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El Salvador: Empleo y seguridad, principales desafíos

Salvador Sánchez Cerén, presidente electo de El Salvador, y su compañero de fórmula Oscar Ortíz, representantes ambos del FMLN. Keystone

El pasado domingo 9 de marzo una escasa mayoría del electorado dio el triunfo en las urnas al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) que continuará en el gobierno en los próximos cinco años. El Tribunal Supremo Electoral confirmó la madrugada del jueves (13.03) el resultado de los comicios.

El ahora presidente electo, profesor Salvador Sánchez Cerén, obtuvo 50.11 % de los votos, menos de un punto por encima de Norman Quijano, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA 49.89%). 

Sánchez Cerén, quien prestará juramento el 1o. de junio para el periodo 2014-2019, será el decimoprimer presidente electo desde inicios de los años setenta cuando estalló en El Salvador una guerra interna que duró  más de 20 años y que tuvo al FMLN como uno de los principales actores.

La firma del Gobierno y el FMLN de los Acuerdos de Paz de Chapultepec en en1992 en México, el fin de la guerra y la reconversión de la guerrilla en partido político, dieron un espaldarazo decisivo a la paz y la democracia en toda la región centroamericana.

La elección de un antiguo jefe guerrillero a la presidencia -por primera vez en la historia del más pequeño país centroamericano- constituye uno de los hechos particulares de estos comicios, enfatiza el sociólogo ginebrino Gerald Fioretta, corresponsable de la Asociación Nicaragua-El Salvador, organismo que promueve la solidaridad en la región.

Para  Romeo Rey, quien trabajó como corresponsal del periódico Tages Anzeiger en Latinoamérica, durante 25 años,  más allá del significado político de estos comicios, los grandes desafíos del nuevo Gobierno se centrarán particularmente en la esfera de su programa económico y de la seguridad ciudadana, temas que mantienen su impacto en el cotidiano de la población.

En la primera vuelta electoral del 2 de febrero el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) obtuvo 49% de votos y ganó en 13 de los 14 departamentos del país. Le sacó a la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA)  10 puntos de diferencia.

En el segundo turno electoral del 9 de marzo, el FMLN recogió 1.495.815 votos, que representan el 50.11 %. ARENA, obtuvo 49.89 %. Cada uno ganó en 7 departamentos.

Las leyes salvadoreñas reconocen como triunfador al partido que obtiene el 50% mas 1 voto del electorado.

A pocas horas de cerradas las urnas, el domingo 9 de marzo, ya estaban escrutados más del 99 % de los votos. Dada la diferencia mínima entre los dos candidatos,  el Tribunal Supremo Electoral esperó hasta la madrugada del jueves 13 de marzo para proclamar oficialmente al ganador.

En esos tres días se verificaron –siempre bajo la lupa de la  observación electoral internacional- las actas de todas las juntas receptoras de votos y un pequeño porcentaje de votos sujetos a control.

Desde el domingo por  la noche, ante la posición desafiante de ARENA, el candidato a presidente del FMLN llamó a la calma y al diálogo nacional al que convocó a todos los sectores de la población: partidos políticos, sindicatos, asociaciones campesinas, representantes académicos…

Comicios: “victoria ciudadana”

El triunfo del FMLN por apenas un 0.22% de diferencia en los votos “puede tener una repercusión política en el futuro Gobierno que deberá implementar su programa en consenso con la oposición”, explica Gerald Fioretta quien en febrero pasado integró una delegación helvética de observación de los comicios salvadoreños.

Se puede afirmar que la campaña electoral del FMLN y las elecciones han constituido “una gigantesca escuela de pedagogía social con una intensa participación social. Son una real victoria ciudadana”, enfatiza Fioretta.

En su opinión, mirar al futuro del nuevo Gobierno implica también “reconocer el paso adelante que significaron las dos vueltas electorales en el reforzamiento de la democracia salvadoreña. Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como numerosas misiones de observación electoral reconocieron la transparencia del proceso”.

El resultado, aunque ajustado, complementa Romeo Rey, “representa un certificado de madurez política extendido por la mayoría del electorado salvadoreño. Durante cinco años, el FMLN acompañó a un presidente que era su aliado (ndr: Mauricio Funes), cuya independencia política fue evidente. Ahora se pronuncia por un candidato que encarna la propia historia del partido”.

El nuevo Gobierno

Si bien el periodo de Funes estuvo marcado por la “clara reorientación social que lo diferenció de gobiernos anteriores”, el reto principal a partir del próximo 1o. de junio “serán la reformas estructurales más urgentes que exige la realidad salvadoreña para profundizar la justicia social”, anticipa Rey.

Fundamentalmente en el terreno económico, “donde se han hecho hasta ahora concesiones a los sectores más poderosos del país y a muchas empresas trasnacionales”, argumenta el autor de La Riqueza Depredada, Bajo el signo del Che y Solidarity, tres obras de referencia para interpretar la actual dinámica  latinoamericana.

La creación de empleo y la reducción del costo de la vida constituyen los dos primeros de los 10 ejes del Programa de Gobierno El Salvador adelante, propuesto por Sánchez Cerén, explica Romeo Rey.

Los tres objetivos principales son: reforzar la política social en ejecución –especialmente salud y educación-; consolidar el Estado y la participación ciudadana y acelerar la integración regional en la perspectiva de crear una Unión Centroamericana.

Tal como lo reconoce el FMLN, la resolución del desempleo, de la injusticia y de la vulnerabilidad de extensos sectores sociales se mantienen como las preocupaciones torales de la población. Para brindar respuestas certeras el gran desafío será elevar las tasas de crecimiento y mejorar la calidad del mismo.

Según su programa, complementa Gerald Fioretta, el nuevo Gobierno apuesta a incrementar la producción industrial y agropecuaria, desarrollar el turismo y reducir el costo de la energía, promover las exportaciones y desarrollar una economía popular, además de impulsar la solidaridad como base para la creación de nuevos puestos de empleo.

Muchas de esas medidas exigen, sin embargo, movilizar al conjunto de la nación. El resultado ajustado de la segunda vuelta puede anticipar, sugiere Gerald Fioretta, que el FMLN deba seguir haciendo concesiones a la oposición para lograr consensos básicos de gobernabilidad, especialmente por no contar con la mayoría legislativa.

Y por eso, en el terreno político, “las próximas elecciones legislativas y municipales  de marzo del 2015, constituyen un reto principal para todas las fuerzas políticas. Entre los partidos de oposición, para evitar perder la mayoría, y en el Frente Farabundo Martí, para avanzar hacia esa mayoría que le facilitaría implementar, a partir del 2015,  reformas más profundas”, explica.

El Salvador y América Latina

Las posibilidades de avances en El Salvador, en particular, y en Centroamérica, en general, “deben ser analizadas en el marco de lo que vive todo el continente latinoamericano”, reflexiona Romeo Rey.

En los últimos años, la coyuntura económica internacional fue favorable, “dado que las materias primas tuvieron precios tendencialmente favorables”. Sin embargo, esta coyuntura no va a durar eternamente”, advierte.

Y por eso, El Salvador deberá  avanzar en reformas más de fondo. Lo que implicaría en lo económico, “controlar el presupuesto, aumentar los impuestos a los que tienen más recursos y una política de gastos cautelosa. Lo que podría confrontar a un dilema al nuevo ejecutivo: avanzar con medidas económicas de fondo en un país polarizado electoralmente.

Por otra parte: ¿logrará comprender el 50.11% de la población que le dio su voto al FMLN una política de Gobierno de paso a paso y sin giros radicales a pesar de la gran deuda social que pesa sobre el país?  

La gente va a entender que no puede conseguir todas las mejoras esperadas a la vez. Pero espera respuestas inmediatas a nivel de empleo y la carestía y, además, del control de la inseguridad ciudadana”, argumenta.

Pero es importante además ser claros en la ejemplaridad de la gestión. Sin una lucha consecuente e incansable contra la corrupción, no se va poder llegar a buen puerto. Eso es lo que nos enseñan muchas realidades latinoamericanas actuales”, concluye Rey.

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