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Adolescentes en prisión por ser diferentes

Ursula Müller-Biondi, víctima de la 'detención administrativa', estuvo encerrada en Hindelbank de 1967 a 1969. Rodrigo Carrizo Couto

El Gobierno suizo ha pedido perdón por un sistema, conocido como ‘detención administrativa’, en el cual miles de menores de edad pasaron años encerrados sin juicio entre 1942 y 1981.

No obedecer a los padres, beber más de la cuenta, o querer estudiar una profesión ‘inadecuada’ podía significar condenas inapelables y por tiempo indeterminado.

Este sistema arbitrario provocó recientemente las excusas públicas de la ministra de Justicia helvética, Eveline Widmer-Schlumpf, quien en una ceremonia en la prisión femenina de Hindelbank (cantón de Berna) expresó su deseo de que tales situaciones no puedan nunca volver a repetirse.

Sin embargo, a pesar del pedido de perdón de las autoridades, no habrá indemnizaciones económicas para los miles de víctimas de la ‘detención administrativa’, personas que tienen hoy entre 50 y 90 años de edad. En representación de todos ellos, swissinfo.ch habló con la escritora y educadora Ursula Müller-Biondi, quien estuvo detenida en Hindelbank hasta 1969. Entrevista.

swissinfo.ch: ¿Cómo llega usted a Hindelbank?

Ursula Müller-Biondi: Yo tenía 17 años y estaba enamorada de un hombre divorciado de 24. En esa época, en Suiza la gente no podía volver a casarse hasta tres años después del divorcio. Y el concubinato era ilegal, por tanto yo siendo menor de edad no podía convivir con un hombre divorciado. No hay que olvidar tampoco que en Suiza las mujeres no tuvieron derecho de voto hasta 1971.

swissinfo.ch: ¿Y qué pasó en esas circunstancias?

U.M-B: Mi padre era italiano, a pesar de haber nacido en este país. Para evitar problemas decidió pedir la nacionalidad suiza, y mi relación ilícita le podía crear conflictos con las autoridades. Aparte de eso, mis padres querían ‘salvarme’ del padre de mi hijo, y es por ello que pidieron ayuda a las autoridades.

swissinfo.ch: Para entonces, usted ya no estaba en Suiza.

U.M-B: No. Para evitar la presión social y familiar había huido a Italia con el padre de mi hijo. Lo cierto es que entonces muchas familias suizas se formaron para evadirse de sus propias familias. Una vez casados, los padres ya no podían molestar más.

swissinfo.ch: Para entonces, usted ya no estaba en Suiza.

U.M-B: No. Para evitar la presión social y familiar había huido a Italia con el padre de mi hijo. Lo cierto es que entonces muchas familias suizas se formaron para evadirse de sus propias familias. Una vez casados, los padres ya no podían molestar más.

swissinfo.ch: ¿Y qué ocurre en Italia?

U.M-B: Allí fui arrestada estando embarazada de cinco meses. A pesar de ello, me esposaron y me trajeron a Suiza, donde terminé en Hindelbank (prisión). Cuando me atraparon, en 1967, tuve la suerte de que mi embarazo estuviera ya muy avanzado, sino me hubieran provocado un aborto forzado. Una práctica habitual en esos casos.

swissinfo.ch: ¿Cómo era su vida en Hindelbank?

U.M-B: Convivíamos presas de derecho común y menores de edad en reeducación. La única diferencia era que ellas llevaban un uniforme azul, y nosotras, marrón. Trabajaba hasta 12 horas diarias en la lavandería junto a criminales. Sin sueldo, por supuesto.

swissinfo.ch: No son experiencias fáciles de digerir para un adolescente de 17 años…

U.M-B: He vivido cosas terribles. Una compañera se suicidó ante mis ojos. Mientras agonizaba, el director de Hindelbank vino a verla y me dijo que ni la mire. Que no era más que una alcohólica y una histérica. Otra de mis compañeras había asesinado a cuatro hombres, y afirmaba que lo hubiera vuelto a hacer.

swissinfo.ch: Algo aún más increíble de este caso es que usted pagaba por el dudoso “privilegio” de estar interna en Hindelbank.

U.M-B: Mi familia pagó 7.000 francos suizos (nda: una fortuna a valores de hoy) por ese año de cárcel. El sistema de prisiones era un negocio muy lucrativo para el Estado. Es por eso que Hindelbank estaba siempre lleno. Pero los criminales no pagaban. Ellos tenían derechos y conocían la duración de sus condenas. ¡Nosotras no!

swissinfo.ch: ¿Y cómo tomó su familia las condiciones en que usted vivía?

U.M-B: Mi madre comprendió pronto que eso era una cárcel e intentó sacarme de allí, pero era imposible. Dado que habían firmado un contrato de 2 años, la ley estipulaba que sólo se podía rescindir pasada la mitad. O sea, un año. Y no había nada que hacer.

swissinfo.ch: ¿Cómo toma usted que el Estado no quiera indemnizarles?

U.M-B: Mire usted, ahora somos capaces de reír con mis compañeras, porque tras el perdón oficial nos sentimos liberadas de nuestra juventud perdida. Es por ello que la disculpa del Gobierno, a pesar de todo, es tan importante.

swissinfo.ch: ¿Cómo explica usted este sistema, que también se aplicó a los hombres?

U.M-B: La idea central era ‘quebrar’ a los jóvenes para que fueran dóciles y se adaptaran sin problemas a las reglas y las instituciones. Dramas como las guerras son sufrimientos colectivos; que se pueden compartir. Pero nosotras debimos sufrir toda la vida en soledad y con vergüenza. Hasta ahora.

swissinfo.ch: De todos los instrumentos destinados a quebrar a los adolescentes, posiblemente el peor sean las adopciones forzadas.

U.M-B: Sin duda. Yo tuve las contracciones estando en la celda a las 2 de la madrugada, pero hasta las 6 nadie vino a ver qué me pasaba. Tras el parto, me pusieron un producto en los pechos y me los fajaron con unas vendas. También se dio orden de que yo no pudiera ver al bebé. La razón de ambas medidas era que el niño ya estaba dado en adopción.

swissinfo.ch: ¿Y cómo lo supo?

U.M-B: Al salir del hospital para volver a la prisión vi al director de Hindelbank con el director del hospital y mi bebé en brazos. Al acercarme para cogerlo, le susurraron al bebé: ‘Niño, aprovecha para decir adiós a tu mamá’. Quedé tan aturdida que ni siquiera fui capaz de gritar. Pero luego no paré de pedir que me devolvieran a mi hijo

swissinfo.ch: Y se lo devolvieron…

U.M-B: Así es, aunque nunca supe cuál fue la razón, pero sospecho que temían que me suicide. El caso es que pasados tres meses me devolvieron al niño. Pero miles de otras madres no tuvieron la misma suerte…

swissinfo.ch: ¿Qué conclusión le queda de ese tiempo oscuro?

U.M-B: Que era un sistema escandaloso, y que no admite excusas. Hoy pienso que mantener un sistema arbitrario es algo enfermo, y que enferma a toda la sociedad. Un Estado de derecho es aquel donde el ciudadano herido puede quejarse, y su problema es escuchado y tomado en serio.

Número de prisiones: 115

Número de plazas para detenidos: 6.654

Total de la población carcelaria: 5.715

Proporción de mujeres detenidas: 5,5 %

Proporción de ciudadanos extranjeros: 69,7 %

Fuente: Oficina Federal de Estadísticas (datos de 2007)

En Suiza existen dos tipos de sanciones criminales. Las penas, como pueden ser sentencias de prisión, y las medidas preventivas, como pueden ser la terapia y el arresto preventivo.

En la mayoría de casos, se aplican penas. Pero si la persona es considerada como un peligro público se pueden aplicar diversas medidas preventivas.

Las sentencias a cadena perpetua se aplican a un grupo muy reducido de crímenes, como el asesinato, la toma de rehenes o crímenes contra la soberanía del Estado.

Todo prisionero puede optar a la liberación anticipada si tras 15 años de cárcel las autoridades no le consideran ya un peligro para la sociedad.

En 2004, los suizos votaron una iniciativa para hacer obligatorio el cumplimiento de sentencias a cadena perpetua en el caso de crímenes sexuales o asesinatos.

Esta medida se considera legalmente problemática. Es por ello que el Parlamento decidió que la liberación anticipada pueda aplicarse también a estos casos. Pero dada la gran complejidad legal para obtener la liberación, su puesta en práctica real no es muy habitual.

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