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Seguro médico único: ¿panacea o placebo?

No es tarea fácil elegir un seguro médico. El mercado suizo cuenta con 60 compañías. Keystone

¿Deberían ser reemplazadas las 60 compañías de seguro médico en Suiza por una caja pública única? El tema, sobre el que los suizos se pronunciarán en las urnas en 2014 o 2015, polariza. Los directores cantonales de Sanidad rechazan la iniciativa y la contrapropuesta del Gobierno.

La continua elevación de primas, así como las variantes absurdas en la competencia por riesgos convenientes (asegurados jóvenes y sanos) han amplificado en los últimos años el descontento con las aseguradoras privadas y  multiplicado el reclamo de alternativas. Entre ellas está la iniciativa Por una caja de seguro médico pública que en 2012 reunió más de 120.000 firmas válidas.

La propuesta –que además de los socialistas y Verdes cuenta con el respaldo de las organizaciones de pacientes y de consumidores– pretende excluir a las compañías privadas del seguro médico obligatorio y remplazarlas con una sola caja pública. A las compañías privadas les quedaría solamente el negocio del seguro complementario.

Todas las personas que residen en Suiza deben contratar un seguro médico obligatorio. Las compañías privadas, 60 en la actualidad, están obligadas por ley a aceptarlas en el seguro básico.

El seguro básico cubre el diagnóstico, el tratamiento y las secuelas de una enfermedad. Las prestaciones son las mismas para el conjunto del país. Las primas varían en función del cantón de residencia y de la compañía elegida. Los ciudadanos con escasos recursos reciben subvenciones públicas.

Quienes lo deseen, pueden contraer un seguro complementario para cubrir, por ejemplo, prácticas de la medicina alternativa como la acupuntura o disponer de más comodidad durante una hospitalización (habitación de dos pacientes o privada), pueden contratar seguros complementarios.

A diferencia del seguro médico, las compañías pueden negarse a asegurar a una persona que desee contraer un seguro complementario. Otra diferencia es que las primas varían según la edad, el estado de salud. Por ejemplo, una persona mayor y enferma pagará más que un joven sano.

¿Competencia o monopolio?

El Gobierno rechaza la iniciativa. En su opinión, el sistema actual, que se basa en el principio de competencia reglamentada entre las aseguradoras privadas, tiene claras ventajas frente al monopolio.

No obstante, en febrero de 2013 presentó una contrapropuesta indirecta para que la competitividad entre las compañías se reduzca a la calidad de las ofertas y reducir la selección de riesgos por parte de las aseguradoras. La parte esencial de la contrapropuesta es una caja común que funcione como reaseguro para los pacientes más costosos. De esa manera, la selección de riesgos sería menos interesante para las aseguradoras.

El contraproyecto gubernamental prevé también una separación estricta del seguro médico básico de los seguros complementarios.  Estos dos sectores deberían depender de sociedades jurídicamente diferentes. Por otra parte, las medidas sobre compensación de riesgos serían afinadas entre  las compañías de seguros.

El debate político muestra que la contrapropuesta no ha tenido una buena acogida. La derecha –que se opone mayoritariamente a la iniciativa-, también rechaza el contraproyecto del Gobierno, porque considera que el reaseguro y la separación del seguro básico y del complementario es un paso hacia la estatización del seguro médico. Los promotores de la iniciativa critican la contrapropuesta, porque la juzgan poco determinante.

La mayoría de los cantones en contra

El Gobierno tampoco espera mucho apoyo de los cantones. Los directores cantonales de Sanidad -16 de los cuales son de derecha y 10 de izquierda- se opusieron el jueves tanto a la iniciativa como al contraproyecto gubernamental. Una minoría de ellos, en cambio, apoya las dos propuestas.

Los directores cantonales de derecha se oponen a la iniciativa y a la contrapropuesta. Christian Rathgreb, director de Sanidad del cantón de los Grisones, recomienda rechazarla, “porque los asegurados perderían la libertad de elección. En la actualidad pueden cambiar de seguro médico si las prestaciones no les satisfacen”. Una caja única rompería, además, la tradicional diversidad en el sector de los seguros, agrega.

Su homólogo del cantón Vaud (Lausana), Pierre-Yves Maillard ve solo desventajas en esa diversidad: “Hay una montaña de tareas administrativas que se deben únicamente a la existencia de las 60 aseguradoras y que no solo incumben a las compañías de seguros, sino también a los médicos y a los hospitales”, remarca el socialista que es miembro del comité de la iniciativa.

El argumento de que entre las aseguradoras no hay una verdadera competencia, sino una pseudopugna por riesgos favorables, como señalan los propulsores de la iniciativa, no tiene valor para Christian Rathgreb: “Yo creo que las compañías ofrecen prestaciones distintas, especialmente en el sector de los servicios. Así lo demuestran, por ejemplo, las encuestas sobre la satisfacción del cliente”. Una caja estatal no trabajaría con más eficiencia que las empresas privadas. Además, los costos administrativos de las compañías actuales representan hoy solo una mínima parte de sus gastos.

“Si existe una sola caja”, replica Maillard, “ésta tiene gran interés en una política de prevención y de atención sanitaria coordinada, porque debe asumir los gastos de salud de toda la población”. Actualmente, las compañías persiguen únicamente a los asegurados pudientes porque les convienen más, prosigue el socialista.

No se puede negar que las compañías  privadas tratan de deshacerse de los riesgos altos, confirma Rathgreb, pero para encarar el problema no hace falta una caja única. En su opinión, corresponde a las autoridades supervisoras intervenir en caso de excesos. “Ahí hay ciertamente necesidad de actuar. La disposición sobre compensación de riesgos debe ser elaborada de tal modo que para el asegurado deje de valer la pena una selección de riesgos.

Un nuevo intento

No es la primera vez que los socialistas llevan el proyecto de una caja de seguro médico a las urnas. La primera tentativa se remonta a 2007 y fracasó ante un 70% de votos en contra.

 “Los cantones de la Suiza occidental (francófona)  dijeron entonces que sí por más de 45%. En la Suiza de habla alemana solo alrededor del 23%, porque creían que con una Caja de Salud nacional ellos serían quienes paguen por los asegurados más ‘costosos’ en la Suiza de habla francesa”, explica Pierre-Yves Maillard.

Entretanto se sabe que los asegurados en los cantones de Vaud y Ginebra (y Zúrich) hubieran pagado mucho más de lo que costaban. “Y en algunos cantones de la Suiza de habla alemana se debió elevar considerablemente el precio de las primas, porque no cubrían los costos”. La segunda gran diferencia que ve Maillard con respecto a 2007 es que las primas dejarían de depender de los ingresos.

En la actualidad, no hay certeza de que a nueva iniciativa convenza a la mayoría de los votantes. Según el Monitor de Sanidad 2012 (Gesundheitsmonitor 2012) del instituto de investigación gfs.bern, el 40% de las personas encuestadas son favorables a la caja única, mientras que el 45% prefiere preservar el modelo vigente.

(Traducción: Juan Espinoza)

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