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Suiza, en guardia contra la amenaza mafiosa

La justicia italiana clausuró en 2009 el antiguo Café de Paris en Roma, prodiedad de la mafia calabresa. Federico Fellini lo inmortalizó en la 'Dolce Vita'. Keystone

Las organizaciones criminales italianas, sobre todo la ‘Ndrangheta, encabezan la lista de preocupaciones del Gobierno suizo. Algunos sostienen que el país no está bastante equipado para luchar contra el fenómeno.

“La ‘Ndrangheta representa el principal peligro”: Al anunciar, a fines de marzo de 2012, las prioridades de su estrategia de lucha contra la mafia para el periodo 2012-2015, el Gobierno helvético no podía ser más explícito. Aunque Suiza no ha sido escenario de sucesos sangrientos como los ocurridos en Duisburgo en 2007 (seis calabreses muertos), las denominadas ’ndrine –clanes– se han establecido también en el país alpino.

La alerta del Consejo Federal no es una novedad para los observadores. Hace años que los magistrados, policías y algunos políticos advierten de que las organizaciones mafiosas italianas consolidan su presencia en Suiza. Una presencia, en el sentido físico del término, que se ha reforzado debido a la creciente presión que viven las mafias en Italia y la conquista del norte, que confirma la reciente oleada de arrestos en Lombardía.

Numerosas pruebas e indicios

No faltan pruebas e indicios que lo confirmen. En mayo de 2011, por ejemplo, un peligroso miembro de la ‘Ndrangheta que vivía plácidamente en Frauenfeld (cantón de Turgovia), fue detenido en Génova. Un par de meses antes, al concluir la operación Crimen 2, la dirección antimafia de Reggio Calabria (sur de Italia) destacaba la internacionalidad de los clanes calabreses con ramificaciones extendidas a Alemania y también a Suiza, especialmente en Frauenfeld y Zúrich. “En estas localidades se ha reproducido el modelo estructural de la ‘Ndrangheta calabresa”, escribía entonces el juez italiano encargado de las investigaciones preliminares.

Las escuchas telefónicas que constan transcritas en las actas no dejan lugar a dudas. Así, en una conversación se menciona a un presunto “Ntoni de Suiza” (diminutivo de Antonio) que pidió al capo Giuseppe Antonio Primerano, detenido en Italia en julio de 2010, permiso para ejercer su poder en Alemania y Suiza. Asimismo se escucha a Domenico Oppedisano –el capo de los capos detenido también en julio de 2010– hablar de   “sustraer una fianza de 20 millones de un banco en Suiza”.

Por razones geográficas obvias, la situación preocupa sobre todo a los cantones del Tesino y Valais (fronterizos con Italia), como declaró Jean-Luc Vez en una entrevista concedida al diario 24 Heures, de Lausana. El jefe de la policía federal, responsable de las investigaciones sobre crimen organizado, rehusó referirse a las pesquisas en curso.

Blanqueo, tráfico e inversión

Suiza es un destino muy apreciado en los círculos mafiosos por “la fortaleza de su economía y su plaza financiera, así como sus infraestructuras”, señala el Ministerio Público de la Confederación (MPC).

Una especia de plataforma logística, donde blanquear capitales, utilizando para ello no solamente los bancos y las agencias fiduciarias, sino también  mediante inversiones en el sector inmobiliario, por ejemplo. Es lo que reveló la sexta conferencia sobre blanqueo.

Suiza constituye también un lugar donde implantar tráficos ilícitos o buscar refugio. En 2010, “muchos miembros de los clanes criminales, entre ellos la ‘Ndrangheta, fueron extraditados a su país de origen y condenados a purgar largas penas de prisión”, señala la policía federal en su informe anual. “Algunos de ellos también habían cometido delitos en Suiza, sobre todo de tráfico de estupefacientes. Otros, sin embargo, se habían consagrado durante largos periodos a un trabajo común y corriente, sin llamar la atención.

Más vale tarde que nunca

Hace 25 años, el juez siciliano Giovanni Falcone ya había advertido a sus homólogos suizos de que tuvieran cuidado, ya que después del dinero llegarían también los mafiosos. ¿Suiza se quedó de brazos cruzados? La fiscalía se limita a señalar que desde 1994, con la introducción en el Código Penal del delito de asociación o apoyo a una organización criminal, los delitos penales son competencia de la Confederación. Hace diez años, pues, que los procedimientos son responsabilidad del Estado y, por ende, del MPC.

“Más vale tarde que nunca”, afirma, por su parte, Nicolas Giannakopoulos, fundador del Observatorio sobre Crimen Organizado de Ginebra. “Finalmente, Suiza ha decidido coger el toro por los cuernos. Ahora hay que ver cómo afrontar el problema. Cuanto más se tergiverse, más difícil será esclarecer las pistas. La única vía es estrechar la colaboración con las autoridades italianas, ya que todo parte de Italia y regresa a Italia”.

¿Medios suficientes?

Un primer paso en ese sentido fue la designación de un coordinador para la lucha antimafia, el procurador federal Pierluigi Pasi, basado en Lugano. “Disponemos de medios suficientes”, indica el MPC. Y precisa que la creación de esta nueva función constituye “un ejemplo concreto” de la voluntad de optimizar los recursos y coordinar las investigaciones con las autoridades italianas correspondientes. Una colaboración que el procurador nacional antimafia italiano, Pietro Grasso, califica de “excelente” en una entrevista con el diario ginebrino Tribune de Genève.

Hay quienes sostienen que un sistema federalista como el suizo no es muy apto para luchar contra este tipo de delincuencia. La clara repartición de competencias entre la Confederación y los cantones –en la que, por ejemplo, los cantones son responsables de la lucha contra el narcotráfico y el Estado de investigar el crimen organizado y el blanqueo de dinero–, constituye sin duda un obstáculo. En general, sin embargo, la cooperación funciona, si bien todo depende naturalmente de las personas implicadas, señalan a swissinfo.ch varios expertos que prefieren guardar el anonimato.

No es ahí donde reside la dificultad, subrayan, sino en las restricciones sobre ciertos métodos de investigación, que dificultan aún más difíciles las pesquisas en sí muy complejas cuando se trata de organizaciones extremadamente impermeables como la ‘Ndrangheta. Según los expertos, de poco o nada sirve recurrir a métodos como las escuchas telefónicas, los seguimientos o las infiltraciones informáticas, después de reunir las pruebas.

En ello coincide Nicolas Giannakopoulos: “Es muy complicado, como demuestran algunos casos recientes. Debemos seguir el ejemplo de Italia en lo que se refiere al embargo de bienes, que funciona muy bien, o la creación de equipos especializados y herméticos. La estructura jurídica suiza no es idónea. En la lucha contra la mafia no funcionan los métodos que se utilizan para detener a los ladrones de gallinas”.

Una descripción que, para algunos, puede resultar caricaturesca. El MPC sostiene que los actuales medios legislativos son suficientes para luchar contra el crimen organizado. Una misión que el nuevo fiscal general nombrado en septiembre de 2011, Michael Lauber, conoce de sobra, ya que fue el responsable federal de la lucha contra el crimen organizado entre 1995 y 2000. Otra señal de que esta vez el Gobierno suizo parece estar determinado a coger el toro por los cuernos.

A fines de febrero de 2012, el Tribunal Penal Federal de Bellinzona devolvió al Ministerio Público de la Confederación el acta de acusación contra trece supuestos miembros de la ‘Ndrangheta, debido a “irregularidades relevadas a nivel de participación de la defensa en los interrogatorios a los testigos de cargo […], lo que exige una serie de instrucciones complementarias, como lo explicita el nuevo Código de Procedimiento Penal”.

El caso implica a presuntos miembros de la mafia calabresa, sospechosos de traficar, desde 1994, drogas y armas en el eje Zúrich-Tesino-Italia. Se les imputan varios delitos, entre ellos violación de la ley de estupefacientes  y material bélico, así como blanqueo.

La investigación, abierta en 2002, tras recibir una información de las autoridades antimafia italianas, duró varios años.

En un estudio publicado en 2008, el instituto de investigación Eurispes, uno de los más destacados de Italia, estimó en cerca de 44.000 millones de euros la cifra de negocios de la ‘Ndrangheta. Esta suma equivale a cerca del 3% del PIB de Italia y sitúa a la ‘Ndrangheta en el nivel de multinacionales como Renault, Novartis o Nokia.

Casi dos tercios de su facturación provienen del narcotráfico (27.000 millones), el resto de mercados públicos, la prostitución, extorsión y el tráfico de armas.

Se estima que las cuatro principales organizaciones criminales italianas (Cosa Nostra, ‘Ndrangheta, Camorra y Sacra Corona Unita) facturan 130.000 millones de euros.

(Traducción: Belén Couceiro)

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