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La guerra en Georgia puede volver a estallar

Keystone

La diplomática suiza Heidi Tagliavini, especialista en Rusia y el Cáucaso, dirigió a un grupo de dieciocho expertos durante nueve meses antes de entregar el miércoles (30.09) un informe que fue objeto de numerosas reacciones por parte de los ex beligerantes.

En contraste, Europa se mostró muy discreta con la publicación del texto de la Misión de Investigación Internacional Independiente sobre el Conflicto en Georgia.

Fruto de un trabajo difícil de nueve meses, el informe concluye que Georgia desencadenó la guerra la noche del 7 al 8 de agosto de 2008 y que Tbilissi reaccionó a un largo período de provocaciones, acentuadas durante el verano, por parte de Rusia.

El informe fue acogido por los Veintisiete con un breve comunicado. “Alimentará nuestra reflexión sobre la prevención de los conflictos. El objetivo no era restablecer la disputa”, comenta un diplomático europeo.

Errores y malos cálculos

París, que se comprometió a fondo en la negociación de un alto al fuego, Londres, Berlín, la presidencia sueca: ninguna de las grandes capitales reaccionó al informe, “que confirma lo que ya se sabía”, asienta ese mismo diplomático que prefiere guardar el anonimato.

En Europa, solamente el ministro lituano de Asuntos Exteriores comentó el informe de viva voz… discordante:

“No pienso que sea conveniente reabrir heridas que aún no han sanado, ni que sea útil entablar un debate para saber de quién fue la culpa. Si la comunidad internacional hubiera intervenido antes y hubiera ofrecido a Georgia una perspectiva de integración (ndlr: en la UE y en la OTAN), la guerra habría podido evitarse”, declaró Vyguada Usackas en la página web eurobserver.com, antes de volar a Tbilissi para “hacer acto de solidaridad con el pueblo georgiano.”

Estados Unidos comentó prudentemente el informe entregado el pasado miércoles (30.09) en Bruselas y de manera simultánea a los beligerantes, la UE, la ONU y la OSCE. “Reconocemos que todas las partes cometieron errores y malos cálculos, pero nos concentramos en el futuro”, declaró Philip Crowley, portavoz de la diplomacia estadounidense.

Todas las partes, responsables

¿Culpas compartidas, entonces? Sí, pero Georgia tiene seguramente un poco más de culpa que Rusia. Heidi Tagliavini es formal: Fue Georgia la que desencadenó la guerra contra Rusia cuando bombardeó Thsinkvali, la capital de Osetia del Sur, la noche del 7 de agosto de 2008.

Pero no hay que aislar este acontecimiento de su contexto, se apresura a añadir la especialista suiza en Rusia y el Cáucaso: “Todas las partes, georgianos, rusos, abjasios y osetios del sur, tienen su parte de responsabilidad. Rusia había establecido una verdadera política de la escalada que condujo a la guerra. El contexto puso a Georgia en una situación donde no podía actuar de manera diferente”, afirma.

Apenas publicado, este informe fue objeto de una verdadera guerra de comunicados de los dos ex beligerantes, que contrasta mucho con el perfil bajo de los europeos, que pidieron la investigación.

Georgia hizo hincapié, obviamente, en las provocaciones rusas que condujeron a la guerra: “El informe prueba que Moscú preparaba desde hacía tiempo esta guerra que culminó los días 7 y 8 de agosto”, declaró Temour Takobachvilli, ministro de Reintegración.

Modernizar las estructuras

Rusia clamó victoria: Este informe aporta una confirmación inequívoca a la pregunta principal: ¿quién empezó la guerra? “Muestra que los bombardeos masivos georgianos sobre Tskhinvali la noche del 7 de agosto de 2008 marcaron el inicio de operaciones armadas de gran envergadura”, lanzó el embajador ruso ante la Unión Europea.

“Esperamos que los líderes políticos que vacilaron sobre esta cuestión adopten una posición clara. Esperamos también que los países que nunca han dejado de aportar su ayuda militar al régimen de Tbilisi reflexionen dos veces al respecto, ya que el informe muestra bien que los suministros militares a Georgia constituyeron un factor desestabilizador”, añadió Vladimir Tchijov.

En sus recomendaciones, la comisión de investigación llama a todas las partes a la mesa de negociaciones, ya que “el riesgo de una nueva confrontación sigue siendo grave”. Más de un año después del conflicto, la comisión constata que existen “tensiones persistentes, cercanas, en numerosos casos, a hostilidades abiertas”. Pide pues a la comunidad internacional modernizar las estructuras de mantenimiento de la paz in situ.

Doscientos observadores civiles europeos no armados patrullan cerca de Osetia del Sur y Abjasia, dos regiones que declararon su independencia “en incumplimiento del derecho internacional”.

Es necesario, dice Heidi Tagliavini, “hacer esfuerzos suplementarios para garantizar una presencia independiente, neutra y eficaz a fin de mantener la paz en la zona en conflicto.” Un mensaje enviado, en primer lugar, a la Unión Europea.

Alain Franco, Bruselas, swissinfo.ch
(Traducción: Marcela Águila Rubín)

Errores y malos cálculos

París, que se comprometió a fondo en la negociación de un alto al fuego, Londres, Berlín, la Presidencia sueca: ninguna de las grandes capitales reaccionó al informe, “que confirma lo que ya se sabía”, asienta ese mismo diplomático que prefiere guardar el anonimato.

En Europa, solamente el ministro lituano de Asuntos Exteriores comentó el informe de viva voz… discordante:

“No pienso que sea conveniente reabrir heridas que aún no han sanado, ni que sea útil entablar un debate para saber de quién fue la culpa. Si la comunidad internacional hubiera intervenido antes y hubiera ofrecido a Georgia una perspectiva de integración (ndlr: en la UE y en la OTAN), la guerra habría podido evitarse”, declaró Vyguada Usackas en la página web “eurobserver.com”, antes de volar a Tbilissi para “hacer acto de solidaridad con el pueblo georgiano.”

Estados Unidos comentó prudentemente el informe entregado el miércoles (30.09) en Bruselas y de manera simultánea a los beligerantes, la UE, la ONU y la OSCE. “Reconocemos que todas las partes cometieron errores y malos cálculos, pero nos concentramos en el futuro”, declaró Philip Crowley, portavoz de la diplomacia estadounidense.

Todas las partes, responsables

¿Culpas compartidas, entonces? Sí, pero Georgia tiene seguramente un poco más de culpa que Rusia. Heidi Tagliavini es formal: Fue Georgia la que desencadenó la guerra contra Rusia cuando bombardeó Thsinkvali, la capital de Osetia del Sur, la noche del 7 de agosto de 2008.

Pero no hay que aislar este acontecimiento de su contexto, se apresura a añadir la especialista suiza en materia de Rusia y el Cáucaso: “Todas las partes, georgianos, rusos, abjasios y osetios del sur, tienen su parte de responsabilidad. Rusia había establecido una verdadera política de la escalada que condujo a la guerra. El contexto puso a Georgia en una situación donde no podía actuar de manera diferente”, afirma.

Apenas publicado, este informe fue objeto de una verdadera guerra de comunicados de los dos ex beligerantes, que contrasta mucho con el perfil bajo de los europeos, que pidieron la investigación.

Georgia hizo hincapié, obviamente, en las provocaciones rusas que condujeron a la guerra: “El informe prueba que Moscú preparaba desde hacía tiempo esta guerra que culminó los días 7 y 8 de agosto”, declaró Temour Takobachvilli, ministro de Reintegración.

Modernizar las estructuras

Rusia clamó victoria: Este informe aporta una confirmación inequívoca a la pregunta principal: ¿quién empezó la guerra? “Muestra que los bombardeos masivos georgianos sobre Tskhinvali la noche del 7 de agosto de 2008 marcaron el inicio de operaciones armadas de gran envergadura”, lanzó el embajador ruso ante la Unión Europea.

“Esperamos que los líderes políticos que vacilaron sobre esta cuestión adopten una posición clara. Esperamos también que los países que nunca han dejado de aportar su ayuda militar al régimen de Tbilissi reflexionen dos veces al respecto, ya que el informe muestra bien que los suministros militares a Georgia constituyeron un factor desestabilizador”, añadió Vladimir Tchijov.

En sus recomendaciones, la comisión de investigación llama a todas las partes a la mesa de negociaciones, ya que “el riesgo de una nueva confrontación sigue siendo grave”. Más de un año después del conflicto, la comisión constata que existen “tensiones persistentes, cercanas, en numerosos casos, a hostilidades abiertas”. Pide pues a la comunidad internacional modernizar las estructuras de mantenimiento de la paz in situ.

Doscientos observadores civiles europeos no armados patrullan cerca de Osetia del Sur y Abjasia, dos regiones que declararon su independencia “en incumplimiento del derecho internacional”.

Es necesario, dice Heidi Tagliavini, “hacer esfuerzos suplementarios para garantizar una presencia independiente, neutra y eficaz a fin de mantener la paz en la zona en conflicto.” Un mensaje enviado, en primer lugar, a la Unión Europea.

Alain Franco, Bruselas, swissinfo.ch
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

El Consejo de Europa rechazó este jueves sancionar a Rusia por no haber respetado dos resoluciones sobre el conflicto de agosto de 2008 en Georgia. Esos dos textos exigían, entre otras cosas, el respeto a la integridad territorial de Georgia, el acceso de observadores de la Unión Europea a Abjasia y Osetia del Sur y la libre circulación para los civiles georgianos.

La Asamblea Parlamentaria de la Organización (APCE) decidió por 88 votos contra 35 “confirmar los poderes de la delegación rusa” en su seno. Rechazó también una serie de enmiendas que pedían “privarla de sus derechos de voto” en Estrasburgo.

“Esta decisión permitirá a las autoridades rusas iniciar un diálogo concreto y constructivo”, señala el documento. “Probablemente el respeto de las resoluciones no pueda hacerse en los cortos plazos que se fijaron”, añade el texto, desprovisto de cualquier vigor.

El diputado socialista zuriqués Andreas Gross, ponente, había declarado como preámbulo: “Nuestra asamblea sólo tiene un poder limitado, estamos decepcionados de que nuestras sugerencias no se hayan seguido, pero elegimos ‘la cultura del respeto mutuo’ y del diálogo en el recinto del Consejo de Europa”.

Heidi Tagliavini está considerada como experta sobre el Cáucaso y tiene varios años de experiencia como “diplomática de crisis”.

En 1995, fue la única mujer entre los seis miembros del grupo de asistencia a Chechenia de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE).

En marzo de 1998, se vio confiar la tarea de jefa adjunta de la Misión de la ONU en Georgia (MINOG).

Entre 2002 y 2006, fue representante especial del secretario general de la ONU en Georgia y también representó de 2000 a 2001 a la OSCE en el Cáucaso.

Heidi Tagliavini fue también embajadora de Suiza en Moscú y Bosnia y Herzegovina.

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