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Suiza actúa mejor en el mundo que en casa

Reuters

¿Los Estados cumplen su palabra cuando se comprometen a respetar los derechos humanos? El objetivo del Examen Periódico Universal, al que Suiza se somete por segunda vez el 29 de octubre, es aportar una respuesta documentada a esta pregunta.

A escala mundial, el EPU es la mejor cosa que se puede hacer, opina Walter Kälin, director del Centro Suizo de Competencia para los Derechos Humanos (CSDH). “A excepción de las medidas del Consejo de Seguridad de la ONU, que se adoptan en los casos más graves de crímenes contra la humanidad, Naciones Unidas carece de mecanismos coercitivos propiamente dichos en materia de derechos humanos. Existe únicamente la posibilidad de formular recomendaciones a los Estados, especialmente en el marco del EPU”.

Este análisis se desarrolla durante media jornada y se basa en tres tipos de documentos: el informe preparado por el Estado examinado, el de las instancias de la ONU competentes y las informaciones que aportan la sociedad civil, tanto nacional como internacional.

Todos estos documentos están disponibles en Internet, subraya Adrien-Claude Zoller, presidente de la asociación Ginebra por los derechos humanos, y permiten tener una visión global sobre el respeto de los derechos humanos en el mundo y su evolución. Se trata de una documentación extremadamente útil, por ejemplo, para los defensores de los derechos humanos que trabajan en el terreno.

El riesgo, según Zoller, reside en que los Estados utilicen su propia valoración como autocomplacencia. “Por ello las ONG tienen que desarrollar una estrategia que no solo evidencie los nuevos problemas, sino también que exija el cumplimiento de los compromisos asumidos”.

El ejercicio puede generar malestar en los Estados que no se distinguen por una actitud favorable a los derechos humanos. “Estos países comienzan a temer el EPU”, afirma Claude-Adrien Zoller. Pero la mayoría de los Estados participa “con mayor o menor frenesí” en el EPU, agrega.

El papel de la sociedad civil

En 2008, al término de su primera valoración, el embajador suizo Paul Seger afirmaba: “Suiza ha estudiado las medidas que adoptará en los próximos meses para garantizar la continuidad de este examen y prevenir que se convierta en un simple ejercicio ginebrino que tiene lugar cada cuatro años”.

Su sucesor y jefe de la delegación suiza que comparecerá ante el Consejo de los Derechos Humanos el 29 de octubre, Claude Wild, declara que “el Ministerio de Asuntos Exteriores sostiene un contacto permanente con los representantes de las ONG que trabajan en el terreno de los derechos humanos. Estos contactos cubren todo el abanico de los derechos universales”.

Alain Bovard, jurista de la sección suiza de Amnistía Internacional, se muestra menos categórico. “Tras el primer examen en 2008, el Ministerio de Exteriores convocó una reunión. Después, durante casi dos años, hubo un silencio de radio. El diálogo se reanudó solamente a principios de este año bajo la égida del CSDH. Las ONG han trabajado con Claude Wild en la redacción del informe sobre Suiza, que menciona claramente las expectativas de las organizaciones no gubernamentales, como hacen muchos países”.

Respecto a los veinte compromisos que asumió Suiza en el marco del primer EPU, “se han registrado menos avances de los previstos”, anota Alain Bovard. En ello coincide Walter Kälin: “Suiza aceptó una serie de obligaciones importantes, pero esperó demasiado tiempo para ponerlas en práctica”.

“Una reunión… luego, silencio de radio”

A l’issue de son 1er examen il y a 4 ans, l’ambassadeur suisse Paul Seger avait déclaré: «La Suisse étudie les mesures à mettre en œuvre dans les prochains mois afin d’assurer la continuité de cet examen et de ne pas le limiter à un simple exercice genevois ayant lieu tous les quatre ans.»

Selon Claude Wild, son successeur à la tête de la délégation suisse qui se présentera devant le Conseil des droits de l’homme le 29 octobre, «le ministère suisse des affaires étrangère (DFAE) maintient un contact constant avec des représentants d’organisations non-gouvernementales actives dans le domaine des droits de l’homme. Ces contacts couvrent toute la palette des droits de l’homme. »

Juriste au sein de la section suisse d’Amnesty international, Alain Bovard est moins catégorique : «Suite au 1er examen en 2008, le DFAE a convoqué une réunion.  Puis, ce fut le silence radio pendant 2 ans environ. Il n’y a pas eu de suivi. Ce n’est qu’au début de cette année que le dialogue a repris sous l’égide du CSDH. Et les ONG ont travaillé main dans la main avec Claude Wild pour la rédaction du rapport de la Suisse qui cite explicitement les attentes des ONG. Ce que beaucoup de pays ne font pas. »

Concernant le respect des 20 engagements pris par la Suisse lors du 1er examen, «il y a moins de progrès qu’attendu », selon Alain Bovard. Un avis corroboré par Walter Kälin : «La Suisse a accepté un certain nombre d’obligations importantes. Elle a cependant trop tardé à se préoccuper de leur mise en œuvre.»

Freno del Parlamento

Este retraso sorprende, al ser Suiza un país muy comprometido y activo a escala internacionales en la defensa y protección de los derechos humanos. “El gran abismo entre la acción de la diplomacia helvética y la de las autoridades en el interior del país se acentúa”, sostiene Alain Bovard. “Personalmente, lo atribuyo a la distribución de competencias políticas” (municipios, cantones, Estado) en el sistema federalista helvético.

Y todo lo que concierne a la política exterior, incluido el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, es competencia del Gobierno. La política interior, en cambio, depende del Parlamento, que en cuestiones de derechos humanos muestra menos sensibilidad que el Ejecutivo”, sostiene Bovard.

El embajador Claude Wild lo desmiente: “El Parlamento debate regularmente sobre derechos humanos, de forma directa o indirecta. A estos debates se suman las respuestas del Gobierno a las interpelaciones y preguntas parlamentarias. Desde el inicio de 2011, se han celebrado 29 debates legislativos en torno a la temática de la economía y los derechos humanos”.

Alain Bovard hace hincapié en que las medidas contra la población extranjera se endurecen continuamente y señala que “muchas de las recomendaciones hechas a Suiza conciernen a su política de inmigración y asilo. Y el clima que reina en la actualidad no facilita las cosas. El Gobierno, que está encargado de aplicarlas, suele fracasar en el intento ante la oposición del Parlamento”.

Una situación que, según Walter Kälin, tiene salida: “Se conoce demasiado poco el mecanismo del EPU. Pero falta, sobre todo, un procedimiento coherente para traducir en hechos las recomendaciones aceptadas que permita a los cantones, los municipios y los Parlamentos (cantonales y nacional) colaborar en ello”.

“No cabe duda de que el carácter universal del EPU ha contribuido a limitar al máximo posible su politización. Durante el primer ciclo, Suiza formuló un total de 430 recomendaciones, de las cuales dos tercios fueron aceptadas.

La aceptación voluntaria del Estado examinado de una parte de las recomendaciones abre muchas vías que permiten reforzar la colaboración entre Estados.

La actuación de Suiza no se detiene en las recomendaciones, sino que también asegura el seguimiento concreto a través de consultas bilaterales con los Estados interesados”.

Declaraciones del embajador Claude Wild a swissinfo.ch

“La mayoría de los Estados han aceptado libremente las recomendaciones formuladas por sus pares. Es la primera vez que los países deben reconocer públicamente los compromisos que asumieron en el pasado y exponerse a las críticas de la ONU si no los han cumplido.

De ahí la importancia de mejorar, en el marco del segundo ciclo, la protección de la sociedad civil en cada país.

A muchos países les cuesta ponerlo en práctica. Entonces hay que proteger a los defensores de los derechos humanos de las represalias que puedan tomar contra ellos los Estados señalados en el marco del EPU.

Y es que hay un gran riesgo de que las ONG de esos países sean víctimas de un hecatombe, sobre todo en Asia”.

Declaraciones del experto Adrien-Claude Zoller a swissinfo.ch

(Traducción: Belén Couceiro)

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