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Venta de armas y componentes, bajo los reflectores

Se incrementa la separación entre manufactura de armas y sus componentes. Keystone

El gobierno suizo es regularmente objeto de críticas sobre la exportación de armas de fuego. El reciente bloqueo de una venta de componentes de armas a Estados Unidos puso recientemente de relieve aspectos poco conocidos del comercio mundial de armas.

El gobierno vetó en enero un contrato por más de 400 mil francos para la venta de componentes de revólveres a Estados Unidos con el argumento de que las armas  – ensambladas en el país americano para su exportación posterior a Arabia Saudita – podrían ser utilizadas en la violación de derechos humanos.

Las más recientes estadísticas sobre las licencias suizas de exportación de armas y sus componentes – que van desde equipos electrónicos, software, osciloscopios, cañones, tornillos y gatillos- han hecho que pacifistas y grupos de derechos humanos expresen serias dudas sobre la aplicación de la ley de material de guerra.

En los últimos 12 años, el porcentaje de exportaciones de componentes se ha más que duplicado – de 26% a 46%, para totalizar 925 millones de francos  (989,2 millones de dólares) en 2012- en comparación con las licencias concedidas a los sistemas de defensa o armas completas.

Tanto el grupo pacifista Suiza sin Ejército como Amnistía Internacional sospechan que algunos productores podrían haber cambiado sus actividades comerciales para tratar de eludir la estricta legislación suiza sobre las exportaciones de armas.

Las dos organizaciones no gubernamentales también han señalado las que consideran deficiencias en la política de información de la unidad del Ministerio de Economía responsable de la exportación de armas.

Sin embargo, la Secretaría de Estado de Economía (Seco) rechaza las acusaciones.

“Suiza ha sido reiteradamente elogiada por una investigación independiente, en virtud de su información transparente sobre el comercio de armas pequeñas y ligeras. No creo que seamos menos transparentes cuando se trata de otras armas”, dice Simon Plüss, alto funcionario de la unidad de control de exportación de Seco.

Falta de transparencia

Jo Lang, miembro destacado del grupo pacifista, sin embargo, acusa a la administración de “falta sistemática de transparencia”.

“Solamente informan al público cuando se ven obligados a hacerlo”, dice. Añade que la exportación de bienes militares especiales y que pueden ser utilizados con fines civiles o militares, no aparece en las estadísticas regulares sobre exportaciones de armas.

Patrick Walder, del capítulo suizo de Amnistía Internacional, se muestra más prudente. Reconoce que Suiza es uno de los países más transparentes en lo que respecta a las ventas de armas.

Sin embargo, “una (política) de información más activa de Seco es imaginable, por ejemplo sobre las formas utilizadas por la industria para eludir las regulaciones”, estima.

Walder se pregunta qué tan eficiente puede ser el control de los usuarios finales de las armas suizas y los componentes. Alude en particular a una cláusula que facilita las ventas a empresas privadas extranjeras, cuando el costo de producción de los componentes representa menos de la mitad de los costos totales de un arma.

La aprobación del Parlamento

En un artículo publicado en enero, el diario zuriqués Tages Anzeiger acusó al gobierno y a la administración de encubrir la práctica regular de soslayar  explícitamente las excepciones hechas para facilitar las exportaciones a un grupo de 25 beneficiarios, socios comerciales de larga data de Suiza.

Se trata en su mayoría de países europeos, además de Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón y Argentina.

Una mayor crítica concierne los cálculos suizos de costos que supuestamente socavan las estrictas regulaciones.

Seco sostiene que Suiza aplica normas de cálculo internacionales.

“Las excepciones a las disposiciones restrictivas de exportación fueron aprobadas por el Parlamento. Además, la ley establece que el Gobierno informa a la comisión de control parlamentario sobre una base anual en torno a la exportación de armas”, dice Plüss.

Insiste en que los exportadores que gozan de condiciones especiales tienen que cumplir una serie de requisitos.

Globalización

El gobierno, la industria e incluso las ONG están de acuerdo en que el aumento de las licencias de exportación es principalmente una consecuencia de la globalización de la producción y el comercio en los ámbitos militar y civil.

“Cada vez son menos las empresas suizas que venden sistemas completos de armas. En cambio, piezas o componentes son producidos y exportados para su ensamblaje en otros lugares”, dice Ivo Zimmermann, portavoz de la industria suiza de maquinaria (Swissmem).

En una línea similar, el pacifista Lang señala la persistente división del trabajo entre fabricantes especializados – un hecho que hace que las normas vinculantes sean aún más urgentes, en su opinión.

El primer Tratado de Comercio de Armas internacional jurídicamente vinculante (TCA) fue aprobado por la Asamblea General de la ONU en marzo pasado.

El acuerdo se produjo luego de años de negociaciones y dos conferencias en los últimos diez meses.

El TCA regula el acuerdo global, por 70 mil millones de francos, en armas convencionales, incluidos tanques, vehículos de combate, sistemas de artillería, aviones de combate, buques de guerra, misiles, fusiles y pistolas.

También cubre componentes de armas y municiones. Las armas nucleares, químicas y biológicas no están incluidos en el TCA.

El tratado prohíbe a los gobiernos la exportación de armas a países que violan los derechos humanos y el derecho humanitario o cometen genocidio u otros crímenes de guerra.

Cabildeo

Seco previene contra las interpretaciones abusivas que circulan en materia de exportación de componentes de armas. El número de licencias concedidas no es necesariamente equivalente a las ventas efectuadas, explica Plüss. También hace hincapié en que no hay  un aumento lineal de 100 millones de francos en 2000 a 925 millones el año pasado.

La industria de la producción de partes rechaza las versiones en el sentido de que el aumento de las exportaciones de componentes obedece a un endurecimiento de las regulaciones sobre las exportaciones de armas.

Zimmermann apunta que la industria no está en contra de las restricciones a las exportaciones de armas en general. “Pero es fundamental que los países europeos tengan igualdad de condiciones para evitar una competencia discriminatoria”.  

Declina confirmar las informaciones de que la industria podría aumentar los esfuerzos de cabildeo para bajar los estándares suizos en las normas de exportación con base en las estipulaciones del recién aprobado Tratado de Comercio de Armas internacional (TCA).

En ese tenor, Amnistía Internacional ha expresado su preocupación de que la industria pueda utilizar los resultados de la conferencia de la ONU, en Nueva York, en marzo, para impulsar concesiones adicionales. El grupo de derechos humanos sostiene que Suiza tiene una responsabilidad especial como país neutral con una larga tradición humanitaria.

Plüss rechaza que haya presión de los fabricantes de armas sobre  la administración y desestima que el tratado internacional tenga un impacto importante en la legislación suiza.

Sin embargo, subraya que un llamado hecho por el Parlamento en 2010 para que el gobierno relajara las normas de exportación de material de guerra desencadenó una cierta actividad en el plano político.

La ley de 1996 sobre las exportaciones de material de guerra y sus reglamentos adicionales requiere licencias gubernamentales que se conceden bajo ciertas condiciones.

La ley se ha reforzado en varias ocasiones, en particular con la prohibición de exportaciones a países involucrados en conflictos, la introducción de inspecciones de envíos postales y una cláusula sobre reexportaciones.

En noviembre de 2009, los votantes suizos rechazaron una prohibición total de exportaciones de armas.

Las últimas cifras muestran que las exportaciones de material de guerra se desplomaron a 700 millones de francos en el 2012 – 20% menos que el año anterior. Alemania, los Emiratos Árabes Unidos, Italia, los EE.UU. y la India fueron los principales importadores.

El Ministerio de Economía aprobó poco menos de 2.400 solicitudes de exportación de armas el año pasado.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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