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La COP25, conferencia decisiva para el planeta

manifestazione per clima
Centenas de miles de personas en el mundo en 2019 reclamaron protección climática este 2019. En la imagen, una manifestación en Hamburgo, Alemania. Keystone / Georg Wendt

La Conferencia International sobre el Clima de Madrid (COP25) debe sentar las bases para la aplicación eficaz del Acuerdo de París. El Gobierno de Suiza propone un balance neto de emisiones cero en 2050. Las oenegés consideran que hay que hacer más.

Si uno considera que un buen inicio es buen augurio, será difícil esperar resultados claros y concretos en la COP25Enlace externo, que se celebra del 2 al 13 de diciembre en Madrid. La ola de protestas en Chile impidió que allí se realizara este encuentro. Costa Rica, Alemania (Bonn), Estados Unidos (Nueva York) y Suiza (Ginebra) fueron entonces los candidatos a sede, pero a poco más de un mes del inicio de la conferencia se eligió otro lugar:  España.

La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es una cita anual en la que se discuten y negocian soluciones para hacer frente a la crisis climática. El objetivo de esta 25a edición es la adopción de reglas detalladas para aplicar en obra el Acuerdo de París sobre el clima, que obliga a los países signatarios a reducir sus emisiones a partir de 2020 para contener el sobrecalentamiento global debajo de los 2 grados centígrados.

En Katowice, Polonia en 2018 se adoptaron muchas reglas a seguir, aunque varios puntos importantes todavía están en suspenso.

Entre las prioridades de la Conferencia de Madrid figuran reglas más precisas sobre las reducciones de las emisiones contaminantes en las que los países ricos se comprometan a soportar el peso económico de los daños climáticos provocados en los países pobres.

También se buscarán soluciones más ambiciosas para el futuro. Es decir, los Estados signatarios del Acuerdo de París -que no firmó EEUU- deben establecer objetivos concretos para reducir los gases de efecto invernadero hasta el 2030.

Suiza pide una reglamentación sólida para la puesta en marcha del Acuerdo. En particular, quiere disposiciones claras para evitar que las reducciones de emisiones realizadas en el extranjero no sean contabilizadas dos veces (es decir, en el país que las financia y en el país donde se producen). Los proyectos en el extranjero no deben tener tampoco repercusiones negativas en materia medioambiental y de derechos humanos.

Suiza organizará al margen de la Conferencia en Madrid un encuentro para discutir modos para que las inversiones mundiales sean más sostenibles desde un punto de vista climático, informa la Oficina Federal de Medioambiente. La delegación suiza, dirigida por el embajador Franz Perrez, se compone de representantes de la sociedad civil y por primera vez cuenta con una joven activista,  Marie-Claire Graf.

Los participantes en la COP25 deben ponerse de acuerdo sobre el establecimiento de líneas directrices que garanticen reducciones “reales, verificables y permanentes” de las emisiones, escribe la red Climate Action Network (CANEnlace externo), compuesta por WWF Suiza y Alliance Sud.

Las oenegés insisten en la necesidad de recaudar 100 000 millones de dólares anuales de aquí a 2020 para apoyar las políticas climáticas en los países en desarrollo. Sin embargo, este objetivo no se alcanzará, deplora la CAN, que también critica a Suiza por no hacer una contribución proporcional a sus capacidades. El Gobierno de Suiza tiene previsto financiar entre 450 y 600 millones de dólares anuales.

En la práctica, nada o poco. Los Estados se han comprometido a un cambio de rumbo decisivo, pero la concentración de CO2 en la atmósfera, así como de otros gases de efecto invernadero sigue aumentando. En 2018, la producción de metano alcanzó un récord y, según las Naciones Unidas, “no hay señales de ralentización”. 

Incluso si se cumplen las actuales promesas de reducción, el calentamiento global será de unos 3,2 grados centígrados, según la agencia de las Naciones Unidas para el medioambiente. Según ella, tendremos que triplicar nuestros esfuerzos para evitar consecuencias irreversibles.

Al igual que otros países, Suiza aspira a lograr un equilibrio neto de emisiones equivalente a cero para el año 2050. Por este motivo, la Confederación ha adoptado medidas de reducción en los sectores del transporte, la construcción y la industria. Al mismo tiempo, Suiza aboga por la expansión de los sumideros naturales de CO2 (como los bosques) y usar tecnologías para eliminar el CO2 de la atmósfera.

El Consejo Federal tiene previsto alcanzar su objetivo mediante futuras revisiones de la Ley del CO2. En la revisión actual (que abarca hasta 2030), por ejemplo, se mencionan los impuestos sobre la gasolina y los billetes de avión. Por el momento, la cuestión sigue bloqueada en el Parlamento, pero el avance de los ecologistas en las últimas elecciones federales podría dar un impulso decisivo al tema.

En cualquier caso, esta es la esperanza de las asociaciones suizas para la protección del clima, que denuncian la falta de voluntad política. Los fondos de pensiones y el Banco Nacional, “de alguna manera responsables de los daños causados por el calentamiento global”, también deben reorientar sus flujos financieros y dejar de invertir miles de millones en energías fósiles, escribe la Alianza Climática Suiza.

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