiones de la IFNS. “Para que el término ‘bien protegidos contra impactos de aviones’ se pudiera aplicar también a las viejas centrales nucleares de Mühleberg y Beznau, se han “embellecido” las hipótesis correspondientes”, señala a swissinfo.ch.
 
“Se calificó la situación de ‘bien protegida’ y en el citado informe hay un pasaje en el que se asegura que no es imprescindible incrementar la seguridad de las centrales”, señala Füglistaler.

¿Son más seguras en Suiza?

“¿Por qué las centrales nucleares suizas tendrían que ser más seguras que las alemanas?” Hannes Hänggi, de la IFSN, tampoco puede dar una respuesta contundente.
 
Stefan Füglistaler de Greenpeace, no concibe que las centrales nucleares alemanas sean poco seguras y las suizas seguras. “La planta de Gösgen fue construida por una empresa alemana. Y no creo que en las centrales nucleares en Suiza se hayan aplicado otras normas que en Alemania.”

Füglistaler sugiere buscar una segunda opinión sobre los riesgos: “La IFSN debería cooperar con la Sociedad Alemana para la Seguridad Nuclear (GRS). Esta institución obtiene resultados completamente diferentes en lo que concierne al impacto de aviones”.

“La verdadera prueba de resistencia no se ha aplicado aún”, según Hannes Hänggi. “En el último informe alemán no se utilizaron datos actuales”. Todavía se ignora lo que deben verificar las pruebas de resistencia de la UE. La IFSN espera que la documentación de la UE esté disponible a principios de junio.
 
Füglistaler rechaza que el término ‘prueba de resistencia’ se use en este contexto: “Se genera la ilusión de que se puede medir una situación de riesgo. Pero es imposible someter material y personal a una situación de riesgo real”.

 
Hänggi confirma: “Es deber de los responsables de las centrales garantizar la seguridad. Debemos controlar que cumplan con las bases legales y con todos los reglamentos de seguridad. Verificamos las pruebas entregadas a través de muestreos”.

Pruebas de resistencia en la UE

La UE prepara pruebas que serán válidas para todas las centrales nucleares de Europa. Hänggi anuncia otra conferencia europea en la que se intentará llegar a un acuerdo sobre los criterios y las fechas de las mismas.
 
Suiza, agrega, también participa en esos trabajos en el marco de la WENRA (Asociación de Reguladores Nucleares de Europa Occidental), de la que es miembro.
 
Füglistaler se muestra escéptico frente a la iniciativa europea. “Esta es una disputa política entre los que defienden el uso de la energía nuclear a rajatabla, como Francia e Inglaterra, y aquellos que la critican, como Austria, que no dispone de energía nuclear, o Alemania.”

 
El experto de Greenpeace teme que se llegue a una fórmula de compromiso insustancial, y por ende, resulte en un fracaso. “Los países son libres de adoptar medidas adicionales”.

¿Una comisión de ética?

Sea como fuere. Independientemente de la prueba que se aplique, persiste el peligro. Por un lado, es difícil definir el riesgo residual del uso de la energía nuclear. Por otro, falta saber hasta qué punto la sociedad está dispuesta a aceptar o rechazar los riesgos remanentes de la energía nuclear.
 
Por este motivo, la canciller alemana Angela Merkel ha creado una Comisión de Ética encargada de definir cuáles son los riesgos residuales que puede aceptar la sociedad.

 
En Suiza no existe una comisión análoga. “Aquí, estas decisiones se toman a escala política, ya que el pueblo participa directamente en el proceso de decisión”, apunta Hänggi.

Füglistaler no se opone fundamentalmente a una comisión de ética, pero opina que en una democracia corresponde a la clase política definir qué riesgo residual es aceptable y cuál no. “Me refiero a la decisión individual de un ministro o del Parlamento. Estas decisiones requieren un amplio respaldo de la sociedad”.

 
En Suiza se vota sobre el reglamento de circulación, sobre la obligación de llevar casco. “En un tema tan crucial como el uso de la energía nuclear, sería conveniente que el Parlamento y el Gobierno sometiesen este asunto a una consulta popular para conocer la opinión de la sociedad”, concluye el representante de Greenpeace.

El 25 de mayo pasado, el gobierno suizo anunció su decisión de eliminar las centrales nucleares una vez que cumplan 50 años de funcionamiento.

Suiza cuenta con cinco plantas del rubro y su cierre se hará en forma progresiva:

La primera que quedará fuera de servicio será la central de Beznau I, en 2019.

Después de Beznau I, Beznau II y Mühleberg seguirán en 2022.

La central de  Gösgen será cerrada en 2029 y la de Leibstadt, en 2034.

A pesar de las deficiencias en el almacenamiento y enfriamiento de los elementos combustibles con agua de río en las centrales nucleares Mühleberg y Beznau, las cinco plantas nucleares en Suiza pueden mantener operaciones. 

Sus responsables deben demostrar ante la Inspección Federal de Seguridad Nuclear (IFSN) que están preparadas contra desastres naturales como terremotos e inundaciones, anunció la IFSN el pasado 5 de mayo.

En la central nuclear de Gösgen y Leibstadt, la IFSN criticó que el nivel y la temperatura de los elementos combustibles de la piscina de combustible no se haya declarado en emergencia en el centro de control.

Los operadores deben presentar ante las autoridades de inspección las medidas correctivas antes del 31 de agosto próximo.

 
Deben proporcionar tres pruebas adicionales de seguridad. Hasta el 30 de junio tienen que demostrar que pueden superar una inundación de gran magnitud, como las que suelen ocurrir cada 10.000 años.

Igualmente, hasta el 31 de marzo 2012, deben presentar las pruebas de que las centrales pueden resistir un gran terremoto, que amenaza también cada 10.000 años.

Deben demostrar, adicionalmente, que la combinación terremoto y avería causada por este fenómeno natural en las instalaciones de la represa en el área de las centrales nucleares estará bajo control. Esto concierne sobre todo a la planta de Mühleberg.

La controvertida cubierta del núcleo del reactor de la central de Mühleberg no figura en la inspección inicial. El IFSN considera que, igual que la TÜV alemana, la barra de anclaje instalada “no es una solución definitiva para el funcionamiento a largo plazo”.

La IFSN obligará a los operadores de las centrales nucleares en Suiza a participar en las pruebas de riesgo de la UE.

(Traducción: Rosa Amelia Fierro)

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